Coronavirus en la Argentina: ¿qué dicen los expertos sobre el crecimiento de la curva de fallecimientos?
Con más de 80.000 argentinos con la infección por coronavirus en curso, de los que 1960 están en unidades de terapia intensiva, y una letalidad de alrededor del 2%, la curva de muertos por Covid-19 en el país –hoy en 7402– seguirá para arriba por lo menos durante varias semanas más.
Si bien –con un gran esfuerzo del personal de salud– se ha logrado que, por ahora, el sistema sanitario no colapse de manera generalizada (Jujuy y el Alto Valle de Río Negro son las excepciones por ahora), incluso si se lograra mantener esa cantidad de fallecidos (dos) por cada 100 contagiados, cada día de 6000 nuevos enfermos implicarán 120 muertos más en un plazo de hasta un mes desde el reporte del primer síntoma. Según prevén los expertos, la relación seguirá siendo lineal entre contagiados y fallecidos: "Es natural que haya un aumento en los fallecidos vinculado con el aumento del número de casos", dice Eduardo López, infectólogo del Hospital Ricardo Gutiérrez y miembro del comité asesor presidencial. Pero enseguida agrega: "Estamos con unos 155 fallecidos por millón de habitantes, lo que es una cifra baja comparada con otros países, sobre todo con otros de América Latina, pese a que el número de casos que tenemos en la Argentina ha aumentado bastante, y estamos entre los primeros 20 del mundo".
Es natural que haya un aumento en los fallecidos vinculado con el aumento del número de casos"
López no se atreve a arriesgar en qué cifra se detendrá este conteo de fallecidos, y confirma que la apuesta sigue siendo no colapsar los sistemas de atención. "En el Área Metropolitana de Buenos Aires, que es lo que más conozco, las terapias intensivas están tensas, pero se mantienen en el 65% promedio de ocupación. Es más, los hospitales están bajando un cambio", compara. A la vez, López alerta acerca de problemas en el interior en lugares con poca infraestructura y personal capacitado. "Por eso, se plantean planes de contingencia, como derivar precozmente pacientes en algunas provincias. Otro mecanismo es adaptar salas que no se usan, como traumatología, para terapia", agrega.
Proporción
Elisa Estenssoro, jefa del Servicio de Terapia Intensiva del Hospital San Martín (de La Plata) y expresidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), concuerda en que las comparaciones con otros países de la región e incluso con naciones de otras regiones, muestran que la Argentina ha respondido, pero eso no significa que no seguirán las muertes. "No nos podemos olvidar que estamos en pandemia, por más naturalizada que la tengamos, o que por momentos nos olvidemos. La proporción es bastante fija: un 5% de los contagiados tendrán gravedad, la mitad de ellos necesitarán ser ventilados y, a su vez, la mitad de ellos fallecerán. Por eso, la solución no es seguir aumentando la cantidad de camas de terapia, sino disminuir la transmisión del virus en la comunidad".
La solución no es seguir aumentando la cantidad de camas de terapia, sino disminuir la transmisión del virus en la comunidad
La situación de extrema tensión del personal de la salud es el otro límite de la capacidad de respuesta del sistema. Un hilo que, si se rompe, también puede hacer subir la letalidad. "Estamos cansados, desgastados, exhaustos, tenemos muchos enfermos y fallecidos; cada baja por cualquier causa hace muy difícil cubrir el plantel", relata Estenssoro. Sobre ese punto particular, López agrega que se ha entrenado a médicos de otras especialidades para que funcionen en terapia bajo supervisión de terapistas; algo que no es lo mismo en cuanto a rendimiento, pero "está permitido" en medio de la crisis. "Si hay un buen monitoreo, puede salir bien, como en otros países", dice.
Tratamientos a medias
En tal sentido, en estos largos meses de enfrentarse a la enfermedad si bien se ha mejorado mucho el conocimiento de cómo atender a los casos graves, aún no hay un tratamiento que haya demostrado eficacia definitiva. Lo que dio éxito para frenar el proceso inflamatorio (o tormenta de citoquinas) que genera el sistema inmunológico al reaccionar al virus es un corticoide llamado dexametasona, pero no se transformó en una cura. "En los casos gravísimos, reduce la mortalidad un poco más del 10%, y en los graves un 3%", explicó Estenssoro, que agregó que según el estudio más amplio hecho sobre el fármaco, en más de 6000 pacientes, se mostró que para quienes tienen la infección en estadio temprano darlo hasta puede resultar negativo.
El otro tratamiento barajado es el plasma de convalecientes. Sin embargo, pese a algunos resultados observacionales promisorios, al entusiasmo de algunos profesionales y a una autorización extendida del organismo que regula las drogas en los Estados Unidos (FDA), todavía no hay estudios clínicos que marquen con certeza cómo y en quiénes sería efectivo. Otras combinaciones de drogas, como antiretrovirales, o el híper publicitado remdesivir mostraron resultados todavía más pobres.
Para Daniela Vásquez, jefa de Terapia Intensiva del Sanatorio Anchorena, en la manera singular en que afecta el virus a cada persona está una de las dificultades para predecir cuál de los ingresados en terapia intensiva tendrá problemas graves. "Hay algo en ciertas personas que hace que les vaya peor y no sabemos aún qué es, nos resulta todavía impredecible. A igual factor de riesgo, algunos en siete días o diez están fuera del respirador, y otros fallecen", señaló. Otro más de los misterios que los científicos aún deben resolver de esta crisis.
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