Coronavirus en la Argentina: cómo es el test de diagnóstico creado en el país
"Cuando se veía venir la emergencia mundial pensamos que quizás podríamos aportar algo desde nuestro laboratorio." Quien habla a través del barbijo obligatorio es Santiago Werbajh, investigador del Conicet en el Instituto Milstein-Fundación Pablo Cassará. Acaba de dejar en el mostrador del laboratorio dos pequeñas probetas como parte de su "aporte" y el de su equipo: la generación de un test de diagnóstico ultrarrápido de fabricación nacional, que complemente los más de 500.000 importados desde China y que cuesta aproximadamente la mitad (entre US$8 y US$10).
El producto se llama Neokit Covid-19 y hoy fue la presentación oficial del equipo para la prensa en el barrio porteño de Mataderos donde está el instituto, con la participación de los investigadores y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza . "Esto simplifica la técnica ya que no se requiere de la determinación por PCR, que implica un equipamiento de alto costo", dijo. "Además, hacerlo acá nos da una ventaja operativa", agregó y mencionó que ya han recibido pedidos del extranjero para que las autoridades de salud correspondientes los evalúen.
El kit, que había sido exhibido por el presidente de la Nación Alberto Fernández el viernes pasado en Olivos tras una reunión con los científicos, tiene mayor sensibilidad, lo que da lugar a menos resultados falsos positivos y falsos negativos que el estándar, según los investigadores. "El 80% del kit es nacional, sólo se necesitan comprar dos enzimas en el extranjero, pero no son de difícil acceso", dijo Salvarezza.
La intención es aumentar la producción para pasar de la primera tirada inicial de 10.000 kits que están terminando a, en principio, unos 100.000 por semana. "Eso es lo que podemos hacer con nuestras capacidades actuales. Si hubiera una demanda mayor en todo caso podríamos hacer asociaciones con otros laboratorios", dijo Adrián Vojnov, coordinador del equipo que formó ad-hoc la empresa Neokit SAS, "sobre la base de un Consorcio Público-Privado (CAPP) entre el Conicet y el Laboratorio Pablo Cassará SRL.", según informa el Conicet en su página web.
"En un escenario de necesidad de diagnóstico, nuestro kit se suma, no reemplaza, al test que se viene haciendo con PCR (en más de 300 laboratorios públicos y privados del país)", dijo Carolina Carrillo, también miembro del equipo científico que hizo el desarrollo. "La otra ventaja es que se podrá hacer el test en hospitales y salas de atención, que por supuesto tengan bioseguridad, porque la muestra del hisopado tiene el virus activo, pero no requiere de un aparato de PCR que puede salir US$ 80.000", agregó. El análisis de la muestra debe ponerse durante una hora a 64ºC en una solución que si se torna lila es negativo, y si es celeste proviene de un paciente Covid-19 positivo.
La técnica usada en esta ocasión –en lugar de la PCR– es conocida como LAMP (siglas en inglés de amplificación isotérmica mediada por un loop o bucle), en la que la reacción se hace a una misma temperatura, por eso su mayor velocidad. Si bien la técnica es conocida desde hace décadas, el equipo de científicos inició los trámites para pedir la patente de una parte del procedimiento adaptado al nuevo coronavirus. Por ahora, ambos tipos de test necesitan de hisopados, pero Salvarezza adelantó que como parte de la Unidad Coronavirus Covid-19 (formada por el Ministerio que encabeza, el Conicet y la Agencia de Promoción Científica) se busca evitar el incómodo hisopado nasofaríngeo y reemplazarlo por una muestra de saliva.
Este es un test diferente al serológico, que busca anticuerpos y sirven para estudios epidemiológicos (son anónimos y se usa una gota de sangre), como los que se hicieron en las estaciones de trenes de Buenos Aires.
¿Por qué un laboratorio argentino pudo generar un test barato y aplicable en tiempo récord de menos de cincuenta días? Ayudó que el equipo había trabajado durante un año en un test para los cuatro serotipos de dengue, más zika y chikungunya, que estaba en la última etapa de validación por Anmat, la entidad que aprueba medicamentos y afines, cuando estalló la pandemia. Como en todos los casos se trata de virus, en el proceso no tuvieron un momento de dificultad específico, salvo durante la calibración de uno o dos compuestos, explica Werbajh, quien también contó que hubo contactos extraoficiales de entes de Chile y Brasil que querían saber cómo funciona el test. De todos modos, la decisión es primero tener abastecida la demanda local. "En todo caso, si es necesario, se podría licenciar parte del know-how de la técnica", agregó Vojnov.
El equipo del Instituto Milstein –que se completa con la doctora en química especialista en Chagas, Luciana Larocca, y la bióloga Fabiana Stolowicz– ya tenía mucha experiencia en el trabajo de tests de enfermedades de los cítricos y Carolina Carrillo en particular había hecho un test para mal de Chagas en recién nacidos. El kit que produjeron todavía no salió a la calle: "Esperamos nada más la orden del Ministerio de Salud de la Nación y de los ministerios de salud de las provincias. Nuestra misión termina en la puerta del Anmat", concluyó Salvarezza.
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