Coronavirus: Cuando los peores síntomas del paciente no son respiratorios, sino cardíacos
El paciente de 64 años ingresó a un hospital de Brooklyn con síntomas coincidentes con los de un infarto severo. El electrocardiograma reveló un ritmo cardíaco preocupante y desalentador, y el análisis de sangre mostró elevados niveles de una proteína llamada troponina, que suele ser evidencia de daños en el músculo cardíaco. Los médicos rápidamente intentaron desbloquear las arterias tapadas, pero descubrieron que no había arterias tapadas…
El paciente no estaba sufriendo un infarto: el culpable era el coronavirus.
Tras 12 días internado, el paciente de Brooklyn se recuperó y ya está en su casa, pero en otros lugares de Estados Unidos y el extranjero se han reportado casos similares que desconciertan a los médicos. En medio de la pandemia, ¿qué debe hacer un médico que recibe un paciente que al parecer está sufriendo un infarto? ¿Primero tiene que descartar la presencia de coronavirus, o es una pérdida de valioso tiempo para la mayoría de los pacientes que realmente están sufriendo un infarto?
¿Habría que hacerle el test de coronavirus a todos los pacientes que exhiban elevados niveles de troponina en sangre, para verificar si el virus ha afectado el corazón?
"No sé cuál es la mejor respuesta", dice el doctor Nir Uriel, cardiólogo de la Universidad de Columbia y de la Escuela de Medicina Weill Cornell de Nueva York.
El paciente de Brooklyn tenía miocarditis, una inflamación del músculo cardíaco que ya se ha observado en pacientes con otras infecciones virales, como el MERS –también causado por un coronavirus– y la gripe porcina H1N1.
Pero el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad que conocemos como Covid-19, ataca principalmente los pulmones, causando neumonía en los casos más graves. Convencidos de que solo afecta los pulmones, muchos cardiólogos pensaron que el coronavirus estaba fuera de su especialidad.
"Pensábamos en los pulmones, los pulmones y nada más, y que nuestro rol era meramente de apoyo", dice el cardiólogo John Rumsfeld, director científico de la Sociedad de Cardiología de Estados Unidos. "Y después, de pronto, empezamos a enterarnos del posible impacto directo sobre el corazón."
El viernes, la revista médica JAMA Cardiology publicó un informe sobre problemas cardíacos entre pacientes con coronavirus en Wuhan, China.
El estudio, liderado por el doctor Zhibing Ly en el Hospital Zhingnan de la Universidad de Wuhan, descubrió que el 20 por ciento de los pacientes internados por Covid-19 presentaban alguna evidencia de daño cardíaco.
Muchos de ellos no tenían enfermedades cardíacas prexistentes, pero sus electrocardiogramas arrojaban resultados anormales, como el paciente de Brooklyn, además de elevados niveles de troponina en sangre, incluso tan altos como los de pacientes víctimas de infartos.
El estudio reveló que el riesgo de vida entre esos pacientes se cuadruplicaba, en comparación con pacientes sin complicaciones cardíacas.
JAMA Cardiology también publicó un informe de médicos italianos sobre una mujer de 53 años con un corazón previamente sano que desarrolló miocarditis a causa del coronavirus.
Como en el caso del paciente de Brooklyn, el electrocardiograma de la mujer italiana era anormal, y su análisis de sangre también revelaba altos niveles de troponina. Debido al brote de coronavirus en Italia, a los médicos se les ocurrió hacerle el test del virus y descubrieron que estaba infectada.
El doctor Enrico Ammirati, experto en miocarditis del Hospital Niguarda, de Milán, que fue consultado por el caso, dijo que los problemas cardíacos de la mujer muy probablemente fueron causados por la respuesta del sistema inmunológico del cuerpo ante la presencia del virus.
Pero es tan poco lo que se sabe del nuevo patógeno, que también se ignora por qué la infección daña el músculo cardíaco.
"La miocarditis puede ser causada ya sea por el virus mismo, o por la respuesta inmunológica e inflamatoria del cuerpo antes la presencia del patógeno", dice el doctor Scott Solomon, cardiólogo de la Escuela de Medicina de Harvard.
Los pacientes infectados que desarrollan miocarditis no necesariamente tienen más carga viral en sus cuerpos que quienes no desarrollan esa condición", agrega Solomon.
Es posible –aunque todavía no ha sido verificado–, que la miocarditis se produzca cuando el sistema inmunológico del cuerpo se descontrola en su intento por repeler al coronavirus, bombeando niveles tan excesivos de un tipo de proteínas llamadas citocinas, que termina causando una inflamación que daña tanto los pulmones como el corazón.
Ese cuadro, llamado "tormenta citocínica" o síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, es más grave entre los adultos mayores y personas con enfermedades crónicas de base. Esa es la principal causa de las graves complicaciones respiratorias que pueden llevar a la muerte en pacientes con coronavirus, señala Solomon.
Las citocinas también fomentan la coagulación sanguínea e interfieren con el mecanismo de disolución de trombos que tiene el cuerpo, dice el doctor Peter Libby, cardiólogo de la Escuela de Medicina de Harvard. Los trombos en las arterias coronarias pueden bloquear el paso de la sangre y provocar un infarto.
Otra posibilidad, dice Libby, es que algunos pacientes con coronavirus desarrollen problemas cardíacos como consecuencia de la infección en sus pulmones.
"Como los pulmones fallan, ingresa menos oxígeno al cuerpo, y eso aumenta el riesgo de arritmias", dice Libby.
Al mismo tiempo, la fiebre que provoca el virus acelera el metabolismo corporal y el bombeo de sangre del corazón. Como resultado, hay mayor demanda de oxígeno y menor cantidad disponible del mismo, un desequilibrio que el corazón no logra compensar y que pone en riesgo el músculo cardíaco.
Pero los expertos dicen que tampoco puede descartarse que el coronavirus ataque de manera directa, y no indirecta, el corazón.
Hace unos días, un paciente con coronavirus murió en Seattle tras experimentar un "bloqueo cardíaco": las señales eléctricas que se originan en la parte superior del corazón, y que marcan el ritmo cardíaco normal, no llegaban a la parte inferior del órgano.
La doctora April S. Stempien-Otero, cardióloga de la Universidad de Washington, tiene la esperanza de que la autopsia permita saber si el virus atacó de manera directa el corazón del paciente.
"Primero pensamos que era un bloqueo cardíaco típico de las personas mayores", dice Otero. "Pero de pronto se nos ocurrió que podía ser directamente el virus".
A partir de ahora, dice la experta, "tenemos que pensar que tal vez esté pasando eso".
The New York Times
(Traducción de Jaime Arrambide)
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