En la ciudad que nunca duerme son cada vez más los porteños que buscan escaparse del ruido y despegarse de sus ajetreadas agendas. Y para quienes buscan algo más que una salida a comer, estas cinco propuestas gastronómicas tienen particularidades propias que las acercan más a experiencias.
En Palermo Soho, San Telmo y Chacarita o Villa Crespo, en edificios de patrimonio cultural, a ciegas, con mantras o en altura, se trata de espacios donde porteños y turistas, como diría Italo Calvino, "encuentran un pasado suyo que ya no sabían que tenían".
"A ciegas gourmet", una cena show a oscuras en el Teatro Ciego
El pitido de un tren sacude las sillas y se va perdiendo en la oscuridad de la sala. Una voz angelical hace girar las cabezas. El perfume cítrico de un aperitivo remonta a la foto de aquel viejo naranjo en casa de los abuelos. Estas son solo algunas de las sensaciones que despierta este salón a oscuras durante los 90 minutos que dura el espectáculo "A ciegas Gourmet".
Se trata de una propuesta que combina una deliciosa cena con una obra de teatro y música en vivo e invita a detenerse en la cadencia de cada sonido, en la textura de cada porción, en la expresividad que cada condimento deja en el paladar.
"El objetivo es que el público pueda ir mas allá de los limites visuales y desafiar la realidad a través de los sentidos. El menú es sorpresa. Incluye siete pasos de degustación en total oscuridad. Por eso, la selección de los alimentos está pensada para potenciar esta experiencia inmersiva", explica Martin Bondone, director del espacio, que cuenta con otras siete propuestas también a ciegas. La entrada al espectáculo ronda los $1700, dependiendo el día.
Olga Rebryk, que trajo de sorpresa a su pareja Santiago Cortella para celebrar su tercer aniversario, expresa emocionada al salir de la función: "Nunca me hubiese imaginado que podría ver tanto en plena oscuridad. Me recordó a mi abuela austríaca. Me volví a sentir entre las telas como en las tardes en que la ayudaba en la tintorería".
En Borges 1974. De martes a domingos. Tel: 011 4774-6603.
Julia, el restaurante de Villa Crespo que privilegia la intimidad
Cualquiera que atraviese la pequeña puerta de entrada quedaría encantado con el entrañable universo del restaurante. Las plantas que cuelgan de las estanterías, el salón iluminado por una tenue luz, la delicada presentación de los platos de autor con productos de estación y la atención personalizada de su dueño convierten a este bistró de solo 22 cubiertos en un rincón ideal para disfrutar de una cena íntima.
Se trata de la iniciativa del chef Julio Martin Báez, que luego de sus experiencias en Sofitel Arroyo y en Aramburu Bis decidió abrir su propio bistró bajo el nombre de su hija, Julia.
El aroma a pan recién horneado se desprende por las mesas del salón. Pablo Salomón, el camarero, explica a los comensales con esmero las siete entradas y los cuatro platos principales seleccionados para la ocasión. Sobre la mesada de la cocina, Julio tararea una canción y corta los tomates frescos de la huerta orgánica. Sirve en un plato una porción jugosa de ojo de bife, coloca unas cucharadas de vitel toné -receta de su abuela- y unas hojas de verdolaga –que crece en su casa- con la misma delicadeza con la que comparte anécdotas con sus clientes. En unas pocas horas Sol Peretti, servirá el postre que dejará a todos boquiabiertos: helado de sésamo de la casa con damascos y ciruelas de estación y crema de jengibre.
Los platos principales rondan entre los $500 y $700. Las entradas y los postres, alrededor de $300.
Sus clientes quedan boquiabiertos con la decoración de los platos. Entre ellos, Kevin Daniel destaca: " Villa Crespo es mi barrio de toda la vida pero nunca había conocido un lugar como Julia. El postre de yogur de kefir, miel, manzanilla y castañas con helado de curry fue uno de los más hermosos que me tocó comer".
En Loyola 807. De martes a sábados de 20 a 00. Para reservas contactarse al 7519-0514.
Furaibo, una propuesta de gastronomía japonesa con mantras
A tan solo una cuadra de Plaza de Mayo, un misterioso cartel de luces rosadas dice "Furaibo". Tras subir unas escaleras de mármol, el sonido de los llamadores de ángeles se entremezcla con el repiqueteo de un tambor taiko. Su mentor, el monje budista Gustavo Aoki, invita a sus visitas a una auténtica inmersión en la cultura japonesa.
Con 15 años de historia, Furaibo ofrece desde comida japonesa, ceremonias de té, prácticas y rituales budistas y hasta clases de japonés. Eso sin contar su secreto más preciado: un jardín zen cubierto de cañas.
