Coronavirus en la Argentina: El circo que quedó varado en cuarentena y ya vendió un auto para subsistir
CÓRDOBA.- En Río Cuarto, la segunda ciudad más grande de Córdoba, hay 80 integrantes de un circo en cuarentena por la epidemia del nuevo coronavirus. Se trata del Servian, que como empresa cumplirá 27 años en octubre, pero cuya familia lleva cinco generaciones de pista. Para poder subsistir, y sin pagar salarios, solo para comprar alimentos y mantener la infraestructura, pusieron en venta varios de sus vehículos: ya se desprendieron de un Toyota Corolla y, además, recibieron dos donaciones de una fundación de San Juan.
Cristian Servian, director artístico del circo, le contó a LA NACION que llegaron el 6 de marzo a Río Cuarto proyectando hacer funciones durante tres o cuatro semanas: "El segundo fin de semana tuvimos que suspender y después llegó la cuarentena. Nos quedamos 60 integrantes del plantel y nuestra familia, que suma 20 personas más. Hay chicos y también personas de más de 60 años. Estamos en nuestras casillas; nos turnamos en el espacio libre y los artistas en la carpa para ensayar".
Unas 20 personas decidieron regresar a sus casas en los dos o tres días que mediaron entre el aviso que recibieron y el anuncio oficial de la cuarentena. El resto, cuenta Servian, decidió permanecer en el lugar. Ahora, aunque quisieran no podrían trasladarse. "Hay temor, mucha angustia y tristeza, pero somos familia de circo y este es nuestro lugar: las casillas rodantes, estos espacios", agrega.
El espectáculo ya venía en crisis por la recesión y este freno les significa un golpe grave. Ya están avisados de que la actividad será de las últimas en reiniciarse. Por ahora van tirando con dos donaciones que les hizo llegar la fundación sanjuanina San Plácido. Ellos, además, sacaron a la venta parte de sus vehículos para poder costear los gastos.
"No corremos con los sueldos porque no podemos –describe Servian-. Somos una compañía grande y difícil de mantener. Compramos alimentos y hacemos todo para estar lo mejor posible. Tenemos agua, internet, televisión y todos los cuidados para no contagiarnos".
Hoy se manejan como un "círculo cerrado": dos personas salen a hacer las compras y toman "todos los recaudos" para hacerlo. En el predio hay alcohol, lavandina y todo lo necesario para la higiene. La carpa sigue armada y, en horarios organizados, hay ensayos.
"Los artistas, en muchos casos, decidieron quedarse para mantenerse en forma, entrenar, no tener sobrepeso y estar a ritmo. Cuidándonos se puede hacer", dice Servian, que admite que por la angustia tienen problemas hasta para dormir.
En 2009, cuando fue la epidemia de la Gripe A, el circo estaba en Barranqueras, un barrio de Resistencia, Chaco, y solo debieron suspender un día la función. Después las pudieron cumplir manteniendo la distancia aconsejada entre los espectadores y con otras prevenciones. "No fue tan fuerte como ahora; en el circo se pasan tormentas feas, vientos terribles, calor o frío pero nunca así, como ahora, atados de pies y manos", sintetiza.
El padre de Servian es Jorge Yovanovich, descendiente de yugoslavos circenses. Su madre es sanjuanina y se sumó al circo a los 16 años, cuando se casó con Jorge. "Tenemos exartistas y amigos en circos de Alemania, Italia, España e Italia así que entendemos las decisiones en la Argentina y las acatamos. Hay que preservar la salud", concluye Servian.
Fotos: Diego Lima
Edición fotográfica: Fernanda Corbani
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