Debido a que el sistema sanitario se encuentra abocado por completo a contener el brote de coronavirus, muchas disciplinas vinculadas al cuidado de la salud aún continúan sin formar parte del listado de actividades esenciales. Es el caso de los kinesiólogos, que reclaman al Ministerio de Salud de la Nación que les permita continuar -como a los médicos y odontólogos- con los tratamientos en sus consultorios particulares para brindar la atención a muchos de sus pacientes que lo necesitan.
"A una paciente la tuve que remitir a la guardia de una clínica. Me llamó porque estaba con un vértigo muy fuerte y había perdido el equilibrio para caminar. Además, tenía náuseas y vómitos. Al final, no asistió porque tenía terror de ir a la guardia. Se quedó en su casa", cuenta a LA NACION la kinesióloga Carolina Marchuk, que hasta decretarse la cuarentena atendía desde su consultorio en Caballito y hoy solo recibe llamados y brinda las recomendaciones que puede por videollamada.
"Estamos atados de pies y manos", indica Marchuk sobre la complejidad y, en muchos casos, imposibilidad de contener a los pacientes sin poder atenderlos personalmente. Esta situación perjudica en su mayoría a los kinesiólogos que atienden en sus consultorios particulares. Otros, como los especializados en kinesiología respiratoria o intensivismo, hoy son muy demandados en las unidades de terapia intensiva. Allí deben cuidar a los pacientes positivos de Covid-19, controlando la ventilación mecánica, entubando o extubándolo.
Para la profesional, el tipo de atención que desarrolla sobre sus pacientes debe reanudarse lo antes posible. Además, en su calidad de osteópata -una rama de la kinesiología basada en la terapia manual y que trabaja sobre las causas de los dolores corporales- es aún más primordial. "No se puede hacer que las personas que lo necesiten vayan a las guardias porque es ponerlos en riesgo. Tenemos que poder atender a los pacientes presencialmente. Son personas que necesitan nuestra atención. Hay una necesidad social del paciente", explica Marchuk.
No se puede hacer que las personas que lo necesiten vayan a las guardias porque es ponerlos en riesgo
"Además, en una guardia le van a sacar el dolor pero tapando el síntoma y no solucionando la causa", explica, y asegura que cuanto más se extienda la cuarentena los problemas de salud de las personas que necesiten de atención kinesiológica se van a potenciar. "Los pacientes tienen muchas tensiones. Muchos no pueden descansar correctamente. Yo los trabajo y así logran dormir. Ahora muchos están atravesando una situación de estrés y al interrumpirse la terapia por casi un mes, pierden calidad de vida", sostiene.
Para el kinesiólogo Alejandro Sneibrum, quien además de atender en su consultorio particular en el barrio porteño de Almagro se desempeña como jefe de servicio de kinesiología del hogar de adultos mayores "Le Dor Va Dor", es relevante la inclusión de su actividad entre los profesionales de la salud exceptuados, ya que "hay muchas personas que necesitan continuar con sus tratamientos que se vieron interrumpidos por la cuarentena". "Hay pacientes con diferentes patologías agudas o subagudas que necesitan de atención kinesiológica. También hay muchas personas con dolor osteoarticular (deterioro y disfunción del sistema óseo y articular) que puede verse potenciado en un contexto de aislamiento".
Hay muchos pacientes que necesitan continuar con sus tratamientos que se vieron interrumpidos por la cuarentena
Además, Sneibrum asegura que "hay patologías neurológicas, cardiovasculares y posturales en las cuales la interrupción del proceso de rehabilitación puede traer aparejado un menor restablecimiento de la función afectada".
Según Marchuk, "Tampoco es practicable la opción de brindar atención domiciliaria, ya que no disponemos de los elementos que tenemos en los consultorios y, además, la casa de un paciente sería más riesgosa, ya que no todas las personas conocen cómo debe sanitanizarse un espacio".
Por ello, como la mayoría de las actividades suspendidas, las asociaciones que representan a los kinesiólogos ya trabajan en la práctica de protocolos sanitarios para poder volver a la atención personalizada. "Si nos permiten abrir los consultorios va a ser con todas las medidas de bioseguridad necesarias, como turnos pautados para espaciar la atención y que no haya nadie en las salas de espera. También se hará hincapié en la sanitización del espacio con la limpieza y ventilación permanente del consultorio", enumera la licenciada.
"Es muy importante la confección y el cumplimiento de un protocolo de atención en el consultorio que permita proteger al paciente y al profesional", comparte Sneibrum.
Pedido sectorial
Marchuk es miembro del Comité de Intrusismo y ejercicio ilegal de la Profesión en la Asociación Argentina de Kinesiología (AAK). Esta organización, que representa a muchos de los profesionales del rubro, solicitó formalmente al Gobierno la posibilidad de que los kinesiólogos puedan reanudar la atención médica en sus consultorios.
"La AAK continúa trabajando para que la Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Salud de la Nación incluyan a los kinesiólogos de forma oficial entre los profesionales de la salud exceptuados del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Asimismo, apoyamos y participamos en las peticiones de las asociaciones, colegios y círculos provinciales, en relación directa con los gobiernos de cada provincia, enfocándonos en el mismo objetivo", expresaron en un comunicado.
Según registros de la Asociación, en la Argentina hay 50.000 kinesiólogos, entre los que se cuentan quienes trabajan en consultorios, clínicas u hospitales y los que atienden de manera particular. A pesar de no conocerse en detalle la cifra, muchos de ellos trabajan en ambos espacios.
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