Coronavirus: acaba de ser madre, tiene Covid-19 y se comunica con su beba por videollamada
Se vieron un solo día y una emergencia por la pandemia las separó 23 kilómetros. Candela nació prematura y, a los dos días, a su madre le diagnosticaron Covid-19 y quedó aislada en una habitación. Fue en el Hospital Belgrano, de San Martín, donde el mes pasado hubo más de 20 contagios que obligaron a trasladar a los pacientes a otros hospitales.
En esa urgencia, el destino de la beba de Patricia Yorio fue más lejos que lo que con su pareja hubiesen deseado. Pero, ambos, hoy agradecen que así fuera. En el Hospital Magdalena V. de Martínez, de General Pacheco, una neonatóloga decidió ir más allá de lo que aconseja un protocolo. Liliana Desalvo usó su celular para mantener el vínculo entre la madre y la beba. Con videollamadas y fotografías diarias por WhatsApp , compensa la ausencia del contacto "piel a piel".
"De alguna manera, ese hilo de conexión que hay entre la madre y un bebé no se rompió. Se mantuvo en la distancia", destaca Desalvo, del Servicio de Neonatología del hospital bonaerense, donde trabaja desde hace 22 años. En esa maternidad de alta complejidad, se implementó hace más de una década el método madres canguro para el cuidado de los prematuros.
Ella destaca el cariño que Candela recibe de las enfermeras. "A pesar de la distancia, pudimos sostener el vínculo con la mamá –dice–. Fue a través de otro método. Pero cuando se vuelvan a ver, las dos van a sentir que se conocen. En esta era de comunicaciones diferentes, aunque la mamá no la pudo tocar y besar, estuvieron lejos y cerca de la vez".
Vínculos
Eduardo Duro, jefe del Servicio Neonatologia del hospital de Pacheco y profesor adjunto de Pediatría de la UBA, afirma que "el vínculo madre-hijo es el vínculo social más común y duradero. Con el uso de la tecnología tratamos de superar la barrera que significa el distanciamiento social. El vínculo temprano debe ser una práctica normal para los recién nacidos sanos, incluidos aquellos nacidos por cesárea y los bebés nacidos temprano a las 35 semanas o más".
Candela nació el 7 de abril por cesárea, a las 34 semanas de gestación. Pesaba 1790 gramos y, enseguida, la trasladaron a terapia intensiva neonatal del Hospital Belgrano. El parto se anticipó porque su madre había desarrollado una forma de hipertensión durante el embarazo conocida como eclampsia. Yorio pudo ir a visitarla recién al día siguiente, pero no la pudo cargar. Tampoco la hubiese podido volver a ver si no hubiese sido por la tecnología. Al día siguiente, quedó aislada.
"Me dijeron que no iba a ser posible darme el alta porque me podía haber contagiado con coronavirus en el hospital. Que podría haber sido a través de una de las enfermeras que me cuidaba en terapia intensiva y que también se había contagiado. La prueba dio positivo para Covid-19. No pude acercarme más a mi bebé. Primero lloré de enojo porque solo había podido estar un día con ella. Pero me tranquilizó saber que Candela no tenía el virus", cuenta Yorio, que permanece en el Belgrano. Nunca tuvo síntomas.
Mañana le harán un nuevo hisopado; si es negativo, tendrá el alta. También, mañana, empezarán a organizar el alta de la beba. En unos días, podrían celebrar juntas el primer mes de vida de la pequeña, con sus dos hermanos, de 5 y 2 años, y su padre, Gustavo Gutiérrez, que es el que viaja esos 23 kilómetros que separan San Martín de Pacheco.
Acercamiento tecnológico
La primera videollamada fue para que Yorio pudiera ver que su hija había llegado bien y estaba en buenas manos. Desalvo le anticipó que le iría informando por mensajes y con fotos la evolución. "Eso me puso muy alegre –dice la madre–. La doctora me decía que escuchar mi voz le hacía bien. Y se movía y me miraba. Me daba fuerzas mientras estaba aislada."
El protocolo del Ministerio de Salud bonaerense indica enviar ese informe clínico diario por correo electrónico. "Me salí de los esquemas y me planteé por qué no hacer lo que me gustaría que hicieran por mí en esa situación. Eso sería que me envíen fotos de mi bebé, ver cómo está, hablarle, sin tener que estar conectándome al correo electrónico, que no siempre es fácil para todos", dice Desalvo. "Es cómo hacer de una manera accesible y más cálida que no se quiebre la unión entre un bebé y su madre, que está a kilómetros de distancia. Y ese vínculo no puede romperlo un virus o el aislamiento social."
Para Yorio, que es ama de casa y tiene 29 años, es importante que los médicos ayuden a las mamás a saber que sus hijos están bien. "Se qué mi hija está creciendo cuidada aunque no esté a su lado. Son unos minutos que me alegran la vida. Y eso ayuda a querer estar bien para poder volver con la familia", afirma.
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