Conflicto: la medicina privada y la industria farmacéutica nacional, enfrentadas por los precios de los remedios
La Unión Argentina de la Salud, que nuclea a prestadores y financiadores del sector, presentó un informe que concluye que los valores de las drogas no termina de mejorar los del mercado; en tanto, los laboratorios lo cuestionaron
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El problema con los precios de los medicamentos en la Argentina no termina de resolverse. Ahora, enfrenta a la medicina privada con los laboratorios nacionales.
En un documento difundido ayer, la Unión Argentina de Salud (UAS), que representa a financiadores y prestadores privados, planteó que la oferta de la industria farmacéutica argentina no termina por mejorar los precios del mercado, con una comparación del valor de 13 fármacos con España. Esta tarde, la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa) le retrucó: “El informe emplea una definición equivocada de la farmacoeconomía”.
“Nuestro país se caracteriza por un desarrollo muy importante de la industria farmacéutica, de gran seguridad y calidad –había publicado la UAS–. No obstante, sus estrategias corporativas y de relativa competencia, determinan que a pesar de la oferta de cantidad, esto no se traduce en menores precios en el mercado nacional y la comparación con España así lo demuestra, produciéndose cada vez más barreras de accesibilidad y asequibilidad por parte de la población”.
Para la UAS, también “condicionan el acceso a los medicamentos” barreras como “la falta de financiamiento, los problemas de suministro, la insuficiente capacidad de producción local, la inadecuada legislación farmacéutica o la influencia de los acuerdos comerciales”, entre otros.
Sin citarlos, la entidad que representa a la medicina privada incluyó al sector farmacéutico nacional entre las “opiniones públicas y acciones” de las últimas semanas sobre la decisión de la provincia de Mendoza de importar medicamentos de otros mercados –en este caso, India– conocidos por la producción de fármacos a bajo costo. De hecho, esto no es nuevo: empresas nacionales se abastecen de insumos elaborados en esos mercados para sus productos y, desde hace años, funcionarios de Salud nacionales y provinciales viajan a visitar esas plantas durante sus gestiones.
Lo que se está cuestionando ahora es la importación del producto terminado y si el país de origen cuenta con una certificación emitida por una agencia regulatoria local con estándares de calidad reconocidos. La Argentina, a través de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), posee un listado de países con los que opera la convergencia regulatoria en ese sentido. En el resto, se define el procedimiento a seguir.
“El cuestionamiento concreto es hacia los medicamentos provenientes de India –continuó la UAS al respecto en su documento–, ya que el Anmat no reconoce la actuación de las agencias regulatorias locales que deben evaluar el cumplimiento de las normas exigidas a nivel internacional de buenas prácticas de manufactura. No sucede de igual modo con los medicamentos producidos en Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia, España, Reino Unido, etcétera, ya que ingresan a nuestro país automáticamente debido que se reconoce la evidencia de comercialización de origen.”
A la par, la entidad repasó que la industria farmacéutica de la India “abastece más del 50% de la demanda mundial de diversas vacunas, el 40% de la demanda de genéricos de Estados Unidos y el 25% de todos los medicamentos del Reino Unido”.
Cuando hace una década hubo una promesa oficial de que bajarían los precios, en las farmacias no había ni noticias semanas después de que entrara en vigencia el anuncio. Hacia el interior del sistema de salud, los costos también siguieron subiendo. Pero son dos canales de comercialización distintos y, ambos, están en problemas por costos que no se termina de saber cómo se construyen.
“Esta realidad en los valores de los medicamentos, sumadas a pautas sociales como una creciente medicalización y en muchas oportunidades con excesos prescriptivos, una sobreoferta comercial desde la industria, muchas veces con escasa evidencia científica y relativa relación costo efectividad –argumentó la UAS–, fueron generando que en la actualidad del total de recursos financieros que recauda el sistema de salud privado, el gasto en medicamentos representa casi el 40% de esa totalidad, siendo que hace de 10 años, no superaba el 20%.”
