Consagran la obra de Saramago
La noticia fue recibida por el autor en Francfort y tuvo una repercusión favorable en todo el mundo; críticas del Vaticano.
ESTOCOLMO.- El escritor José Saramago, de 75 años, ganó ayer el Premio Nobel de Literatura 1998 y se convirtió así en el primer portugués que obtiene la distinción.
La Academia Sueca fundamentó su decisión al afirmar que "con sus parábolas sustentadas por la imaginación, la compasión y la ironía (el escritor) continuamente nos permite aprehender nuevamente una realidad ilusoria".
En años anteriores, Saramago había sido señalado varias veces como posible ganador del galardón, que consiste en una medalla y en un cheque por 7,6 millones de coronas (unos 985.000 dólares). En septiembre último estuvo en Buenos Aires, donde fue declarado visitante ilustre.
El autor de "Memorial del convento" (1982), "El año de la muerte de Ricardo Reis" (1984), "Historia del cerco de Lisboa" (1989), "El Evangelio según Jesucristo" (1991), "Ensayo sobre la ceguera"(1996) y "Todos los nombres" (1997) se enteró de la noticia en el aeropuerto de Francfort.
Saramago se disponía a viajar a Madrid, en un vuelo que se había retrasado media hora, tras participar en la Feria del Libro de Francfort, una de las más importantes del mundo.
"Estoy muy feliz personalmente y también lo estoy por mi país", dijo con sencillez, tras conocer la noticia de su editor portugués, Ceferino Coelho.
En tanto, en la Feria del Libro alemana, los expositores de las editoriales lusas descorcharon botellas de champaña, mientras esperaban el regreso del escritor.
De nuevo en la feria
Cuando se hizo presente, el nuevo premio Nobel fue literalmente acorralado por los periodistas y las cámaras de televisión, lo que obligó a convocar una conferencia de prensa.
"Es una gran responsabilidad ser el primer portugués que gana el Nobel de Literatura -dijo ya más tranquilo-. Aunque el premio no salvará a mi país de su estado de caos, creo que ayudará a que haya más interés por sus escritores."
Con su habitual modestia, agregó: "Suponiendo que yo hubiera merecido el Nobel, hay otros escritores que también lo merecen. Por lo tanto, he tenido suerte al ser considerado por la Academia Sueca".
Sobre el destino de la suma que otorga el premio, afirmó que no piensa malgastar el dinero, sino "invertirlo en ayudar a gente necesitada".
Saramago, que milita en las filas del Partido Comunista de Portugal, negó que la Academia Sueca lo haya distinguido por razones políticas. Su obra, que mezcla el realismo mágico con el agudo comentario político y está en conflicto con la gramática tradicional, fue traducida ya a 25 idiomas y tiene peso propio en los países de Iberoamérica.
Sensación de justicia
En todo el mundo, la coronación de Saramago con el máximo galardón literario causó gran satisfacción. Dario Fo, el controvertido ganador del Nobel en 1997, se sintió "honrado" de compartir el premio con el autor luso.
"Finalmente se hace justicia a la lengua portuguesa", dijo, por su parte, el escritor brasileño Jorge Amado. En el mismo sentido se expresó el paraguayo Augusto Roa Bastos. Y el novelista español Antonio Gala afirmó, en consonancia con la mayoría de sus compatriotas: "Pertenece a nuestra área cultural más próxima; es uno de los nuestros".
De hecho, Saramago vive actualmente en la isla española de Lanzarote, donde se trasladó luego de que el gobierno portugués vetó su obra "El Evangelio según Jesucristo", en 1993. Al conocerse la noticia de que lo habían premiado, numerosos vecinos se acercaron a su casa, aunque él se encontraba en Francfort.
La crítica más dura a Saramago provino del Vaticano. El diario L´Osservatore Romano cuestionó ayer, por segundo año consecutivo, la decisión de la Academia Sueca, al señalar que la elección del autor portugués es "otro reconocimiento más orientado ideológicamente".
Agregó que Saramago es un "comunista de la vieja escuela" y que en sus obras "Memorial del convento" y "El Evangelio según Jesucristo" expresan su actitud anticlerical y antirreligiosa. El año último, la Santa Sede había criticado la distinción a Dario Fo, porque en sus obras satiriza a la Iglesia Católica. La respuesta de Saramago no se hizo esperar. "En lugar de andar opinando sobre literatura -replicó con dureza-, materia sobre la que no entiende, la Santa Sede debería preocuparse por los esqueletos que tiene guardados en sus armarios."
ESTOCOLMO.- El escritor José Saramago, de 75 años, ganó ayer el Premio Nobel de Literatura 1998 y se convirtió así en el primer portugués que obtiene la distinción.
