Son las 9. En la calle Antonio Caviglia y Sargento Cabral solo se escucha el sonido metálico que desprenden las vallas celestes, algo oxidadas, cuando la policía las arrastra sobre el suelo, en uno de los accesos a villa Azul. Justo esa esquina es el límite entre el partido de Quilmes y el de Avellaneda, en el sur del conurbano bonaerense. Casi no hay movimiento.
Esta semana fallecieron dos vecinos de Villa Azul que estaban internados con coronavirus en el Hospital Pedro Fiorito de Avellaneda, según confirmó el Ministerio de Salud de de la provincia de Buenos Aires a LA NACION. Uno era un hombre de 69 años que sufría de diabetes e hipertensión. La otra víctima falleció hoy. Era un hombre de 77 años. En este caso, el paciente comenzó con síntomas el 22 de mayo y, el 25, fue identificado por el operativo DetectAr. También padecía comorbilidades: tenía una hepatopatía crónica.
A pocas cuadras de ahí, en Bolivar y Lincoln, ya en Avellaneda, hay más circulación. Los hombres de la Unidad Táctica de Operaciones Especiales, un grupo de élite de la policía bonaerense, vigilan el espacio con unos mamelucos amarillos que los cubren de pies a cabeza, y con el chaleco antibalas y el arma reglamentaria sobre ese traje hermético. Ahí, está el polideportivo municipal, un punto clave en la logística para abastecer a las 5000 personas que están en sus manos hace 11 días. Dependen de ellos para acceder a cualquier insumo que vayan a necesitar.
Si bien el 20 de marzo se decretó el aislamiento social obligatorio en todo el país, en villa Azul la cuarentena empezó el domingo 24 de mayo, cuando la policía cerró todos los accesos al barrio.
Ese fin de semana se habían detectado 84 contagios, lo que llevó a las autoridades a tomar esa polémica decisión. El viernes siguiente, después de realizar hisopados durante cinco días a todos los que presentaban síntomas, la cifra escaló hasta 211 casos. Hasta ayer, según el Ministerio de Salud bonaerense, había 271. En la vecina villa Itatí, donde viven unas 15.000 personas, hasta el momento hay 49 casos.
Desde el vallado se ve la precariedad que caracteriza al barrio. Casas con techos de chapa y pasillos que, a la distancia, parecen pasadizos en los que no cabe más de una persona. Ahora solo los médicos, policías o personal de los municipios de Avellaneda o Quilmes pueden cruzar hacia el otro lado, donde están los vecinos.
LA NACION contactó a Lorena Martínez, que está dentro del cerco, en la calle Lincoln y Pasaje siete. Ella vive en la parte urbanizada de villa Azul, del lado de Avellaneda.
"Ese domingo 24 vimos cómo de pronto todo se llenaba de policías y de rejas. Sentimos mucho miedo e impotencia. Tuvimos problemas con el abastecimiento, el Municipio nos trajo unas bolsas con cuatro papas, cinco naranjas, cinco cebollas, un cartón de leche, otro de aceite, un puré, una caja de polenta, otra de lentejas y un pollo. Con eso supuestamente teníamos que tirar los 15 días. Menos mal que llegaron donaciones".
Martínez asegura que la solidaridad fue fundamental para que la gente reciba toda la comida y productos de higiene necesarias: "Armamos un petitorio y recibimos cajas de distintas organizaciones y de particulares. Ayer el Municipio nos mandó un kilo y medio de carne y un pollo. ¿Con eso tendríamos que tirar hasta el domingo?".
Daniel Monzón, de 33 años, también es vecino de villa Azul. Él recibió donaciones del sindicato de panaderos y reparte 150 bolsas de pan por día. "Yo vivo en el límite de la villa. Acá llegó la comida, pero más adentro ha faltado, la realidad es esa. Es que hubo que reorganizar todo, hasta tuvieron que traer contenedores para tirar la basura. En un principio fue todo muy complicado. Ahora está todo un poco mejor".
Desde la municipalidad de Quilmes explicaron a LA NACION que cada "módulo" que les entregaron a los vecinos tenía un peso de 31 kilos por familia, y estaba compuesto por los siguientes elementos: fideos, polenta, arroz, garbanzos, puré de tomate, leche, azúcar, aceite, sal, harina, jabón de tocador, detergente, trapo de piso, trapo rejilla, jabón blanco y cloro. A esto hay que sumarle las frutas y verduras y los requerimientos personales, como medicamentos o artículos de higiene femenina, entre otros.
"Nosotros seguimos en el barrio y continuamos trabajando junto a los vecinos. Tenemos reuniones, y a cada persona que nos acerca un pedido se les entrega alimento o lo que necesiten. En el momento en el que se decidió cerrar el barrio se entregaron bolsas de alimentos. La primera fue al otro día, el lunes, y luego se continuó con la entrega de alientos en los días siguientes", indican fuentes del Municipio de Quilmes.
Los vecinos también denuncian que hubo problemas en la Universidad de Quilmes, donde llevan a los que tienen síntomas. "La gente que está aislada en la Universidad de Quilmes se encuentra en peor situación que nosotros. Pero acá en el barrio también hay gente que dio positivo y la dejaron en la casa. Pero bueno, no sé qué va a pasar con nosotros. No nos tienen bien informados", argumenta César Rivas, de 23 años, otro vecino de villa Azul.
¿Qué problemas señalaron los vecinos que hubo en la universidad de ese partido? Reclamaron que faltaban alimentos, productos de higiene y utensilios como vasos, platos, entre otros. También precisaron que estaban muy cerca los casos ya confirmados de los sospechosos, lo que aumentaba el riesgo de contagio.
Desde el municipio, en tanto, explican que, si bien fueron surgiendo distintos problemas, ya están solucionados.
"Temas de alimentos y demás se fueron solucionando sobre la marcha: pasamos de 10 personas aisladas a 80 personas en una semana, fue un gran cambio, pero ya está todo solucionado. Ahora, la intendenta, Mayra Mendoza, impulsó la articulación de capacitaciones para aquellos que están aislados en la universidad. El objetivo es que también puedan aprovechar ese tiempo para adquirir nuevos conocimientos", detallaron.
LA NACION también intentó comunicarse con Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda, pero aún no recibió respuesta.
Desde el Ministerio de Salud bonaerense indicaron que "se está apagando el foco en villa Azul". Prevén quitar las vallas este domingo o el lunes próximo, tal como estaba previsto.
En total, en el partido de Avellaneda hay 448 casos confirmados y, en Quilmes, 626. En toda la provincia se registraron 6458 casos, hay 1524 recuperados y 243 fallecidos. Hasta el momento se realizaron 59.631 testeos.
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