Respuesta
Esta tarde, desde Cilfa, señalaron que “ninguno de los argumentos planteados en el informe de la UAS invalida la obligatoriedad de control centralizado de la Anmat”. Lo hicieron a través de un comunicado en el que repasan esos puntos enviado a LA NACIÓN.
“Todos los medicamentos de origen indio que entran a Estados Unidos o Reino Unido lo hacen, siempre, con el aval de la agencia de control centralizado de dichos países –señalaron–. La industria de la India, como la de muchos países, aunque en este caso el problema es más serio, es heterogénea (poco más del 5% de las plantas farmacéuticas indias están habilitadas por las principales agencias sanitarias del mundo). Por eso, ningún país renuncia al control centralizado y soberano de la calidad de los productos que importa, que no se limita a la ‘aprobación de la droga’, sino al monitoreo constante de la calidad efectiva del lote que se importa, mediante controles periódicos de calidad y al monitoreo de las plantas en origen.”
Ayer, durante un debate sobre la crisis que atraviesa el sistema de salud argentino en el 50° Congreso Argentino de Cardiología, Eduardo Franciosi, director ejecutivo de Cilfa, expresó que hasta que no se equilibren las variables de la economía argentina, no habrá una salida a los problemas de gestión y financiamiento. Planteó sobre la importación de fármacos como plantea hacer la provincia de Mendoza “que se puedan auditar las plantas de producción de donde vienen los productos”. Y agregó: “Estamos ajustando el precio de los medicamentos un 25% por debajo de la inflación del Indec”.
Para la comparación de precios (a septiembre) entre España y la Argentina, un equipo del Observatorio de Precios de Medicamentos de la UAS tomó 13 fármacos de laboratorios nacionales: el valor de 50 comprimidos de paracetamol 1g cuesta en el país era $11.400 y, en el mercado español, $4687; la levotiroxina 75 mcg estaba $12.442, comparado con $3067 al ponderar la misma presentación; la metformina se comercializada a $34.517 y, en el mercado español, a $4350 (2,9 euros), mientras que el diclofenac 75 se conseguía en el país a $20.455 y, en España, a $3750 o la rosuvastatina 10 estaba a $20.258 y, en el país europeo, a $14.775.
“Las comparaciones de precios de medicamentos deben hacerse con cuidado –replicó Cilfa–. Para un mismo principio activo, en todo el mundo existen diferentes marcas y presentaciones, conformando una distribución de precios que va de mayor a menor. España tiene un sistema absolutamente centralizado de medicamentos, donde son financiados por el Estado, con lo cual los precios tienden a agruparse en el extremo de menor precio. En la Argentina, como en cualquier país donde hay un mercado liberado de medicamentos, como ser Estados Unidos, la variación de precios es mayor. Pero, en la Argentina, también puede conseguirse alguna forma farmacéutica de un mismo principio activo al mismo precio que en cualquier país europeo. Ocurre que posiblemente haya extremos más costosos.”
En el seguimiento del aumento de los costos sanitarios que desde 2011 hace el observatorio de la entidad que nuclea a la medicina privada, estimaron que, a junio de este año, los medicamentos subieron un 30.629%, mientras que las cuotas de las coberturas aumentaron un 17.345%. En tanto, el salario de una enfermera universitaria en relación de dependencia (caso testigo) lo hizo un 15.529% y los pagos a los prestadores por los servicios de atención, un 12.125%. Así, Hugo Magonza, presidente de la UAS, describió ayer, durante el debate convocado por la Sociedad Argentina de Cardiología, apenas una de las causas que llevaron a la crisis estructural en la que está el sistema sanitario.
“La industria farmacéutica argentina es un actor estratégico en el desarrollo de la ciencia y la innovación en el país, como lo demuestran las dos innovaciones que anunciaron los laboratorios Elea y Gador que representan, además de un logro científico, un importante ahorro para los pacientes y el sistema de salud argentino”, señaló Franciosi a este medio por los dos lanzamientos que se conocieron en las últimas horas. Son dos medicamentos nacionales: uno es para la atrofia muscular espinal (AME) y el otro es semaglutida de administración oral, en lugar de inyectable como estaba disponible hasta ahora, para el tratamiento de la diabetes tipo 2.
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