Cuando los fallecidos por el nuevo coronavirus llegaron hoy a 698 en la Argentina, la pandemia de 2020 superó en ese rubro a la pandemia anterior de 2009. Entonces, el virus tipo influenza H1N1 -que se conoció también como gripe porcina- se había llevado entre mayo y octubre la vida de 685 argentinos, según datos de la Organización Panamericana de la Salud.
La historia de las divergencias entre una y otra epidemia aún se está escribiendo, pero una primera diferencia salta a la vista: aquella ola de enfermedad atacaba de manera singular a embarazadas, jóvenes y niños sin ninguna condición previa; el coronavirus actual se ensaña con mayores y personas que ya lidiaban con otros padecimientos.
"Este coronavirus tiene además una capacidad de contagiar mucho mayor que la influenza pandémica, lo que hace más fácil la diseminación", recuerda Carlota Russ, miembro del comité de infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría y asesora del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires para la actual pandemia. "En esa época, el país hizo un cierre de colegios y aeropuertos, pero no fue algo tan largo ni tan contundente, justamente por ese nivel de contagio", agrega.
El recorrido en 2009 fue similar al actual: los primeros casos (importados) se detectaron en mayo y eran personas que habían viajado a los Estados Unidos. El pico de casos se dio entre el 20 de junio y el 3 de julio. Las escuelas se cerraron entre el 6 de julio y el 3 de agosto; según analizaron entonces los especialistas, esa decisión, aunque correcta, fue tardía.
La pandemia se dio por terminada oficialmente más de un año después, el 10 de agosto de 2010, cuando los virus estacionales típicos comenzaron a afectar más a las poblaciones; la vacuna se logró tan pronto como en octubre de 2009, y la Argentina empezó a vacunar en febrero de 2010.
Durante 16 meses, el virus afectó a casi todos los países del mundo con una cifra de muertes registradas y confirmadas por laboratorio de unas 18.500 personas; un poco menos de la mitad de ellos, en la región de las Américas. En su momento, Keiji Fukuda, experto en gripes de la OMS, había señalado que esa era una cifra mínima; cálculos posteriores elevan ese número a 284.000 o incluso a 500.000, según The Lancet, apunta Analía De Cristófano, jefa de infectología pediátrica y miembro del comité de control de infecciones del Hospital Italiano de Buenos Aires.
México, desde donde salió el virus (el caso cero fue en Veracruz), y los países del Cono Sur, entre ellos la Argentina, estuvieron entre los más afectados del mundo. En aquel momento, a los médicos los alarmó en extremo la velocidad con que el virus mataba a personas sanas, que en ocasiones incluso llegaban caminando a ser atendidas y decaían en sus funciones vitales en 24 o 48 horas. Otra diferencia fue que el oseltamivir (conocido por su nombre comercial, Tamiflú) se mostró bastante más eficaz que los tratamientos que se intentan por ahora para el Covid-19.
Recorridos diferentes
"La Argentina y México fueron los países más castigados", agrega Russ. Y eso tuvo que ver con razones geográficas: "El virus llegó desde un país con el que la Argentina tiene mucho vínculo directo y llegó aquí en el momento del comienzo del invierno; afectó junto con otros cuadros respiratorios y fue difícil de manejar", dice. Once años después, el tránsito del Sars-CoV2 fue más indirecto y con escalas: de China pasó a Europa, para luego arribar a América del Sur.
"Otro punto es que para la gripe había gente inmune, lo que hizo que no toda la población del mundo fuera susceptible, eso fue una gran diferencia", dice De Cristófano. "En algún momento había circulado H1N3, por ejemplo, o el mismo H1N1 de la epidemia de 1918; ahora toda la población del mundo es susceptible, empezamos desde cero porque nadie nunca había estado en contacto con este virus. Entonces claramente el hecho de que no todo el mundo se contagiara fue un factor a favor y en general no se saturaron los sistemas de salud, pese a que hubo mucha gente internada, como pasó y pasa ahora en muchos países", completa.
¿Qué lecciones dejó el 2009? Contesta Russ: "Del 2009, que no fue tan dramático como ahora en lo social y económico, no se aprendió a poner en prevalencia y hacer notar las fallas del sistema sanitario. Ahora se corrió contrarreloj para equipar las terapias, por ejemplo. Me encantaría que ahora aprendiéramos a pagar mejor a los médicos, que no trabajen en distintos lugares y lleven gérmenes de un lado al otro; y valorar a los investigadores. Hace mucho que hay gente que dice que tenemos que prepararnos para pandemia y no se hizo".
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