Confianza en el proyecto y la identidad de las escuelas
En vez de peregrinar a Finlandia en busca de alternativas educacionales exitosas o en lugar de poner como ejemplo escuelas de Hong Kong o Palo Alto, mejor es una vuelta por la escuela de City Bell, Villa Elisa y La Plata, donde educadores argentinos desarrollan desde hace décadas un proyecto innovador y comprometido con la infancia, el arte y el conocimiento.
No pretendo debatir aquí las opciones pedagógicas: salas sin pupitres, autorganización dentro y fuera del aula o educación por el arte, entre otras: me parecen buenas propuestas, aunque no faltarán, supongo, neuricientistas y economistas que las relativicen.
¿Qué podemos aprender de una experiencia donde los docentes obtienen inclusión y calidad educativa a partir de contar con ciertas condiciones básicas: ¿Cuáles son esas condiciones?
Se trata de una escuela pública y gratuita. La diferencia con el resto de las escuelas dependientes del Estado es que en este caso la institución tiene mayores márgenes de maniobra para tomar decisiones pedagógicas y de gestión, empezando por la más importante: la escuela puede seleccionar a sus propios educadores.
La mayoría no lo sabe y se asombra con el dato: en la educación pública argentina no son las escuelas las que eligen a los docentes sino que son los docentes quienes eligen la escuela, a partir de un listado por puntaje que conforma un riguroso ranking de educadores. Esto significa que en las escuelas públicas es muy difícil conformar equipos dado que los directivos no tienen arte ni parte en el grupo humano que dirigen: lo que toca, toca. A diferencia de las escuelas privadas, incluso de las escuelas privadas con financiamiento estatal, las escuelas públicas no deciden nada y son el último orejón del tarro burocrático.
Esta y otras experiencias en el sector público muestran que el gran problema de nuestra educación no es la formación o la capacitación docente, como repiten -sin evidencia a la vista- funcionarios del área: con autonomía para decidir y responsabilidades por los resultados, los educadores pueden construir una identidad pedagógica que brinde una solución plausible a los graves problemas de las escuelas.
Uno de los aportes del Presidente Macri es el concepto del trabajo en equipo como motor del cambio. Estas experiencias alternativas deben extenderse a todos para que las escuelas públicas tengan condiciones para conformar equipos de trabajo pedagógico excelentes. Condiciones que a los funcionarios no les demandan más dinero sino, apenas, voluntad de mejorar.