Coronavirus en la Argentina. "Todo por WhatsApp" es la vía de comunicación principal en nueve de cada diez escuelas
Después de muchos intentos, Enzo Daniel Aguirre finalmente le encontró la vuelta. "Tuvimos que improvisar, pero de a poco vamos avanzando. Y el WhatsApp se convirtió en nuestro gran aliado. Como mis alumnos no tienen señal de celular en sus casas, salen a buscarla a una parte alta de la montaña. Hacen aproximadamente dos horas a caballo para descargar las fotos y leer las consignas que yo les mando. Cuando terminan todo, vuelven a la montaña para enganchar la señal y enviarme las fotos con las actividades resueltas. En esos intercambios aprovecho también para saber cómo están, si van a trabajar al campo y si están comiendo bien. Cuando podemos intercambiamos algunos audios, en ese ratito que están todavía en la montaña. Al principio de la cuarentena grababa algunos videos para explicarles los ejercicios, pero me decían que no los podían ver", cuenta el maestro de matemática de la Escuela N°70 Multinivel de Arquitas, situada en una zona de difícil acceso de alta montaña, en el departamento de Tafí Viejo, en Tucumán.
Desde que se suspendieron las clases, las experiencias de educación remota están condicionadas, en gran medida, por los recursos disponibles que hay en los hogares. De acuerdo con los datos del Ministerio de Educación de la Nación, menos de la mitad cuenta con acceso fijo de buena calidad en la señal a Internet. Del lado de los docentes, 8 de cada 10 aseguran que tienen limitaciones de conectividad; y el celular se convirtió para todos en el dispositivo más utilizado. Es la principal vía de contacto entre las escuelas y sus alumnos, tanto que nueve de cada diez instituciones la usan, según los datos del informe Dispositivos y medios de comunicación para mantener el vínculo pedagógico en cuarentena, realizado por el Observatorio Argentinos por la Educación, con autoría de Mariano Narodowski, Víctor Volman y Federico Braga. La encuesta señala que en el 92,2% de las escuelas primarias estatales urbanas se utiliza WhatsApp para proponer tareas: un 80% de las instituciones usa esta aplicación siempre, y un 12,2%, a veces, según respondieron las familias.
Los alumnos de Carolina Muñoz están en séptimo grado, y desde que dejó de ver a sus estudiantes ella les manda la tarea siempre de la misma manera. "Todo por WhatsApp", dice Muñoz, que enseña inglés en la Escuela Primaria N° 751 Teniente General Juan Carlos Sánchez, a la que asisten unos 500 chicos de la ciudad de Bandera, a 260 kilómetros de la capital de Santiago del Estero. Al principio, cuenta que adaptó un libro en PDF, le agregó algunas actividades y mandó el archivo. "Pero cuando nos dimos cuenta que no iban a ser quince días nada más, comencé a grabar videos. Como no los podían bajar me abrí un canal en YouTube para subir los contenidos, después les comparto el link y así los pueden ver. No es fácil, hay familias en las que hay un solo celular para varios hermanos. Pero intento ser creativa, y el Whatsapp nos permite tener contacto más allá de un texto. Las familias que no lo tenían antes vieron la manera de instalarlo. Y lo último que incorporamos fue establecer una hora de conexión donde todos pueden unirse, a diferencia de la plataforma Zoom, a la que la mitad de los alumnos no tiene acceso", cuenta Muñoz, que fue seleccionada entre los mejores 50 maestros del mundo en la última edición del Global Teacher Prize.
El celular y la enseñanza asincrónica
"El alumno primario promedio que se conecta lo hace mayoritariamente solo con un celular compartido con otros, con mala conexión e intercambiando documentos PDF y Word. Esto sugiere que la preeminencia de la comunicación asincrónica entre docentes y alumnos no parece deberse a una decisión pedagógica, sino a la adaptación a la escasez de dispositivos y conexión", analiza Mariano Narodowski, profesor del área de educación de la Universidad Torcuato Di Tella y coautor del informe. Otros datos del informe señalan que seis de cada diez escuelas recurren a libros de texto (62,6%) o a cuadernillos y fotocopias (61,3%) para proponer tareas. Cuatro de cada diez (40,5%) usan los cuadernillos impresos por el Gobierno, y las redes sociales (30,3%), los sitios web o plataformas educativas gubernamentales (39,8%) son medios menos utilizados. En cuanto a los dispositivos, el celular es protagonista. El reporte del observatorio indica que más de la mitad de los alumnos usa únicamente el teléfono para realizar las tareas escolares (56,1%). Un 12,2% de los alumnos dispone de una notebook, PC o Tablet, ya sea para realizar sus deberes o tener clases virtuales; mientras que el 21,4% combina el teléfono con otro dispositivo como una PC o tablet para sus actividades educativas.
