Coronavirus en la ciudad: uno de cada cuatro muertos vivía en un geriátrico
Aunque el número de nuevos contagios enla ciudad de Buenos Aires se estabilizó en las últimas semanas, la situación que se vive en los geriátricos y residencias para adultos mayores no parece seguir el mismo camino. Allí, se detectan cada vez más infectados y los muertos ya representan un 25 % del total de fallecidos en la Capital.
Según los datos difundidos esta mañana en conferencia de prensa por el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, ya son 321 residencias o geriátricos los que detectaron casos. Esto representa dos tercios del total de hogares habilitados en la Capital, que ascienden a 483. Delos 20.000 alojados en residencias, 2937 (cerca del 15%) contrajeron el virus SARS-CoV-2 y 348 (el 1,74%) fallecieron.
El crecimiento de casos y de instituciones afectadas en las últimas semanas se dio a un ritmo constante. Por día, cuatro geriátricos y 52 personas se sumaban a la lista de afectados por el virus que fue declarado pandemia en marzo pasado.
De mantenerse este ritmo, en cuarenta días la totalidad de los geriátricos estarían alcanzados por el virus y los infectados estarían en el orden de los 5000.
En diálogo con LA NACION, el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, analizó los datos y alertó: "Hoy el núcleo de la cuestión es el tema del personal, cada vez hay menos y está más desgastado. A menor cantidad de personal, mayor fragilidad en la atención de los pacientes".
"No solo se restringe el personal que ya trabaja. Tampoco hay en plaza gente para asistencia directa que esté dispuesta a trabajar porque es por poca plata y hay mucho riesgo. Estamos en una encrucijada. La pandemia está mostrando un problema estructural de los geriátricos", dijo Semino.
El Defensor también detalló que en la ciudad de Buenos Aires se avanzó con algunos protocolos, y dijo que la situación en el conurbano es más caótica y que no se cuentan con datos estadísticos consolidados de los afectados residentes en geriátricos. Además, recordó que, históricamente, este es el periodo del año con mayor fallecimiento de adultos mayores.
"El personal está estresado y desgastado. Es un trabajo muy cercano con las personas. Es algo íntimo y de cercanía que también se transforma en algo emotivo. Entonces, cuando se contagia un paciente o se muere. El personal se cae anímica", dijo Semino.
En el caso del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI), según datos informados a LA NACION, de los cinco millones de afiliados con los que cuenta, hay 15.418 los infectados, que incluyen a los residentes en geriátricos porteños. De este total, ya se recuperaron 1176 y 1974 murieron.
El protocolo que rige hace dos meses
"Cuando se encuentra un caso sospechoso de coronavirus, se solicita el traslado de manera preventiva según su cobertura médica. Luego la persona es testeada y su tratamiento continúa de acuerdo a sus necesidades particulares: edad y enfermedades preexistentes, por ejemplo", habían dicho desde el gobierno porteño a LA NACION al cumplirse un mes del protocolo de salud especialpor el coronavirus.
"Además, se identifica a los contactos estrechos de la persona sospechosa y se aíslan, de manera tal de contener la propagación del virus dentro del establecimiento. Luego se actúa según los resultados: si es positivo, se deriva al paciente a un hospital para que reciba los cuidados necesarios", agregaron. Los residentes de geriátricos, al ser mayores de 65 años, son trasladados a hospitales.
En caso de que el procedimiento involucre al Servicio Ambulatorio Médico de Emergencia (SAME) y a un paciente mayor de 65 años, se deriva al paciente a una residencia en Parque Chacabuco, en donde viven más de 150 adultos mayores.
En el edificio trabajan cerca de cincuenta empleados que asisten a diario a los adultos mayores. Todos los residentes del lugar fueron testeados por personal de SAME para confirmar o descartar el posible contagio. Todos los profesionales que forman parte del operativo se desinfectan antes de subir a la ambulancia y se visten con el equipo de protección personal (EPP) que incluye botas, mameluco, camisolín, barbijo, dos pares de guantes, cofia y máscara de protección facial.
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