La Academia Sueca fundamentó su decisión afirmando que "con sus parábolas sustentadas por la imaginación, la compasión y la ironía (el escritor) continuamente nos permite aprehender nuevamente una realidad ilusoria".
En años anteriores, Saramago había sido señalado varias veces como posible ganador del galardón, que consiste en una medalla y en un cheque por 7,6 millones de coronas (unos 978.000 dólares).
El autor de "Memorial del convento" (1982), "El año de la muerte de Ricardo Reis" (1984), "Historia del cerco de Lisboa" (1989) y "El Evangelio según Jesucristo" (1992) se enteró de la noticia en el aeropuerto de Francfort.
Saramago se disponía a viajar a Madrid, en un vuelo que se había retrasado media hora, tras participar en la feria del libro de Francfort, una de las más importantes del mundo.
"Estoy muy feliz personalmente y también lo estoy por mi país", dijo con sencillez, tras conocer la noticia de su editor portugués, Ceferino Coelho.
En tanto, en la feria del libro alemana, los expositores de las editoriales lusas descorcharon botellas de champaña, mientras esperaban el regreso del escritor.
De nuevo en la feria
Cuando se hizo presente, el nuevo Premio Nobel fue literalmente acorralado por los periodistas y las cámaras de televisión, lo que obligó a convocar una conferencia de prensa más formal.
"Es una gran responsabilidad ser el primer portugués que gana el Nobel de Literatura -dijo ya más tranquilo-. Aunque el premio no salvará a mi país de su estado de caos, creo que ayudará a que haya más interés por sus escritores."
Con su habitual modestia, agregó: "Suponiendo que yo hubiera merecido el Nobel, hay otros escritores que también lo merecen. Por lo tanto, he tenido suerte al ser considerado por la Academia Sueca".
Sobre el destino de la suma que otorga el premio, afirmó que no piensa malgastar el dinero, sino "invertirlo en ayudar a gente necesitada".
Saramago, que milita en las filas del Partido Comunista de Portugal, negó, por otra parte, que la Academia Sueca lo haya distinguido por razones políticas. Su obra, que mezcla el realismo mágico con el agudo comentario político y esta en conflicto con la gramática tradicional, fue traducida ya a 25 idiomas y tiene peso propio en Iberoamerica.
Sensación de justicia
En todo el mundo, la coronación de Saramago con el máximo galardón literario causó gran satisfacción. Dario Fo, el controvertido ganador del Nobel en 1997, se sintió "honrado" de compartir el premio con el autor luso.
"Finalmente se hace justicia a la lengua portuguesa", dijo, por su parte, el escritor brasileño Jorge Amado. En el mismo sentido se expresó el paraguayo Augusto Roa Bastos. Y el novelista español Antonio Gala afirmó, en consonancia con la mayoría de sus compatriotas: "Pertenece a nuestra área cultural más próxima; es uno de los nuestros".
De hecho, Saramago vive actualmente en la isla española de Lanzarote, donde se trasladó luego de que el gobierno portugués vetó su obra "El Evangelio según Jesucristo", en 1993. Al conocerse la noticia de que lo habían premiado, numerosos vecinos se acercaron a su casa, aunque él se encontraba en Francfort.
La crítica más dura a Saramago provino del Vaticano. El diario L`Osservatore Romano cuestionó ayer, por segundo año consecutivo, la decisión de la Academia Sueca, al señalar que la elección del autor portugués es "otro reconocimiento más orientado ideológicamente".
Agregó que Saramago es un "comunista de la vieja escuela" y que en sus obras "Memorial del convento" y "El Evangelio según Jesucristo" expresan su actitud anticlerical y antirreligiosa.
El año último, la Santa Sede había criticado la distinción a Dario Fo, porque en sus obras satiriza a la Iglesia Católica. La respuesta de Saramago no se hizo esperar. "En lugar de andar opinando sobre literatura -replicó con dureza-, materia sobre la que no entiende, la Santa Sede debería preocuparse por los esqueletos que tiene guardados en sus armarios."
Apoyo local
La candidatura del novelista portugués José Saramago al Nobel de Literatura fue sostenida en nuestro país por la Academia Argentina de Letras, que propuso su nombre ante la Academia Sueca para la designación del ganador de este año.
Lo mismo había ocurrido en las dos ediciones anteriores del premio, en 1996 y 1997.
El reiterado apoyo al autor portugués surgió de manera espontánea y desinteresada de parte de la institución, que tiene el orgullo de contar entre sus filas a Saramago como miembro correspondiente desde el 26 de mayo de 1994.
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