Coronavirus en la Argentina. Todo lo que se sabe de la vacuna rusa que comprará el Gobierno
Entre la decena de candidatas a vacuna contra el Covid-19 que están por terminar sus ensayos clínicos masivos –la llamada fase III-, la desarrollada por el Centro de Investigación Gamaleya de Moscú y bautizada Sputnik V, en homenaje al viejo logro espacial soviético, tiene como característica diferencial usar dos adenovirus distintos para generar la respuesta de anticuerpos, lo que por un lado obliga a las dos dosis estipuladas y por otro podría generar una inmunidad de hasta dos años. Así argumentaron los investigadores de Gamaleya en la conferencia "Sputnik V. Ventajas de la vacuna rusa y perspectivas de cooperación con los países de América Latina", realizada hace dos semanas. Eso les permite a los investigadores esperar hasta un 70 u 80% de efectividad, contra un 30 a 50% de las otras en carrera. Otra ventaja es que en una de sus dos formulaciones es más fácil de transportar porque requiere menos frío.
En esa misma reunión, de la que participaron Kirill Dmitriev, director general del Fondo Ruso de Inversión Directa, encargado de la financiación del proyecto, y Denis Logunov, director adjunto de Gamaleya, se mencionó la posibilidad de que llegaran las primeras dosis a América Latina durante diciembre, aunque sin especificar país, así como un compromiso a firmar con Argentina, algo que confirmó esta tarde el presidente Alberto Fernández.
Según sus defensores, la tecnología rusa tendría ventajas sobre todo respecto de las nuevas y promocionadas maneras de producir vacunas conocida como de ARN mensajero (de las compañías norteamericanas Pfizer y Moderna y la alemana CureVac). Aunque todavía no están siquiera los resultados preliminares de la fase III, Dmitriev había dicho que sólo se reportaron problemas menores como hipotermias y debilidad tras la inyección, "pero no tuvimos que suspender los ensayos como otras candidatas", algo que ha sucedido con los ensayos de Johnson y Johnson y de AstraZeneca (si bien se trata de eventos no necesariamente relacionados directamente con la vacuna).
Una vez que se presenten oficialmente las conclusiones en fase III publicadas en revistas internacionales, el proceso continúa con el análisis minucioso de esos datos por parte de las autoridades regulatorias de cada país, para certificar tanto eficacia como seguridad; es decir, que no tenga efectos colaterales además de generar inmunidad. En el caso argentino, el organismo encargado es la Anmat.Por cuestiones de confianza pública, en esta y otras vacunas, es un proceso riguroso que no debería saltearse, ni siquiera en medio de una pandemia costosa en términos humanos y económicos.
Dosis política
Desde que en agosto el premier ruso Vladimir Putin anunciara el desarrollo de Gamaleya hubo polémicas y discusiones. En principio, porque la comunicación política precedió a la científica, lo que encendió las alarmas en los científicos occidentales que pidieron ver los datos para poder analizarlos. Sin embargo, luego los resultados de las fases I y II fueron publicados con todas las de ley en la revista The Lancet (tras lo cual también hubo científicos que llamaron la atención sobre gráficos dudosos, pero el artículo no fue retractado y los investigadores rusos volvieron a escribir para aclarar los puntos).
Uno de los puntos centrales del cuestionamiento había sido que Putin anunció que empezarían las vacunaciones masivas sin esos resultados clínicos de amplio alcance, Y si bien trascendió que algunos miembros del personal de salud y fuerzas armadas la habrían recibido, la información sobre qué alcances tuvo no aparece con claridad.
Los ensayos en fase III son en la propia Rusia así como en Bielorrusia, Emiratos Árabes y Venezuela con 60.000 personas. Además de la sede moscovita de Gamaleya, Sputnik V se producirá en otros lugares del mundo, como la India y Corea del Sur, y ya empezó un proceso de transferencia tecnológica para que lo hagan dos compañías de Brasil (pero ese proceso recién ha comenzado). Y, naturalmente, la prioridad la tiene la inmunización del país euroasiático.
El martes pasado, el Fondo Ruso de Inversión Directa había enviado una solicitud a la Organización Mundial de la Salud para el registro acelerado y precalificación de Sputnik V. "De esta forma, la Federación Rusa se convirtió en uno de los primeros países del mundo en solicitar a la OMS la precalificación de su vacuna contra la nueva infección por coronavirus", señaló el comunicado oficial de Gamaleya.
Como dato anecdótico, sin valor científico, el hecho de que el presidente Fernández haya recibido las dos dosis para consumo personal, según el comunicado oficial de Sputnik –posibilidad desechada por el mandatario–, repite el esquema de probar en el cuerpo de los involucrados el resultado de la investigación científica que hicieron Putin con su hija, y Dmitriev con su esposa y sus padres de 74 años.
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