Coronavirus en la Argentina: ¿qué recomiendan los infectólogos para reducir los contagios en la nueva fase de la cuarentena?
Más circulación de personas, más circulación del virus, más contagios. La ecuación no cambió y eso es lo que hay que esperar para las próximas semanas con la nueva fase decidida por las autoridades ayer para la zona metropolitana de Buenos Aires (AMBA). La apuesta es no solo que la responsabilidad individual restrinja contactos innecesarios y conductas riesgosas sino que –sobre todo– la mayor cantidad de casos no se traslade a un aumento de los fallecidos, ni a un colapso de los sistemas sanitarios. Y que de algún modo el virus no tenga a quién contagiar, mucho antes de conseguir la famosa inmunidad de rebaño. En caso de que no sea así, siempre está la opción de volver atrás a cuarentenas más férreas. Así lo ve un grupo de infectólogos consultados por LA NACION tras el anuncio presidencial.
"Nadie se acuerda del R0 que tuvo la gripe española, sino de los 50 millones de muertos", desliza Gustavo Lopardo, expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y asesor presidencial. "Esta apertura se hace porque siempre el objetivo final fue que muriera poca gente, esa es la película de estos cuatro meses. La poca circulación solo la logró Islandia, que es una isla alejada en el Atlántico Norte, con poca población", agrega. Y suma algo que dijeron sus otros cinco colegas citados en esta nota: que la gente actúe con responsabilidad, y que en cada lugar se cumpla con los protocolos sanitarios. En ese contexto, Lopardo considera que los números subirán dentro de un límite aceptable, que se monitoreará y según cómo vengan se volverá o no hacia atrás; es decir, a nuevas cuarentenas duras. "Soy cauteloso, creo que estamos trabajando con responsabilidad, pero hacen falta 45 millones de responsables", pidió.
Hacer lo esencial
"La apertura actual tiene relación con causa sociales y económicas. Es algo que tienen que tener en cuenta las autoridades y balancear con lo sanitario. Pero está claro que si la población circula más, habrá más casos", dice Daniel Stecher, jefe de la División Infectología del Hospital de Clínicas (Universidad de Buenos Aires). Y suma la apelación a la citada "responsabilidad" ciudadana: "Sin ella, habrá más contagios, más casos y mayor número de formas graves y saturación del sistema. Por eso hay que ser responsable, y no hacer nada innecesario hasta que llegue la vacuna".
Para Carlota Russ, miembro del comité de infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría y asesora del jefe de Gobierno porteño, "estamos pasando por el medio del huracán, con muchos casos. Pese a ciertas evidencias de desaceleración, por la mayor cantidad de días de duplicación de casos, el número de casos sigue alto, y no es esperable que baje, pero sí queremos que quede en una curva estable", dijo a la vez que pidió que la gente "no se tiente con las reuniones sociales". También mencionó que se evaluará de cerca qué pasa con el sistema sanitario, que está "a tope, pero no colapsado".
"Más que nunca es importante la responsabilidad de cada uno haciendo lo que se debe", completa Florencia Cahn, infectóloga de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología y miembro del equipo de asesores presidenciales. "El número de casos puede seguir aumentando, mantenerse, u oscilar entre 4000 y 5000 y después bajar, dependerá del comportamiento ciudadano", apunta.
Analía De Cristófaro, jefa de infectología pediátrica y miembro del comité de control de infecciones del Hospital Italiano, sí cree que los casos van a aumentar, aunque por el tiempo de incubación más ciertas demoras en los diagnósticos podrían verse esos números recién después de diez días "y ahí empezará de nuevo el tironeo para ver si hay que cerrar algunas actividades o no". En una actividad por zoom, el creador de la Fundación Huésped Pedro Cahn dijo que, probablemente, los cierres y las aperturas sean una constante hasta diciembre.
De Cristófaro coincide en que será así este año, o hasta que cierta cantidad de la población se contagie (que no es necesariamente una inmunidad de rebaño del 60% que no se ha logrado en ningún lado): "Los positivos son muchos más que los que se cuentan, no solo por los tests, sino porque hay mucha gente que no es diagnosticada, incluso con síntomas, y muchos asintomáticos", dice. Y agrega que esta última cuarentena en AMBA se cumplió poco y hubo muchos comercios abiertos de manera clandestina.
Diagnósticos
Aún sin poder siquiera calcular cuánto será el aumento, porque justamente depende de cuánto se exceda la gente, Martín Hojman, infectólogo del Hospital Rivadavia, también cree que habrá un reflejo de la nueva fase en la cantidad de casos. "Es esperable que aumenten, aunque cada vez que se abre el impacto podría ser menor, porque los inmunizados son más". El problema es que "hay grandes retrasos entre diagnósticos y síntomas, y todavía no vimos el impacto de las medidas anteriores", agregó el también miembro de la SADI, quien cree que, por ahora, se pudo contener la situación.
En algunas cuentas, el número de infectados en todo el mundo es diez veces mayor al de diagnosticados. Eso también le permite un grado de optimismo a Lopardo, por algunos resultados provisorios anunciados con tests serológicos en la ciudad y porque si bien la inmunidad por anticuerpos no se sabe cuánto dura, se podría generar otro tipo de inmunidad menos fácilmente testeable.
Eso es todavía especulación o hipótesis. Lo que sí es motivo de cierta cauta alegría es la baja en la mortalidad. "Los médicos nos capacitamos, tratamos mejor a los pacientes; tenemos una letalidad ahora de 1,8% en el país. Todo este tiempo nos preparó a nosotros y a la población, la familia sabe cómo cuidarse, por ejemplo con el tapabocas. Nos preparamos para volver a no estar encerrados", dice Lopardo, quien está a cargo de los estudios clínicos en la Argentina de la experiencia de la OMS llamada "Solidaridad" que evalúa drogas y ya descartó a la hidroxicloroquina y al dúo de antirretrovirales lopinavir/ritonavir; mientras sigue en evaluación el remdesivir, se suma el interferón y hay buenos resultados para el corticoide dexametasona (que además tiene la ventaja de ser barato).
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