Consultor independiente, amante de la filosofía y de Buenos Aires: quién era el canadiense de 58 años que murió en Cataratas
Sean Saraq había expresado su deseo de vivir en la ciudad porteña; le gustaba leer y escribir, según se desprende de sus redes sociales
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Las autoridades argentinas confirmaron finalmente este sábado que el cuerpo encontrado el martes en las aguas del río Iguazú corresponde a Sean Saraq, el turista canadiense de 58 años que un día antes se cayó a las Cataratas del Iguazú en el famoso Salto Bosetti.
Después de cuatro días, la Dirección de Migraciones cruzó datos biométricos de las huellas dactilares con la pericia forense realizada en Foz de Iguazú, ya que el cuerpo del hombre apareció en la parte brasileña del río, a solo unos metros de la Triple Frontera donde se juntan Argentina, Brasil y Paraguay.
Por lo que pudo reconstruir el juzgado de Instrucción Número 3 de Puerto Iguazú, a cargo de Martin Brítez, el canadiense había reservado una habitación en el Hotel Mercure, un cuatro estrellas de la zona de las 600 hectáreas, pero en lugar de ocupar la habitación dejó el equipaje y se fue directamente al Parque Nacional Iguazú a recorrer las Cataratas. Un paseo del que nunca más volvería, ya que poco después cayó al agua en el Salto Bosetti, cerca de una caída de unos 80 metros.
Es muy probable que Saraq visitara las Cataratas sin utilizar la habitación, porque en general se puede ingresar a las mismas pasado el mediodía en los hoteles de Iguazú.
Por lo que se desprende de su perfil en LinkedIn, el canadiense era un amante de la Argentina y en aquella red social dejó asentado su intención de radicarse en Buenos Aires. “Habiendo vivido en la París de Europa y la París de América del Norte (por Montreal), espero algún día vivir en la París de América del Sur, Buenos Aires”, señaló en un posteo.
También en su perfil mencionaba que le encantaba leer filosofía y solía escribir textos que se podían leer siguiendo un enlace. Saraq no utilizaba Facebook ni Instagram. En su red profesional en LinkedIn, no dice nada sobre una posible pareja, hijos o familia.
Una de las cuestiones que complicó su identificación es que el canadiense viajaba solo y nadie lo reclamó ni en el día de su desaparición ni en las jornadas siguientes. En una foto reciente, se lo ve como un hombre al que le gustaba viajar.
Hasta el momento no se determinó si Saraq se suicidó al tirarse al Salto Bosetti o si se trató de un accidente. Pero por comentarios de un testigo, cobra fuerza la hipótesis de que el canadiense se cayó tras subirse a la baranda –algo que estaba expresamente prohibido- para sacarse una selfie riesgosa. Tampoco sería el primero que pierde la vida en un intento semejante, aunque nunca sucedió en las Cataratas algo así.
El juez Brítez permitió revisar el equipaje que Saraq había dejado en el Hotel Mercure, a donde nunca volvió, y se descubrió que tenía unas zapatillas de la misma marca y talle de la que le encontraron cuando lo hallaron flotando en el Iguazú.