Coronavirus: barbijos y pupitres individuales, las medidas que se dispusieron en el mundo para el regreso a clases
LA NACIONSoledad Vallejos
En Alemania, Japón y Uruguay, ya no hay compañeros de banco. Ahora los alumnos tienen que usar barbijo y sentarse en pupitres individuales, a una distancia de 1,8 metros entre sí, como recomienda la Organización Mundial de la Salud . En China, además, hay un maestro auxiliar que recorre las aulas para tomarle la temperatura a los estudiantes y controlar que nadie tenga fiebre. En Dinamarca, solo se permite la interacción entre un máximo de tres chicos, y en Francia no puede haber más de 15 alumnos por clase.
Mientras en la Argentina aún se discute la fecha de regreso y cuáles serán las medidas que se implementarán en el retorno a clases, algunos países ya empezaron a darle forma a esa nueva rutina escolar, con pautas establecidas y distintos esquemas de enseñanza. Por la pandemia del Covid-19, las clases presenciales se suspendieron en casi todo el mundo, y la educación a distancia fue la única manera de seguir adelante. Más de 1235 millones de niños y jóvenes se vieron afectados por el cierre de escuelas en 168 países, lo que representa a más del 70 % de los estudiantes de todo el mundo, según datos de Unesco.
El informe "¿Cómo será la vuelta a clases?", del Observatorio Argentinos por la Educación y con la autoría de Gabriela Azar, directora del departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina (UCA), explora algunas de las principales modalidades que ya comenzaron a ponerse en práctica en los países que comenzaron paulatinamente con la reapertura de las escuelas, y describe los casos de Dinamarca, Alemania, Francia, Corea del Sur, Israel, China, Vietnam, Madagascar y Uruguay, entre otros.
Cien días sin ir a la escuela
En esos países que ya retomaron su ciclo lectivo de manera presencial, el período que duró la suspensión de clases fue diverso. En Dinamarca se extendió por 23 días. Fue el cierre más breve de todos. En Inglaterra y Finlandia, según datos del informe, el regreso está anunciado para el 1° próximo, cuando se cumplan los 50 días. En la Argentina, la fecha que hoy se discute en el Ministerio de Educación de la Nación es el 1° de agosto; lo que elevaría ese número a 100 días sin clases presenciales. De acuerdo con el trabajo del Observatorio Argentinos por la Educación, en el continente americano todavía ningún país tiene planificada una vuelta a clases extendida para todos sus alumnos. "Mientras que Nicaragua y tres estados de Estados Unidos nunca interrumpieron su ciclo lectivo, hay países como Paraguay que ya pospusieron el regreso a clases hasta diciembre de este año. En el medio de estos extremos, la mayoría de los países, como Brasil y la Argentina, no se ha comprometido con fechas concretas de regreso. La situación de inequidad en estos territorios hace difícil que se puedan garantizar las condiciones sanitarias para que todas las escuelas respeten protocolos de higiene y distanciamiento", se lee en el informe.
La obligatoriedad del uso del barbijo y la utilización de pupitres individuales por alumno, con una distancia de 1,80 metros, son las dos pautas que se repiten en la mayoría de los países que están reabriendo sus escuelas. Algunos también restringieron las interacciones entre alumnos: en Dinamarca y Alemania solo pueden reunirse en grupos reducidos en el recreo, mientras que Israel directamente prohibió los contactos cercanos.
En China, el epicentro de la pandemia; en Dinamarca, el primer Estado europeo en reabrir las aulas; y también en Japón, Vietnam, Burkina Faso y en las escuelas rurales de Uruguay, el lavado de manos es obligatorio. Además, China, Japón, Vietnam, Israel y Uruguay aplican medidas de control del estado de salud de los alumnos: los tres primeros les toman la temperatura a todos los estudiantes, mientras que en Israel y Uruguay los padres deben firmar un formulario médico sobre la salud de sus hijos.
"Todas estas opciones permiten vislumbrar un menú de alternativas para el diseño de la vuelta a la escuela en nuestro contexto" –dice Sandra Ziegler, investigadora de Flacso-. La diversidad de situaciones que existen en la Argentina, en entornos urbanos y de ruralidad; las condiciones de desigualdad en que se desarrolló la continuidad de la enseñanza en los hogares; los recursos de infraestructura de las escuelas y las condiciones contractuales de los docentes, sobre todo en el nivel secundario y la educación superior, llevarán a delinear alternativas diferentes". Para Ziegler, la normalidad que durante tanto tiempo estructuró al sistema educativo no será el escenario del regreso a las escuelas. "La nueva normalidad será la constante adaptación al cambio", refuerza la experta.
Esquema mixto: unos días en casa y otros en la escuela
El retorno segmentado por niveles y grupos de estudiantes, algo que evalúa el ministro Nicolás Trotta por estos días, ya fue implementado en Alemania, Holanda y Burkina Faso, que priorizaron el regreso de los alumnos del ciclo primario. Mientras que Francia y Uruguay dieron prioridad a las escuelas rurales. Francia, además, apunta a una transición paulatina entre la modalidad de clases virtuales y presenciales.
¿Cómo se hará en las escuelas argentinas para respetar la distancia social? Frente a la imposibilidad de ampliar la infraestructura edilicia que tienen las instituciones educativas locales, en el ministerio de Educación analizan un regreso gradual, por grados y por turnos. También está la idea de arrancar con un esquema mixto, que combine las clases presenciales y la enseñanza remota, como ya se puso en marcha en varios países europeos. Es decir, algunos días los chicos irán al colegio y otros se quedarán en casa, como ahora. Para Azar habrá que pensar en reacomodar los muebles de las aulas para que los chicos puedan guardar la distancia exigida. El momento de los recreos quizá sea uno de los puntos centrales, cuando la creatividad de los maestros será clave. "Además de controlar a los chicos para evitar el contacto, habrá que inventar otro tipo de juegos, que impliquen cierta distancia, pero que sean atractivos", dice Azar, que está convencida de que en esta nueva etapa, los ajustes y los desafíos serán permanentes.
Por Soledad Vallejos
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