¿Qué se puede enseñar por Whatsapp? ¿Qué limitaciones tiene? Entre los beneficios, los maestros dicen que es la única manera de estar conectados, de intercambiar opiniones y de sentirse más cerca al poder escucharse las voces, a través de audios. Como contra, que es un método de enseñanza asincrónico, donde los docentes no pueden responder las dudas de sus alumnos en tiempo real. A veces, confiesan, puede ser invasivo y caótico, sobre todo para los maestros que están al frente de cursos con gran cantidad de alumnos. También, tanto los maestros como las familias mencionan los problemas que surgen al no tener dispositivos de última tecnología, poco actualizados y con planes de escasa cantidad de datos, que no les permiten descargar archivos o ver videos.
Un dispositivo que se comparte entre todos
En la casa de los Benitez, hay un solo celular, que se comparte entre el padre de la familia y sus dos hijos. "Los chicos arrancan el día a las 8 de la mañana diciendo presente en la escuela a través de Whatsapp. Después hacen tareas, reciben y mandan audios, y cuando terminan los ejercicios les sacan una foto y se la envían a las maestras. No tengo más que palabras de agradecimiento para los docentes, de ellas recibimos todo el apoyo", confiesa Alejandro Benitez, que manda a sus hijos a la Escuela N° 646 de Los Pinos, en la localidad santiagueña de La Banda. "Acá la señal es mala, la conexión a Internet también es de baja calidad y no entiendo por qué la instalación cuesta tres veces más que en Buenos Aires. Yo puedo cargarle crédito al celular para que mis hijos siempre puedan mandar las tareas, pero a muchos vecinos no les alcanza, y hay chicos que solo se manejan con los cuadernillos", cuenta el padre de la familia.
Para Fabio Tarasow, coordinador académico del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías (PENT) de Flacso, las diversas herramientas utilizadas durante la cuarentena demuestran una respuesta variada y creativa al cierre de los espacios físicos escolares. "Sin embargo, el predominante uso del Whatsapp como medio privilegiado para la construcción del vínculo entre docentes y familias limita la posibilidad de reconstruir la complejidad de las relaciones pedagógicas. Las formas de comunicación predominantes apuntan a la transmisión de información, pero dejan de lado otros aspectos fundamentales del vínculo como la contención, el seguimiento y la retroalimentación", plantea Tarasow.
Como sucede en la casa de los Benítez, el informe indica que el 72,4% de las familias utiliza dispositivos de uso común, que son compartidos con otras personas. Solo uno de cada cinco estudiantes de primaria tiene un dispositivo propio. Por otro lado, un 8,1% de los alumnos no hace uso de ningún dispositivo tecnológico. Sobre la conectividad, 6 de cada 10 familias reportan tener un servicio de internet poco adecuado o inadecuado para fines pedagógicos. Solo el 42,7% considera que la calidad de su conexión es "adecuada" para hacer las tareas escolares.
La angustia de los padres que no pueden acompañar a sus hijos
"El uso de celulares compartidos en un porcentaje tan elevado, así como la bajísima presencia de dispositivos propios como PC o tablets, no solo mediatizó el vínculo a través de padres, madres o tutores, sino que es claro indicador de las escasas posibilidades de acceder a clases o explicaciones sincrónicas y, en consecuencia, del traslado a los padres de esa responsabilidad", señala María Cristina Gómez, directora de la Red de Educadores Innovadores. Gómez añade que esta situación es motivo de queja y angustia en muchos hogares, que no tienen el bagaje de conocimientos que les permita asumir con éxito la tarea de ayuda y acompañamiento.
La conclusión que saca Alejandro Artopoulos, director de investigación y desarrollo del Centro de Innovación Pedagógica de Udesa, es que los datos de la investigación corroboran la hipótesis de que la pandemia está profundizando las desigualdades educativas. "Hay que reducir las brechas digitales para reducir la inequidad en la enseñanza. Tecnología y pedagogía son y serán uno, un ensamble de prácticas docentes en el aula y en línea", concluye.