Coronavirus en la Argentina: temor entre los vecinos de Villa Itatí por los casos en la aledaña Villa Azul
"Estamos esperando. Lo que sea que Dios quiera", dice Claudia Sandoval, de 47 años, sentada en la puerta de su pequeña casilla. Son las primeras horas de la tarde, y adentro, bajo el techo de chapa, una olla hierve en un fuego de leña. Sandoval suspira, preocupada por lo que pueda pasarles a ella y a su marido Ramón en el futuro cercano. "Él tuvo dos ACV, yo tengo diabetes y ya tuve neumonía dos veces", cuenta.
La pareja vive, con otros ocho parientes, en uno sector conocido como La Cava en el medio de Villa Itatí, en Quilmes. Un asentamiento de 15.000 personas separado apenas por el Acceso Sudeste de la vecina y más pequeña Villa Azul, donde se detectaron 173 casos del nuevo coronavirus. Desde anteayer, los 3000 habitantes de Azul quedaron aislados. Pero hasta entonces el tránsito de personas entre ambas era constante porque muchas familias tienen parientes o amigos a uno y otro lado de la autopista. "Es como un solo barrio, pero partido en dos", explican algunos. En Itatí ya hay 11 casos confirmados del virus. Y por eso los vecinos aguardan con miedo y preocupación.
La precariedad absoluta hace la espera mucho más difícil. La Cava se extiende alrededor de La Laguna, como llaman los vecinos al espejo de agua contaminado en el que algunos se bañan en el verano. Allí, entre calles de tierra y montañas de residuos de todo tipo, se levantan decenas de viviendas de chapa y hay caballos, chanchos y otros animales comiendo de la basura. Una placita de juegos vacía y tres canillas donde los vecinos van a cargar bidones de un agua que, dicen, no puede beberse, son el único recuerdo algún tipo de "urbanización".
La mayoría de los habitantes son cartoneros y viven al día. "No cobro asignación, no tuve el ingreso de emergencia y hace tres años que tengo una pensión en trámite –se lamenta Sandoval–. Ahora ya no puedo salir, porque no me dan las piernas por la diabetes". Ayer, Ramón intentó una recorrida con el caballo y el carro, pero la policía lo obligó a volver de inmediato. "Me pagan cinco pesos el kilo de cartón y estos días no consigo más de quince", cuenta.
Según el Censo en Barrios Populares de la provincia de Buenos Aires de noviembre de 2018, en Villa Itatí viven 15.142 personas, cinco veces más que en Villa Azul. Pero los problemas son similares: solo un cuarto de los 4150 hogares cuenta con cloacas y uno de cada veinte está conectado a la red de gas. El 60%, además, tiene una calidad constructiva insuficiente. Muchas de las casillas reciben agua a través de una larga de red de mangueras que van armando entre los propios vecinos.
"Esto es una selva. Vivimos en un mundo diferente que el que está afuera no entiende –dice Edgardo Rojas (26), parado a metros de La Laguna–. Acá los pibes se levantan a las 5 de la mañana para ir a trabajar. Pero ahora hay muchas menos cosas, estamos pasando hambre". No se imagina soportar un aislamiento semejante al de Villa Azul: "Allá los tienen encerrados como si fueran bichos. Yo me volvería loco".
Rojas hoy no puede salir a "cartonear", porque no tiene plata para las herraduras. En su familia son cuatro y sobreviven con la ayuda de los bolsones de comida que le da el colegio de su hija, cada quince días: dos paquetes de fideos, un frasco de pure de tomate, un paquete de harina, otro de azúcar, una leche, un pack de polenta y un paquete de arvejas. También, con la colaboración de varios comedores gestionados por las distintas organizaciones sociales, que, por las dudas, se preparan para lo peor.
"A diferencia de Villa Azul, acá es más grande y los contagiados son de distintos sectores. Estamos acompañando desde el primer caso, hace diez días", explica Cecilia Lee, de la Cooperativa de Cartoneros Villa Itatí, a la salida de una reunión con 17 organizaciones diferentes del área. "Subdividimos la zona en referentes y equipos para que cuando vengan a hacer los testeos, puedan llegar a los lugares que no conocen", explica.
Desde que se enteraron del foco en la villa vecina, en Itatí esperan ansiosos más información sobre lo que están pasando. "Queremos que se hagan más tests y saber quiénes estuvieron infectados, para conocer si tuvimos contacto con ellos", dijo María del Luján Sosa, una vecina de 52 años. Referentes del barrio afirman que las pruebas se harían esta semana, pero fuentes del Ministerio de Salud de la provincia consultadas por LA NACION indicaron que, por el momento, no hay planes de hacer test masivos. "Por ahora, si hay tan pocos casos, seguimos igual, con vigilancia activa", señalaron.
Sin divisiones
"Itatí y Azul son un solo barrio. Los divide la autopista, pero son lo mismo", señala Lee y cuenta que, de hecho, el presidente de la cooperativa quedó aislado del otro lado. Y agrega: "La diferencia es que acá hay un trabajo más fuerte de las organizaciones y, por eso, esperamos frenarlo a tiempo".
Frente al centro comunitario donde se reunieron las organizaciones, está la plaza Papa Francisco. En el medio hay una cancha de fútbol de césped sintético, hoy está vacía, pero donde siempre se juntan chicos y grandes, a jugar partidos. En Villa Azul, la cancha fue el lugar donde los vecinos creen que se propagaron los contagios. De este lado de la autopista, temen que haya pasado lo mismo. Así lo contó una vecina que prefirió no decir su nombre: "La semana pasada estaba repleta, de allá vienen a jugar siempre acá. Es el superclásico de los barrios".
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