Contra la soledad no deseada: una línea telefónica gratuita para conversar y sentirse en compañía
Es una iniciativa del gobierno de la Ciudad para atenuar uno de los efectos que profundizó la pandemia; los adultos mayores, los más afectados
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La medida sorprendió: hace un año, en los Países Bajos, la cadena de supermercados Jumbo creó una caja a contramano del mundo: una lenta, especial para personas que les gusta conversar cuando van a comprar, especialmente orientada a personas mayores. Se dieron cuenta que para muchos de sus clientes, esa era la única salida del día, y probablemente el único momento en el que podían conversar con alguien real. Por eso abrieron la primera, en Ámsterdam y tuvo tan buenas repercusiones que hace un mes anunciaron que habilitarán 200 cajas más. El objetivo es ayudar a los adultos mayores a lidiar con esa otra pandemia que desnudó el Covid-19, la soledad no deseada.
Komende maand openen we weer 45 nieuwe kletskassa’s. Lees op https://t.co/56r5RqnIw2 het duo-interview van Colette Cloosterman-van Eerd en wethouder Rolph Dols over hoe een praatje aan de kassa van betekenis kan zijn in de strijd tegen eenzaamheid #hallojumbo #eentegenEenzaamheid pic.twitter.com/ZOiJMRfSWk
— Jumbo Supermarkten (@JumboSupermarkt) March 10, 2022
Desde noviembre del año pasado, el gobierno porteño lanzó una iniciativa que se inscribe en el mismo sentido: puso a disposición de los vecinos, una línea telefónica para que quien la necesite, llame, simplemente para poder conversar con alguien. La idea surgió de un sondeo que se hizo en 2021, del que surgió que uno de los males que habían persistido en la población tras la pandemia, sobre todo en los adultos mayores, era la soledad no deseada. Es decir, más allá de vivir o no con otras personas, muchas de los adultos mayores porteños se sienten solos. La línea comenzó a funcionar en modo piloto a fin del año pasado, aunque se lanzó oficialmente a comienzos de enero y se llama Escucha activa.
Del otro lado de la línea, hay unos 50 operadores disponibles para recibir los llamados, que llegan a diario. La idea es que la experiencia sea todo lo contrario a hablar con un robot, algo que desalienta a los adultos mayores a comunicarse con bancos, teatros u oficinas de información. “Muchos se sorprenden al ser atendidos por una persona real. Lo primero que se les pregunta es ‘¿de qué querés hablar?’, para que la persona que está del otro lado se pueda abrir”, explica Manuela Vázquez, coordinadora del programa Escucha activa.
Durante el aislamiento, desde el gobierno de la Ciudad se había dispuesto una línea para conversar y para solicitar ayuda a personas mayores. Sin embargo, explican este es otro programa, que busca abordar un mal endémico, la soledad crónica.
“Este es un programa nuevo, depende de la Secretaría de Bienestar General. El principal objetivo es generar un espacio de participación de personas mayores, a través del diálogo y de la compañía”, explica Vázquez. Se utilizan las mismas líneas del 147, opción 5. También se reciben llamados de personas que viven fuera de la ciudad en el 0-800-99-2727.
“Los operadores están capacitados para atender a personas mayores. Les van a proponer conversar de un tema libre, sin que haya preguntas ni formularios. No tienen que exponer por qué llaman ni que les pasa, si no quieren. Allí, del otro lado de la línea, se sabe que la persona llama para conversar. En ocasiones, el operador propone algún tema o le pregunta qué hizo el día anterior, todo en un tono amigable y fluido. En general, suele pasar que la persona que llama se siente sola, cuenta lo que le pasa y el operador está preparado para proponerle que se sume a alguna actividad cultural gratuita cercana, donde va a encontrar otras personas de su edad, y va a poder hacer nuevos vínculos o salir a divertirse o aprender cosas nuevas”, cuenta Vázquez.
La línea funciona de lunes a viernes, de 8 a 20.
Hace un par de semanas, Gladys Viscovich, de 74 años, que es jubilada y profesora de reiki, y madre de dos hijos que volaron del nido hace varios años, se comunicó con la línea de Escucha activa. “Había visto las publicidades, pero no pensé que en algún momento lo fuera a necesitar. Y pasó que sí, que un día, estaba en casa y me sentía sola. Eso fue difícil durante la pandemia. Pero también ahora. Necesitaba hablar con alguien, sobre todo, que me recordara que no estoy sola, que tengo muchas cosas por hacer, que tengo proyectos, actividades. Me sirvió mucho. La mujer que me atendió me ayudó a buscar nuevas actividades para hacer cerca de casa, me recordó que en las playas de Núñez hay un espacio exclusivo para la tercera edad. Era lo que yo necesitaba, conversar con alguien, no de algo en particular, sino con alguien que me animara y me hiciera compañía. Y me hizo bien. Después no volví a llamar, porque no sentí la necesidad, pero ese día estuvo genial”, cuenta Viscovich.