Coronavirus: las salas de terapia intensiva bajan su ocupación y se destinan a otras patologías
La caída de contagios provocó que los hospitales y clínicas privadas deban refuncionalizar la infraestructura; la demanda está en los niveles más bajos desde que comenzó la pandemia
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La segunda ola de Covid-19 puso al límite los servicios sanitarios con una aceleración de contagios mayor que la del primer brote. En abril pasado las unidades de terapia intensiva (UTI), del sector público y privado, tenía una ocupación que en algunos casos superaba el 90% y las proyecciones no eran alentadoras: si la demanda se mantenía constante la saturación podría ocurrir en semanas. La infraestructura sanitaria soportó, como pudo, la mayor exigencia de la pandemia y hoy la situación se encuentra en el otro extremo de aquellos peores días.
En el área metropolitana, quizás donde mayor presión hubo por la demanda de camas para pacientes graves, la ocupación se encuentra en los niveles más bajos desde que comenzó a subir la ola de contagios. Lo mismo ocurre en las provincias que también atravesaron momentos críticos y debieron recurrir, en algunos casos, a las derivaciones interjurisdiccionales para no dejar pacientes sin atención.
Esas áreas hoy están siendo reorientadas hacia otras patologías, muchas de ellas que habían dejado de ser prioritarias ante el avance del coronavirus. Una evidencia más del curso de la enfermedad que en el país lleva 18 semanas consecutivas de descenso en el número de casos, con una disminución del 37,5% de infectados y del 59,4% de fallecidos en los últimos 14 días.
En la Ciudad de Buenos Aires la ocupación en las UTI de pacientes con Covid-19 en hospitales públicos es del 4,1%, cuando llegó a estar cerca del 90%, con 25 camas ocupadas de 600 disponibles. Para el caso de los contagiados moderados es aún más baja, del 2,4%, con 36 camas de 1500 en total; en enfermos leves es del 2,6% (131 sobre 5000).
Contagios en el país
En el sector privado ocurre algo similar con salas UTI de algunas clínicas que ya no cuentan con pacientes internados con coronavirus. Según los últimos datos oficiales, la ocupación para enfermos con Covid-19 es del 16,2% (199 camas ocupadas sobre 1222 disponibles) y del 11,6% para moderados (295 sobre 2530). En todo el país la ocupación total de camas UTI es del 36%.
La infraestructura disponible se redistribuye en forma constante de acuerdo con la necesidad, explican desde el Ministerio de Salud de la ciudad, como se hizo durante la primera y segunda ola. La diferencia, en estos momentos, que se apunta a reforzar la demanda de otras patologías de manera muy progresiva, yendo lentamente hacia la dinámica habitual antes de la pandemia.
Fallecidos diarios
Sin embargo, la amenaza de la variante delta aún sigue latente y de acuerdo con lo que ocurra en las próximas semanas el sistema podría readecuarse si es necesario cubrir un rebrote. “Ahora el sistema está más fuerte y el personal, más entrenado, por lo que estamos mejor si tenemos que atajar un repunte de casos por delta. No se termina de saber qué pasará con la nueva variante”, deslizan desde el gobierno porteño.
Privado y provincia
En el sector privado la demanda había llegado al 95% en algunas clínicas o sanatorios que debieron exigir al máximo sus instalaciones colocando unidades de cuidados intensivos en salas de parto, quirófanos y otras áreas. Después de esa situación crítica la progresiva disminución en el número de casos le permitió recuperar la atención en otras patologías.
“En estos momentos, por la situación difícil de financiamiento que atraviesa el sector, sería imposible no usar todas las camas disponibles de acuerdo con la demanda de atención que haya. Todas las camas disponibles de UTI se usan porque el sector está atravesando un momento complicado”, explican fuentes del sistema privado de salud. “La transformación de las áreas Covid a no Covid se viene realizando gradualmente. Ya no quedan camas críticas Covid, pero de volver a tener un brote, estamos preparados para adecuarlas nuevamente”, agregan.
En la provincia de Buenos Aires las salas UTI tampoco se vaciaron, sino que se reemplazaron con otras patologías como cuadros oncológicos o infecciones graves, postquirúrgicos que requieren una internación de 48 o 72 horas, pacientes cardiovasculares, entre otros. La ocupación promedio es del 52% y de los 80 hospitales provinciales en al menos 50 ya no hay pacientes con Covid-19 en terapia intensiva.
“Los hospitales de derivación, como el San Martín y el San Juan de Dios de La Plata o el Eva Perón de San Martín, sí tienen pacientes con coronavirus, pero son personas que no estaban vacunadas o que solo tenían una dosis y no hicieron anticuerpos al momento de contagiarse. Pero son cuadros leves, muchos que se manejan de manera ambulatoria”, cuenta Juan Riera, director provincial de Hospitales.
La evolución de la vacunación
Además los ocho hospitales modulares que funcionan en las Unidades de Pronta Atención (UPA) de Mar del Plata y el conurbano, con 24 camas UTI y 56 de cuidados intermedios, no están operativos aunque continúan instalados por si se necesita ponerlos en funcionamiento nuevamente.
“Se están recuperando las atenciones que se perdieron durante meses. Consensuamos con los directores de los hospitales y coincidimos en que aquellas camas UTI instaladas en otras áreas, ya no estén más, aunque si se requieren se complejizan en forma inmediata con un respirador y todo lo necesario”, agrega Riera.
“Lo peor ya pasó”
Para el médico infectólogo Ricardo Teijeiro, la decisión de las autoridades sanitarias es acertada porque “no tiene ningún sentido dejar de usar las instalaciones por si hay un rebrote” cuando hay otras necesidades por cubrir. “De ninguna manera esperaría para asignar la infraestructura a otras áreas que no pudieron ser atendidas durante la pandemia. Hay una deuda muy grande, muchas patologías que quedaron sin atender porque los pacientes no asistían”, sostuvo.
Teijeiro opina que “lo peor ya pasó” por la circulación del virus pero, además, el aprendizaje del personal de salud para cubrir la enfermedad. “Desde que comenzó la pandemia se refuncionalizaron todos los hospitales, todos los sistemas de atención. Si llega a haber un brote, se hace de nuevo, no es un problema. Estamos monitoreando todo para saber si puede pasar, aunque si ocurre la ola será menor que la anterior”, pronosticó.
En cambio, el neurólogo Conrado Estol pidió que los hospitales tengan en cuenta que un rebrote por la variante delta es inevitable teniendo en cuenta la experiencia internacional. “Hace tres semanas, en Perú, había 34 casos de delta, hoy ya hay 540 y dicen que en tres o cuatro semanas podrían tener un rebrote. El día que delta pasa el 50% de prevalencia, es decir, la mitad de todos los infectados por día, en poco tiempo empieza el brote. Puede no pasar, pero por lo que la pandemia no terminó ni mucho menos. Hay que estar preparado por un eventual brote en los próximos dos meses”, anticipó.
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