Coronavirus: por qué los oxímetros de pulso son tan importantes y cómo se usan
También conocidos como saturómetros, ganaron lugar en los botiquines de los argentinos; en el último hot sale, a principios de mes, fueron una de las ofertas más clickeadas
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Son pequeños, se colocan fácilmente en el dedo índice y pueden detectar un factor que se debe vigilar de cerca en las infecciones por coronavirus: el nivel de oxígeno en sangre. Los oxímetros de pulso, también conocidos como saturómetros, ganaron lugar en los botiquines de los argentinos. Tanto, que fueron una de las ofertas más clickeadas en el último Hot Sale de principios de mes, según informó la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE). Junto a barbijos y alcohol en gel estos dispositivos lideraron el rubro de Cosmética y Belleza en tiempos de pandemia. Se pueden conseguir a partir de los 3000 pesos.
La principal alerta que pueden aportar es la de cuándo se debe ir a una guardia. Según explica Luis Landri, Jefe de Área de Terapia Intensiva del Garrahan, la sensación de “falta de aire” es variable de persona a persona —no es lo mismo para alguien que vive en una zona de altura que otra persona de la llanura— pero de todas formas una saturación por debajo de 90 suele dar sintomatología: hay umbrales por debajo de lo cuales hay “sed de aire”.
Lo que sucede particularmente en las neumonías por Covid es que tal vez el paciente no siente falta de aire pero tiene hipoxemia (bajo oxígeno en sangre): esto se debe a que tal vez hay buena mecánica ventilatoria, pero la oxigenación en la sangre sigue siendo baja.
”Hasta los 93 de saturación se puede monitorear y consultar al médico: con 92 ya hay que ir a la guardia porque se puede necesitar oxígeno en breve”, define. El peligro es que por debajo de 90 se puede comprometer la entrega de oxígeno a los tejidos, necesario para el funcionamiento de todos los órganos.
Un estudio que acaba de ser publicado en la revista Influenza and Other Respiratory Virus dio cuenta de esta falta de percepción del bajo oxígeno en sangre. Se analizó a 1095 individuos hospitalizados por Covid en Estados Unidos y se observó que, si bien era frecuente que tuvieran baja saturación de oxígeno y respiración anormalmente acelerada, muy pocos reportaron sentir falta de aire o tos al ser ingresados, independientemente de la saturación en sangre. Cabe aclarar que se trataba de pacientes internados con algún tipo de factor de riesgo adicional y los autores del estudio advierten que estas conclusiones pueden no ser generalizables a los pacientes no hospitalizados.
Elena Obieta, médica infectóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, advierte que no todos los oxímetros de pulso tienen la misma sensibilidad, por lo que siempre se deben usar bajo supervisión médica: puede suceder que se utilicen con las manos demasiado frías o las uñas pintadas, no se capte bien el oxígeno y la persona se asuste innecesariamente. El modo correcto de utilizarlo sería medir el oxígeno en sangre, realizar un ejercicio leve como subir una escalera y ver si con eso baja la oximetría.
Indicador
“El nivel ideal de oxígeno en sangre en el contexto de Covid es arriba de 96 o 97. De hecho cuando nosotros tenemos un paciente con 93 lo empezamos a mirar distinto: se le saca sangre arterial para determinar los gases en sangre y se realiza una radiografía de tórax. La oximetría de pulso es un indicador, es la previa que nos permite después alertar y hacer todo lo demás”, explica.
Para la especialista, una persona debe acudir al hospital cuando le falta el aire, tenga o no oxímetro. Y para el caso, sería más efectiva una videollamada con el médico para evaluar si la persona tiene dificultad respiratoria. “Me parece mucho más importante que la gente tenga un termómetro en la casa y que mantenga condiciones de aislamiento a que todo el mundo salga como loco a comprarse un oxímetro”, explica.
Cuando le informaron que su tomografía había revelado una neumonía bilateral por coronavirus, a Susana Benito, una docente porteña de 57 años, no le hizo gracia quedarse internada en el sanatorio. Era principios de abril y logró negociar que la dejen volver a su hogar con una condición: debía medirse frecuentemente la saturación de oxígeno. “Me compré el aparatito y me medía a cada rato. Me resultó muy cómodo poder controlarme desde casa” explica. Ella sabía que si el oxímetro indicaba 90 debía salir disparada para la guardia y llamar al médico. Por suerte, no fue necesario.
“No creo que el uso del oxímetro hogareño sea fundamental, pero sí que puede ser de ayuda”, apunta Martín Hojman, médico infectólogo del Hospital Rivadavia y Coordinador de la Red de Infectología de CABA. Para el especialista, es un tema que tiene que ver más que nada con la precaución. “Yo creo que está bien decirles a los pacientes que si pueden se saturen y si notan una baja, avisen”.
Desde su punto de vista, a veces la saturación baja no se correlaciona con la clínica o con la percepción del paciente: se sienten bien pero saturan bajo. Apenas una salvedad: en algunos casos la fiebre puede hacer bajar un poco la saturación. Pero esto no sucede siempre.
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