Conmueve la reacción espontánea
Nuestro pueblo, nuestra gente, sigue sorprendiéndonos con su generosidad. Nos podremos criticar muchas cosas y acusarnos de tantas otras, pero veo con emoción la sensibilidad y reacción que se tienen cuando levantamos la vista hacia una necesidad -aunque a veces sea aparentemente difícil de cubrir- y buscamos resolverla.
Llevo más de 30 años en este "mundo social" y la realidad va cambiando, aparecen nuevas necesidades: la médula ósea, una inundación más, un medicamento nuevo, una enfermedad nueva. Sin embargo, pareciera que la sensibilidad para con el otro es cada vez mayor.
Dos familias nuestras están en este momento viviendo situaciones complejas con la posibilidad de un tratamiento y una vida normales.
Hace pocas semanas necesitábamos que decenas, cientos, miles de personas se detuvieran a conocer y a contemplar sus historias de vida. Había que llamar a un millón de argentinos para pedirles a cada uno un aporte aparentemente minúsculo.
Pero había que llamar a un millón. Esto puede sonar difícil, duro y tremendo. Pero en la Argentina, en nuestro país, en nuestra nación (lo digo con orgullo), es posible, porque la tan mencionada "cultura solidaria" sigue creciendo y salvando vidas.
Estoy exultante pero quiero ser cauto, porque todavía nos quedan dos tratamientos por delante.
De todos modos, en medio de tantas cosas que se escuchan, de tantas críticas que nos hacemos, quiero atreverme a celebrar este éxito parcial que significa que en el país de mis hijos haya un millón de personas con capacidad de comprometerse y de transformar la realidad.
lanacionar