Aoki recomienda vivir la experiencia de los jueves: la noche de meditaciones con mantras. Cuando las personas llegan, se quitan sus zapatos y se calzan las sandalias que ofrece la casa. Toman un cuadernillo e ingresan a una sala que recrea el universo de un milenario templo japonés. Entre lámparas de papel, el piso de alfombras, estatuas de budas y un majestuoso altar de madera laqueado en oro, Aoki hace sonar un cuenco que da inicio a la ceremonia. Para coronar la jornada: una cena vegetariana en el confort de las mesas bajas y los sillones al ras del suelo.
El plato más popular es el tradicional ramen japones (sopa de fideos con un caldo aromático acompañado de verduras y pollo), de $850. "Soy fanática de la cultura japonesa. Por eso me pareció que Furaibo era un buen lugar para celebrar mi cumpleaños. Me quedé fascinada con los libros de cómics de la biblioteca, con los apanados de verduras y con el jardín", dice María Belén Cabrera, desde una de las mesas bajas.
En Adolfo Alsina 439, San Telmo. Abierto todos los días de 12 a 00. Tel: 43343440.
"Noche de cúpulas" , una experiencia sublime en las alturas
Esta propuesta itinerante, denominada la "Noche de Cúpulas", invita a los participantes a disfrutar de una cartografía distinta de los cielos, terrazas y cúpulas porteñas, de la mano de una experiencia artística que pone en valor los secretos e historias que las habitan.
Cada mes Ana y Verónica Groch- las productoras y curadoras artísticas- encuentran un edificio de valor patrimonial donde llevar adelante los eventos. A esto se le suman la música en vivo y la propuesta gastronómica del chef Alejandro Langer, que exalta los sentidos de sus comensales a través de cinco pasos de cocina contemporánea.
"Se trata de encuentros íntimos, con no más de 40 personas. La Cúpula Arnoldo Albertolli de Palermo, el emblemático Edificio la Inmobiliaria, el Palacio Estrugamou ya fueron testigos de las intervenciones", expresa Ana Gorch, cuya iniciativa cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes (FNA).
Percibir la musicalidad de una poesía adentro de una cúpula iluminada con la sola luz de las velas, degustar de una copa de vino y descubrir la silueta del Palacio Barolo hacen de las "Noches de Cúpulas" una experiencia inolvidable. El próximo es el 30 de enero en la Torre Monumental de Retiro, en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires (Fiba).
"Me gusta descubrir lugares exclusivos ligados a la gastronomía. Noche de Cúpulas es una propuesta muy completa. Destaco los exquisitos platos gourmet, la energía que se genera entre la gente y una vista de Buenos Aires que en cada ocasión te deja sin palabras ", dice Natalia García que participó dos veces de la experiencia.
Los precios de las entradas son a partir de los $800, dependiendo de la propuesta de la edición. Para más información contactarse con contact@lacocinadiscreta.com.
Donnet, la esquina hit de Chacarita de comida con propósito
¿Qué es lo que hace de Donnet una propuesta inédita? Algunos dirían que por tratarse del único lugar en la ciudad que cocina casi exclusivamente a base de hongos y fermentos. Otros lo asignan a la dimensión espiritual que se percibe en su concepción culinaria. Y los más aventureros lo atribuirán al factor sorpresa que viene con la casa.
Ninguna noche en Donnet se le parece a la anterior. La carta varía de acuerdo a las verduras de estación. El menú "Experiencias" ($700) con nueve pasos de comida suele ser el elegido por este tercer grupo, que adivina los sabores de cada plato una vez que lo tienen frente a sus ojos.
Las noches en que una tarotista se pasea por las mesas y los camareros circulan con atuendos estrafalarios, las de "Mercadito", en las que se intercambian productos agro ecológicos o aquellas en que se recita poesía son las más aclamadas.
Me interesa compartir los buenos hábitos y dejar boquiabiertos tanto a los que no comen carne como a los amantes del churrasco
"Nuestra carta es vegana pero nuestro propósito trasciende al veganismo. Me interesa compartir los buenos hábitos y dejar boquiabiertos tanto a los que no comen carne como a los amantes del churrasco. Todo lo que se sirve en Donnet es hecho en casa y agroecológico, desde los condimentos y hierbas, el vinagre, las gaseosas hasta los platos de porcelana en que servimos la comida. Es mi forma de hacer revolución", expresa Manuela Donnet, la mentora y chef del espacio que lleva su apellido, con una pasión que se le escapa de los ojos.
"Es la tercera vez que vengo. Pedí el menú "experiencias" porque me gusta ese condimento sorpresa que tiene Donnet. No se me hubiese ocurrido que un jugo de mandarina se podría mezclar con vinagre. Es increíble", dice Mario Guzman tras probar una suerte de ostra de hongos con las manos.
En Jorge Newbery 4081. Abierto todos los días de 20 a 00. Para reservas: 112749-9773.
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