“Corazón de la montaña”: así funciona el programa solidario de evaluación de la salud cardiovascular más importante del país
En su tercera edición, la iniciativa Sonqo Calchaquí llegará este año a tres comunidades indígenas de Salta, Tucumán y Catamarca; se movilizan 60 profesionales y técnicos en una decena de vehículos
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Avanza la cuenta regresiva para que un contingente de 60 personas –entre cardiólogos, enfermeros, técnicos, profesores de educación física y estudiantes de Medicina– parta este viernes en una decena de camionetas 4x4 y utilitarios hacia las montañas de los valles calchaquíes. Durante una semana, la caravana del programa solidario de evaluación cardiovascular comunitaria más importante del país se ocupará de evaluar el corazón de las poblaciones indígenas de Cachi (Salta), Colalao del Valle (Tucumán) y Fuerte Quemado (Catamarca).
Este miércoles, pasado el mediodía, había partido desde la ciudad de Buenos Aires hacia San Miguel de Tucumán –el punto de partida– la camioneta con 10 ecógrafos doppler cedidos por dos empresas para esta tercera edición, más ambiciosa que las anteriores, de la travesía.
También los participantes donan su tiempo para que chicos y adultos de esas comunidades accedan a un estudio cardiovascular como en los principales centros especializados del país. La única diferencia son los paisajes sin igual de esos valles del norte argentino –así lo prueban las fotografías de las dos ediciones previas del programa– y que todo, además, sucede a entre 2000 y 2500 metros de altura.
“Para mí, es volver a las raíces que me hicieron ser médico. Es igualar las oportunidades de una consulta cardiológica con respecto de la población que vive en la ciudad”, dice Sebastián Galdeano, codirector del programa Sonqo Calchaquí, el corazón de la montaña, que organizan la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA). En quechua, según comparte enseguida, sonqo significa corazón.
La primera experiencia fue en 2018 en la comunidad Quilmes, en la provincia de Tucumán, que tiene unos 2400 habitantes. Un primer resultado de las pruebas sorprendió: un 23% de los mayores de 18 años tenía hipertensión, como en los principales centros urbanos y aun cuando “duermen ocho horas, no viven apurados y no usan ansiolíticos”, plantea Galdeano.
Tampoco hay casi alimentos procesados, excepto los productos que llegan envasados y un alto consumo de gaseosas. “Son optimistas, se autoperciben con un buen estado de salud y un 70% tiene exceso de peso, pero son muy activos y tienen resistencia”, define. Todo eso, motivó al grupo a repetir el viaje el año pasado: el primer día, detectaron complicaciones cardiovasculares en dos hombres y dispusieron su derivación al hospital el mismo día. Uno de ellos necesitó el traslado a un centro de mayor complejidad.
“En la gente que apenas puede caminar o mayor o que durmió una noche en la montaña para llegar adonde estamos, se ve la necesidad de que la escuchen, la controlen, la traten o, si está enferma, la curen”, señala Claudio Majul, presidente de la SAC y codirector de Sonqo Calchaquí. “Este programa es un lugar donde las instituciones científicas se unen con el Estado y se trabaja en conjunto. Tenemos reuniones con los ministerios de Salud de la Nación y las provincias para tener un aval y definir qué hacer con los datos que relevamos, proponer una planificación de qué hacer a partir de esa información: es llegar a hacer un diagnóstico, decir cómo seguir y entregarlo a las autoridades para que intervengan”, continúa el profesional, que estaba ultimando detalles previo al viaje.
Preparativos
Esta semana, el tiempo pareció acelerarse para el grupo, integrado en su mayoría por cardiólogos, ocho enfermeros, técnicos, cuatro profesores de educación física, 12 estudiantes de medicina y cuatro personas a cargo de la logística, todos de distintas provincias. Este viernes terminarán de sumarse en la capital tucumana a la caravana que partirá, a las 9, desde el Parque 9 de Julio.
En caravana hasta tomar la RN40 y, por ahí, hasta la primera parada, a eso de las 20: Cachi, en Salta. A partir del sábado, durante los tres primeros días, el grupo trabajará de 8 a 17 con un circuito de evaluaciones, organizadas en estaciones, que dura entre cuatro y cinco horas por participante. Comienza con un cuestionario y continúan con una toma de muestras de sangre para un análisis de laboratorio y el control de la presión, la frecuencia cardíaca, la saturación de oxígeno, el peso y la altura para estimar el índice de masa corporal y la circunferencia de cintura y cuello. Luego, se hace un electrocardiograma, un ecocardiograma doppler color, un ecodoppler de vasos del cuello (carótidas) y las piernas (arterias femorales) para determinar si no hay alguna obstrucción o estrechamiento. Por último, llega el turno de la prueba de estado físico a cargo de los profesores de educación física.
Un circuito así, en un centro especializado, cuesta alrededor de $70.000, pero en un ambiente de media y alta montaña “no se puede medir”, según plantea el cardiólogo. El estudio se replicará en los pobladores de Colalao del Valle (Tucumán) entre el martes y el jueves de la semana próxima y de Fuerte Quemado, en Catamarca, entre el viernes y el domingo. Así, el grupo conmemorará por tercer año el Día Mundial del Corazón cada 29 de septiembre.
“Este año salimos de Tucumán para ampliar el programa a más de 200 o 250 corazones de una sola comunidad, como en las ediciones anteriores. Son comunidades que, por las características geográficas, no siempre pueden llegar a los centros urbanos”, señala Galdeano. Y anticipa que ya los están llamando de otras comunidades para el Sonqo Calchaquí de 2024.
El trabajo, en cada lugar, es conjunto con los sistemas sanitarios provinciales a través de los ministerios de Salud de los distritos. Además, a grandes y chicos se les enseñan maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) y uso del desfibrilador externo automático (DEA), junto con medidas de prevención, como el lavado correcto de manos al ritmo del “Feliz Cumpleaños”. Los profesionales que se van sumando a cada parada aprovechan el tiempo con charlas sobre prevención y reducción de factores de riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo, dislipemia) para concluir con un partido de fútbol, al que este año también se sumarán las mujeres, a modo de promoción de la actividad física.
“Cuando uno baja de la montaña, vuelve distinto. Queda la historia de la gente”, dice Galdeano a LA NACIÓN. Y comparte una: “En Cachi, un chico se acerca y me dice ‘No creo en los médicos’. Su abuelo había empezado con dolor de abdomen y fue al hospital. Le indicaron un analgésico solamente. Seguía con dolor y en el hospital, donde quedó internado, lo trataron con un analgésico. No daba más del dolor y pedía una almohada. Sabía que estaba por morir y lo único que quería era que le acercaran una almohada para dormir. Cuando volví a trabajar, le pedí a mi equipo que cuando perdiera la sensibilidad y la empatía con los pacientes, me lo dijeran para tomarme vacaciones”.
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