Coronavirus en la Argentina. Un aluvión de porteños salieron a hacer ejercicio al aire libre tras 80 días
Fue un aluvión. Apenas dieron las 20, la hora a partir de la que ya se puede realizar actividad física en la ciudad, cientos de runners coparon los Bosques de Palermo y otros parques porteños, mientras mucha más gente se sumó a caminar, rollear o andar en bicicleta.
"A la mañana a mí me cuesta. Incluso antes de la pandemia venía a esta hora a entrenar. Me gusta este clima otoñal, es ideal para correr", sostuvo Marcos Allieri, de 28 años. Como tantísimos otros, el joven se acababa de reencontrar con la pasión por correr. No se observaron grupos de más de dos personas, lo que no está permitido, pero sí muchas parejas.
El debut del ansiado permiso para poder correr también derivó en encuentros ocasionales de runners que no se cruzaban desde que empezó la cuarentena. También, en cierto descontrol en los espacios más amplios. En Palermo, muchos mostraron preocupación porque era tanta la cantidad de gente que se hacía difícil mantener la distancia exigida y porque las salidas de a dos favorecían charlas, sin barbijo, con la consecuente eventual liberación de virus al ambiente.
Por primera vez desde que arrancó el aislamiento social obligatorio, hace 80 días, desde hoy todos los días estará permitido salir a hacer ejercicio de 20 a 8. Si bien la medida empezaría a regir a las 20, muchos runners se adelantaron y coparon la calle temprano a la mañana.
Eran las 6.30, todavía de noche y había mucha humedad y nubes en la ciudad. A esa hora, con ese clima, quedarse en casa –como se exige desde el 20 de marzo– parecía una tarea fácil de cumplir. Sin embargo, muchos porteños se abrigaron y decidieron salir a correr, varios de ellos, a los Bosques de Palermo.
Entraron al parque a través de la calle Olleros, por la Avenida del Libertador, La Pampa o Figueroa Alcorta. Todos con un ímpetu renovado y los colores flúo en la indumentaria deportiva, que contrastaban con la oscuridad aún reinante. "Uf, estoy feliz –exclamó José Soriano, de 48 años–. No aguantaba más estar quieto, necesitaba mover las ‘gambas’. Igual me pesan una tonelada, hay que ir de a poco".
Hombres y mujeres iban y venían. Los parques, de a poco, empezaron a recobrar el pulso habitual, aunque con varias restricciones. Por la noche serían directamente invadidos por la masa de runners y deportistas.
No están autorizados los grupos de entrenamiento, solo se puede correr o caminar acompañado de hasta una persona y en un perímetro cercano al hogar. La Ciudad confeccionó un protocolo que detalla los cuidados a tener en cuenta. También señala la distancia exacta que hay que mantener según la actividad que cada uno vaya a desarrollar.
Para las caminatas, hay que mantener cinco metros de distancia, mientras que para el running lo indicado son 10 metros. Para andar en bicicleta hay que dejar un espacio de 10 a 20 metros, según la velocidad del rodado, y para desplazarse con rollers o patines, también 10 metros. En cuanto a la distancia lateral entre una persona y la otra, deberá haber dos metros de distancia.
"Yo vengo a caminar, despacito y sin apuro, porque no es lo más recomendable para mis rodillas. Yo hacía natación, no hay deporte más sano que ese, pero por ahora no puedo practicarlo", dijo Ernesto Garín, de 61 años, que estaba acompañado por su esposa, Sofía.
El horario permitido busca que no se superponga la actividad física con las comerciales, para evitar grandes aglomeraciones de gente en la calle. Y todos pueden salir por un máximo de dos horas por jornada de entrenamiento.
El uso de tapabocas no es obligatorio. Si bien la opinión de los especialistas está dividida en cuanto al uso del barbijo durante la actividad física, los porteños prefirieron, en su gran mayoría, no usarlo.
"Correr con barbijo es algo que no va. Te ahogás, no está pensado para eso. Ni en la cultura asiática, en la que están más acostumbrados que nosotros a usarlo, lo llevan puesto durante la actividad física. Hay que mantener la distancia, eso sí", señaló Agustín Rodríguez, de 33 años.
Por la humedad, en los Bosques de Palermo había muchos mosquitos, por lo que es prudente ponerse repelente antes de salir a ejercitarse. Hay que cuidarse del coronavirus, pero el dengue también es una amenaza para la salud.
"Es impresionante las ganas con las que vine hoy a correr", sostuvo Manuela Sipriani, de 29 años. "Hay que moverse porque el sedentarismo es lo peor que hay para el cuerpo. Tenemos que cuidarnos del Covid-19, pero no nos olvidemos de que quedarnos quietos es tan malo como fumar", indicó la joven, que es estudiante de Medicina.
Como la mayor parte del horario permitido para correr no hay luz natural, la seguridad es otro punto que preocupa a los corredores, y también al gobierno porteño. Por eso, se decidió reforzar la presencia policial en las zonas de esparcimiento. Buena parte de los 18.000 agentes de la ciudad estarán dispuestos a ese cuidado.
Ya se notó esa presencia policial en las calles internas y en los alrededores de los parques. Había muchos patrulleros y policías de calle para custodiar a los porteños que retomaron la actividad deportiva, luego de más de dos meses de aislamiento. "Espero que todos respeten las reglas, volver para atrás sería un garrón", indicó Juan Manuel Gómez, de 37 años, que avanzaba con un trote lento por la Avenida del Libertador.
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