Congresos de gerontología, una ocasión propicia para debatir el tema
Qué hacer con el problema de la soledad parece ser la pregunta que sigue. La experiencia indica que nadie piensa en resolver una cuestión, sea social o no, si antes no la reconocemos como problema. Con los resultados de nuestros estudios se mostró que se trata de una condición -la de vivir solo y sentirse solo- que afecta a un número significativo de personas mayores. Si los mayores que viven solos en la Argentina son 1,2 millones, se trata de alrededor de 260.000 en esa condición. ¿Mucho? ¿Poco? Son tantos como toda la población de la provincia de Santa Cruz o del partido de Vicente López.
Para reconocer si estamos ante un problema hay que hablar de él, discutirlo mucho. Los gobiernos nunca se ocupan de nada que no esté en la agenda pública. Bastantes dificultades tienen con la inflación, la pobreza, las jubilaciones, como para esperar que se ocupen de cuestiones que aún no fueron reconocidas como problemas por la sociedad. Pero hay varios caminos. Uno es el de la propia comunidad de especialistas en las personas mayores. Que el próximo Congreso Mundial de Gerontología y Geriatría se celebre en el país, en 2021, constituye una oportunidad imperdible.
Allí especialistas de todo el mundo abordarán infinidad de temas y podrá verse si la soledad de los mayores es reconocida como un problema o no tanto, y cuánto se hace en otros lugares del mundo. Para quienes esperar tres años les resulte mucho hay una segunda avenida: los congresos anuales de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría -el próximo será en Mar del Plata, en agosto-, donde la soledad de los mayores podría ser considerada en profundidad.
Los mayores que se sienten solos son apenas la punta de un iceberg configurado también por otros mayores que se sienten solos aunque vivan acompañados. Una cosa es vivir solo siendo mayor -sea por viudez o haber vivido solo ya como sub 60- y otra sentirse solo. Aunque la incidencia de la soledad es mayor entre los que viven solos, como los que viven acompañados son muchos más, al final tienen mayor peso los que se sienten solos aun conviviendo con otros. Por eso la solución no es estimular a vivir acompañado, sino que el problema es más complejo. Tampoco ayuda que los argentinos nos autodefinamos como una sociedad "familiera y amiguera". Aunque lo fuéramos, no alcanza para compensar las necesidades de tantas personas mayores.
Sociólogo y coordinador del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores
Enrique Amadasi
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