Coronavirus en la Argentina. Así será el protocolo para la reapertura de las peluquerías porteñas
Las peluquerías porteñas podrían reabrir sus puertas en los próximos días después de casi cuatro meses de inactividad desde que comenzó el aislamiento. El rubro estará incluido en la fase de flexibilización en la que ingresará la ciudad si la curva de contagios de coronavirus se mantiene estable y no se disparan los casos positivos.
Lo que se viene en la Ciudad de Buenos Aires, en líneas generales, será una reapertura gradual que primero incluirá algunos rubros comerciales a modo de ensayo, para luego sí avanzar con otros como las peluquerías.
Por eso, diferentes ministerios del Gobierno porteño trabajan en una mesa interdisciplinaria para afinar el protocolo definitivo, que debería estar resuelto esta semana y antes del viernes, cuando se cumpla el plazo estipulado por la Nación de la etapa estricta de la cuarentena en el área metropolitana. De esta forma la Ciudad se mantiene firme en la idea de avanzar por su cuenta en una salida progresiva del confinamiento más allá de lo que decida la gobernación bonaerensey siempre que los parámetros que monitorean a diario avalen el escenario para dar el salto de fase.
El plan, que consta en un documento al que accedió LA NACION, lo lleva adelante el Ministerio de Desarrollo Económico, a cargo de José Luis Giusti, aunque deberá ser validado por los Ministerios de Salud de la Ciudad y de la Nación antes de implementarse. Contiene medidas preventivas que deberán tomar el cliente y los peluqueros mientras se realiza el servicio y antes y después del mismo.
Desde el primer día que se autorice la actividad, todos los clientes deberán sacar turno previo porque no podrán permanecer en los locales mientras no se estén cortando el pelo. Será obligatorio respetar un aforo preventivo de una persona cada 15 metros cuadrados y habrá que respetar un distanciamiento social de al menos 1,5 metros. Con estas medidas se busca evitar el hacinamiento en espacios reducidos y reducir al mínimo indispensable los contactos.
Dentro del local, los abrigos de los clientes deberán ser cubiertos con un protector de nylon o similar, y sólo se podrá ofrecer agua en botella personal por lo que se eliminará la posibilidad de contar con dispenser, servir café u otro tipo de bebidas y alimentos. Será obligatorio que los salones cuenten con varios cestos de residuos en diferentes ubicaciones.
Todas las personas dentro del local deberán usar barbijos y la utilización de máscaras, guantes y otros elementos de protección quedará a criterio de cada salón o peluquero. El protocolo establece una serie de medidas obligatorias, pero las autoridades sanitarias sostienen que todas aquellas que puedan sumarse, de acuerdo a las posibilidades económicas de cada peluquero, servirán para prevenir aún más los contagios.
Entre otros puntos, el borrador del protocolo establece que los lava cabezas deberán dejar un puesto vacío entre los clientes con una distancia mínima de 1,5 metros. Además, que los peluqueros no podrán utilizar la ropa de calle para estar dentro de los locales, es decir, tendrán que cambiarse la vestimenta o utilizar un guardapolvo o uniforme mientras este ejerciendo su actividad.
Cada peluquero deberá usar su kit de tijeras, peines o máquina para cortar y tendrá que sanitizarlo entre cliente y cliente. En la medida de lo posible se recomienda que se usen materiales descartables y evitar sacudir las capas, toallas o cualquier otro tipo de elementos desechables. Todos lo que sea reutilizable, como las toallas, tendrán que ser colocadas en bolsas de plástico, después de un único uso, y en un sector de lavandería o fuera de circulación de la clientela.
Apertura y cierre
Parte de las definiciones que aún están pendientes es el horario de apertura y cierre. Se evalúa autorizarla a partir de una hora alejada de los momentos de mayor circulación. El horario tentativo es entre las 11 y las 21.
El protocolo fue diseñado en base a conversiones que tuvieron los funcionarios con distintos referentes del sector, además de visitas a comercios que ya están preparados para realizar la apertura. Como el caso del salón Il Figaro, de Chacarita, donde su propietario, Darío Rubén Di Casale, El Tano, instaló mamparas de nylon entre los puestos de corte, colocó un dispositivo sanitizante en el ingreso al local y elaboró un escrito con medidas preventivas que podrían aplicarse en todo el rubro.
Ese documento recibieron Giusti, el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, y el Jefe de Gabinete, Felipe Miguel, cuando visitaron el local de la avenida Federico Lacroze, donde para ingresar se debe descender por una rampa, refugio habitual de futbolistas y entrenadores de varios equipos de fútbol de primera división, principalmente, de River Plate.
Al igual que el de peluquerías, Desarrollo Económico y Jefatura de Gabinete están revisando otros protocolos con ajustes y revisiones antes de enviarlos a Salud para su aprobación. Los talleres de los artistas para que puedan comenzar a trabajar, las Casas Provinciales y otras 80 propuestas de diferentes actividades se encuentran en análisis.
La estrategia que planea Horacio Rodríguez Larreta para la vuelta a la actividad es avanzar con la apertura, luego del 18 de julio, de los 70.000 comercios que cerraron cuando se endureció la cuarentena, por ejemplo, de vestimenta, calzado y todos los comercios de cercanía no esenciales. También se incluyen otros 10.000 locales que se encuentran en las galerías de los centros comerciales a cielo abierto.
Si esto funciona, a modo de prueba, y la propagación de la enfermedad se pueda controlar, abrirán las peluquerías. En esta etapa se podría incluir a los shoppings, aunque sin los patios de comida y cines.
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