Coronavirus. La vida pos cuarentena: cómo será ir al gimnasio, comprar en el shopping y participar de una fiesta
Poco a poco y según las condiciones de cada provincia, en gran parte del país comienzan a habilitarse espacios que estuvieron cerrados durante la cuarentena. Se trata de aquellos que hacen inevitable las grandes concentraciones o contacto estrecho entre personas: shoppings, gimnasios, clubes y bares, por ejemplo, ahora reabren bajo estrictos protocolos de seguridad. Otros, como cines, teatros y centros de eventos, por el momento deberán esperar.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde en las últimas semanas creció la velocidad de contagios de personas que contrajeron coronavirus, la mayoría de las restricciones sigue vigente. Pero varios de estos rubros, muy golpeados por la crisis económica, ganan tiempo trabajando en el diseño de los protocolos necesarios para poder recibir público y los presentan a la autoridades para lograr la homologación.
"Todas las posibilidades se analizan. Se trabajan los protocolos con las distintas cámaras y los ministerios de Salud y Desarrollo Productivo, la idea es estar listos para cuando podamos abrir [el aislamiento]", explican a LA NACION fuentes del gobierno porteño. Advierten, sin embargo, que las actividades que implican "concentración de gente rompen con las máximas para controlar el coronavirus". Y, por eso, todo dependerá de la curva de contagios. "Si se mantiene estable o baja, más chances hay de retomar las actividades. Es la curva la que va a determinar el momento", sintetizan.
Los protocolos desarrollados por las distintas cámaras y asociaciones se inspiran en el camino marcado por países donde estas actividades ya se normalizaron. LA NACION dialogó con representantes de estos sectores para saber cómo será ir al gimnasio, al shopping, al cine o al teatro cuando sean habilitados para retomar las actividades.
Los gimnasios es uno de los rubros habilitados en varias provincias y desde el sector confían en que en breve abrirán también en la ciudad. "Somos agentes de salud y un fenómeno barrial: el 80% de los clientes está en un radio de 600 metros", argumenta Fernando Storchi, CEO de Megatlon y presidente de la Cámara de Gimnasios de la Argentina (CGA).
Los ejes principales del protocolo proponen garantizar el distanciamiento, la limpieza y reducir al 50% el número de usuarios en simultáneo. "Las máquinas estarán separadas a dos metros, las clases grupales van a tener poca gente y se va a marcar en el piso tu sector y por dónde entrás", explica Storchi. Además, habrá una estación de limpieza cada 50 metros cuadrados y se implementaran "esquemas intensificados de limpieza y desinfección". Para reducir la concurrencia se usará un sistema de turnos, los grupos de riesgo no podrán usar las instalaciones y cada persona que ingrese pasará por un control de temperatura y deberá presentar una declaración jurada confirmando que no tiene síntomas. Un "supervisor de protocolo" en cada local asegurará que se cumplen las medidas.
Volver al shopping
"Tenemos los protocolos preparados desde el primer día y los certificamos con el Centro de Estudios Infectológicos del doctor Daniel Stamboulian", señala Mario Nirenberg, gerente general de la Cámara Argentina de Shopping Centers (CASC). Y recuerda que en provincias como Mendoza, Salta y Tucumán, los shopping y galerías comerciales ya están funcionando.
Las medidas incluyen verificación de temperatura en el ingreso, alfombras que sean tratadas con productos sanitizantes y control del distanciamiento y del uso de barbijo por personal de seguridad. En los pasillos habrá alcohol en gel y en los sectores donde se forman filas se demarcará la distancia en el piso. Barandas y ascensores "ya tienen un protocolo especial de desinfección que ahora vamos a multiplicar por cuatro", apunta Nirenberg. Y explica que muchas marcas con presencia en shoppings tienen sus propias normas para que, por ejemplo, una prenda que se prueba pase por un proceso de sanitizado antes de volver al mostrador: "Estamos en mejores condiciones que los locales a la calle. Cuando nos habiliten, en 24 horas tendremos los shopping preparados", asegura.
Teatros y cines reúnen gran cantidad de espectadores en espacios cerrados y están restringidos en todo el país. Pero como en el teatro se realizan varias actividades sin público, como ensayos, el sector afina junto a la Fundación Huésped los detalles de un protocolo y se ilusiona con una reapertura parcial.
Según detalla Roberto Bisogno, a cargo de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet), es una normativa similar a la que aprobó el gobierno porteño para los músicos, recientemente habilitados para ensayar y hacer transmisiones por streaming. Algunos de sus puntos centrales son: incrementar las medidas de higiene personal; la desinfección de espacios y materiales; concentrar la actividad en horarios nocturnos; diferenciar los espacios de trabajo, acopio y refrigerio, y reducir las reuniones de coordinación mediante videollamadas.
"Esta etapa es sin público, pero queremos los teatros abiertos. Necesitamos dos meses para arrancar: hay que ensayar, hacer el vestuario, la escenografía", dice Bisogno y agrega que, cuando se habilite, el regreso del público será gradual: "La convocatoria es un signo de interrogación. Y la restricción del aforo va a ser inevitable, vamos a empezar con déficit".
Los empresarios de salas de cine saben que para la luz verde falta. Gabriel Feldman, CEO de Multiplex y miembro de la Federación Argentina de Exhibidores Cinematográficos (Fadec), que nuclea a unas 200 salas pequeñas y medianas, remarca que la crisis es "muy profunda", pero hoy es clave el cuidado: "Lo peor es apurarse y meter la pata. Queremos que cuando se abra, el cine sea seguro y la gente venga a disfrutar". La Fadec empezó a diseñar un protocolo que aún no fue avalado por los infectólogos y, por eso, Feldman prefiere no adelantar detalles. Sí explica que siguen lo que pasa en otras latitudes donde la pantalla grande ya volvió: "Vamos a apoyarnos en esas experiencias y ver qué da resultado".
¿Quién quiere casarse con barbijo?
"Elaboramos un protocolo, pero una fiesta con barbijos para 20 personas no representa el carácter de un casamiento. Hay que ver si los clientes quieren festejar así", reflexiona Silvia Amarante, presidenta de la Asociación de Organizadores de Fiestas, Reuniones y Eventos Empresariales y sus Proveedores de la República Argentina (Aofrep)
El protocolo, aún no homologado, propone comunicar de antemano a los invitados las normas y el envío previo de una declaración jurada de que no tienen síntomas para poder asistir. En el lugar, se establecen normas de entrada y salida especiales y "un espacio aparte para los adultos mayores, mantener la distancia entre las mesas y asegurar todo lo que tiene que ver con al sanitación", explica Amarante. También propone rediseñar los espacios de mayor concentración, como recepción, pista de baile, guardarropas y la mesa de dulces, y criterios especiales para la cocina.
"Se estaría perdiendo lo que es un evento –se lamenta –. Un casamiento son los amigos del novio colapsando el medio de la pista con alegría". En ese sentido, el horizonte está puesto recién para el año próximo: "Cada crisis llevó a que la gente quiera festejar más. Pero queremos volver con la seguridad de que nadie se va a contagiar. Estamos en manos de que nos autoricen o salga la vacuna. Y entonces vamos a volver enseguida al tipo de eventos que siempre quisimos".
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