Coronavirus en la Argentina: prevén que el censo se haría en noviembre de 2021 y preguntarán por identidad de género
Será una radiografía del país pospandemia. El Censo Nacional de Población, que debía realizarse a finales del mes próximo, se va a hacer una vez que se haya ganado, aunque sea parcialmente, la batalla contra el coronavirus . Una vez que se levante la cuarentena, el gobierno tiene 60 días para fijar la fecha. Marco Lavagna, al frente del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) tiene dos fechas en mente: mayo o noviembre del año que viene. Pero está convencido de que no va a ser antes de noviembre. "Dejando abierta la posibilidad de pasarlo para 2022 si la situación de la pandemia se extiende, o si todavía no está la vacuna", dice durante una entrevista por Zoom con LA NACION.
El cuestionario tendrá 89 preguntas en su versión larga y 49, en la corta. Indagará cuestiones de género, dejará de lado la religión y se podrá contestar de manera virtual, por internet, sin necesidad de que el censista entre en la casa. Sin embargo, promete polémica: porque aunque seguirá siendo "anónimo", preguntará el número de documento. Este será un ítem opcional, es decir que los censados podrán elegir no dar esa información. Sin embargo, este punto ya despertó críticas durante las pruebas piloto que se hicieron el año pasado, durante la gestión de Mauricio Macri, cuando se decidió incluir esa información en el formulario.
Esta no es la primera vez que un censo debe postergarse. Ya ocurrió en 1991 y en 2001. En 2010, la muerte del ex presidente Néstor Kirchner el mismo día en que se realizaba el relevamiento le quitó protagonismo al censo. Este año, la medición deberá postergarse otra vez por la pandemia. Sería impensado imaginar en apenas un mes (la fecha fijada era el 28 de octubre 2020) un escenario de censistas llamando a las puertas, casa por casa y menos ingresando a las viviendas por temor a los contagios. De hecho, por estos días se está realizando un precenso de viviendas, que es un relevamiento para generar un diseño georreferenciado de las áreas a relevar. Y para evitar exponer a los empleados del Indec, por ejemplo, en el Gran Buenos Aires se está llevando adelante con drones.
Para poder realizar el censo, tenemos que estar en la fase de recuperación de la pandemia. Somos optimistas y confiamos que para entonces ya esté la vacuna.
"Una de las mayores novedades de esta edición va a ser el e-censo. La gente puede ingresar al sitio, acceder al formulario, completarlo y una vez que pasen los censistas, darles únicamente el código, para evitar tener que tener contacto directo o ingresar a las viviendas. Esto facilitará mucho la carga de datos y estimamos que el 10% de la población optará por esta metodología", apunta Lavagna.
Otra de las novedades, señala, será la incorporación de preguntas sobre identidad de género. Primero se consultará el sexo al nacer y luego se completará con la definición de cómo se autopercibe. No se indagará sobre desigualdad de género, sino solamente a lo referente a la identidad. "Es información importante porque nos va a permitir hacer proyecciones sobre la población", dice Lavagna. También se incorporaron en cuanto al estado civil opciones como el matrimonio igualitario. Aunque la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo se sancionó en 2010, al momento de realizarse el censo anterior, todavía no había entrado en vigencia a nivel nacional.
Sin religión
El gobierno anterior había anunciado que iba a incorporar la pregunta sobre religión, de manera de tener información sobre la diversidad de creencias. Sin embargo, según explica Lavagna, se excluyó esa pregunta. "Estadísticamente, no es una información que resulte relevante a la hora de aplicar políticas públicas. Hay que entender el objetivo del censo. Es dar un marco muestral amplio a los gobiernos para la toma de decisiones. El formulario no puede ser demasiado extenso, porque la gente no le respondería. Debemos ser estratégicos", dice.
Uno de los cambios que promete polémica es la decisión de incorporar el número de DNI en el formulario. Algo que ya había despertado inquietud el año pasado, cuando fue propuesto por la gestión de Mauricio Macri. El problema consiste justamente en que, de esta manera, el Estado podría acceder a información sensible, que si no se respetara o se vulnerara la privacidad de los datos, podría llegar a ser utilizada por el mismo gobierno o por terceros. Se trata de información muy codiciada en la era del Big Data y la inteligencia artificial: una base de datos de toda la población, con sus características habitacionales, de ingresos y consumo.
"No va a ser una pregunta obligatoria. Se va a incluir como opcional. Tenemos que comprometernos desde el Estado a garantizar la confidencialidad de la información. Para ello, se utilizarán sistemas muy avanzados", apunta Lavagna. "Hoy, para la mayoría de los trámites que se realizan se pone el DNI. Tener esta información nos serviría para entrecruzar los datos con otra información ya disponible e ir haciendo actualizaciones estadísticas en los años siguientes, sin tener que esperar otros diez años para un nuevo censo. De todas formas, generaremos un algoritmo y tendremos un fuerte compromiso para garantizar la confidencialidad de los datos", explica el funcionario.
Un año electoral
La definición de la fecha para el censo no es sencilla y todavía no hay nada cerrado. Lavagna descarta de plano que exista alguna posibilidad de que pueda hacerse este año. En cambio, si la pandemia se levantara en el próximo mes y medio, podría plantearse la realización para mayo del año que viene. Pero este tampoco es un escenario que se plantee como probable. Todas las fichas están puestas en noviembre, sin descartar tener que pasarse a 2022.
¿Qué efecto puede tener en la economía y en las políticas sociales no tener estadísticas actualizadas? Lavagna dice que no mucha, porque se complementan con mediciones como la Encuesta Permanente de Hogares o las mediciones de pobreza e ingresos. El censo, explica, sirve para tomar decisiones macro. En cambio, otro tipo de mediciones les dan herramientas a los gobiernos para gestionar la coyuntura.
¿Por qué noviembre? Si no se realiza en mayo próximo, la siguiente fecha que aparece es noviembre, teniendo en cuenta el año electoral: el cierre de listas en junio, las PASO en agosto y las elecciones en octubre. "Necesitamos que sea un censo de todos, con el apoyo político de todos los sectores. Queremos evitar que la puja política se filtre en el censo", dice Lavagna.
Más o menos preguntas
Hasta el momento, el cuestionario no tuvo modificaciones en función de los cambios que traerá la pandemia, según apunta el director del INDEC. "Creemos que la foto macro no va a revelar cambios", agrega. En poblaciones con menos de 50.000 habitantes se aplicará el cuestionario ampliado, de 89 preguntas y en las ciudades más grandes, el de 49 preguntas. No debería tomar más de 20 minutos dar las respuestas. En Capital y Gran Buenos Aires, se seleccionará un 10% de la población, que responderá el cuestionario largo. Estiman que requerirán unos 800.000 censistas, en su mayoría maestros. Como se utilizará el sistema OCR e ICR, la carga de datos será más rápida que en censos anteriores. Los primeros resultados deberían estar en 72 horas.
"Para poder realizar el censo, tenemos que estar en la fase de recuperación de la pandemia. Somos optimistas y confiamos que para entonces ya esté la vacuna. Pero si la pandemia sigue muy activa, vamos a tener que pensar en 2022. La prioridad es la salud de la población", termina Lavagna.
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