Con el 90% de ocupación, la costa sueña con marcar un verano récord
En todas las localidades de playa se ven hoteles y restaurantes llenos; en el sector confían en que la tendencia se mantenga también en Semana Santa
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El domingo gris de principio a fin opaca un fin de semana largo brillante por casi todas sus aristas. Hoteles repletos, inmobiliarias que se quedaron con unas pocas llaves en el tablero con la oferta de departamentos en alquiler, restaurantes y bares con mesas completas desde el desayuno hasta la cena y balnearios que, a pesar de las gambetas del sol, volvieron a vivir –aunque sea por un día– esa singular y muy disfrutada sensación de quedarse sin carpas ni estacionamiento disponible.
Estos feriados de Carnaval de mañana y pasado mañana, que funcionan como una escala previa al inicio del ciclo lectivo en la mayoría de las provincias y sin dudas el último gran momento de una temporada de verano que hace cuentas en busca de un reconocimiento histórico por su excelente rendimiento, movilizaron cientos de miles de turistas hacia la costa. La estadística dirá muy pronto si se consolidaron como el pico de la demanda en estos últimos dos meses.
Mar del Plata tiene casi 90% de la hotelería ocupada. Es el piso entre decenas de localidades del frente de playas bonaerense que vive desde ayer una capacidad de alojamiento completa, muy a tono con mucho de lo vivido desde comienzos de este año. Lo que se ve y respira alcanza y supera las mejores expectativas.
Lo que le falta a este fin de semana extralargo, a no dudarlo, es una mayor generosidad de las condiciones meteorológicas. Las nubes se instalaron desde el mediodía de ayer y ganaron en presencia y oscuridad hasta que la tormenta eléctrica de media tarde iluminó todo a fuerza de relámpagos y hasta de algunos rayos. Hoy no hubo chaparrones, pero la sensación fue siempre que estaban ahí nomás. Aun así la mayoría apostó por la playa. Y acertó.
A media mañana las arenas pinamarenses demostraban la confianza y decisión de quienes eligieron este destino para la escapada de cuatro días, la primera del año. La próxima, también bien extensa, llegará en poco más de un mes, ya con el otoño encaminado y gracias a los feriados de Semana Santa.
“En caso de que se largue a llover como ayer, levantamos las cosas y nos volvemos al hotel, pero a la playa se viene sí o sí porque son poquitos los días que podemos venir y hay que aprovechar cada minuto”, afirmó Benito Martínez, de la Capital, que estaba con su esposa, su hija y sus dos nietos a metros del muelle de pescadores, donde desplegaron la sombrilla, la conservadora con comida y bebidas, el equipo de mate y todo lo necesario para pasar el día al lado del mar.
En todo el sector de servicios, cualquiera sea la localidad balnearia donde se pregunte, se trabajó a niveles de demanda similares a los mejores momentos de este verano.
Compras
La mañana de hoy, que mostraba pocas posibilidades de una jornada plena de playa, habilitó, por ejemplo, una concurrencia importante por los paseos comerciales de Cariló. Las cafeterías estaban repletas y los turistas salían de los locales y caminaban por el bosque cargados de bolsas de compras.
Hugo Tavelli, responsable del Hotel Marcín, confirmó a LA NACION que este cierre de mes sin habitaciones libres no desentona con lo vivido desde fines de diciembre. “Salvo el miércoles y el jueves últimos, que tuvimos algún bache, estamos completos y seguiremos así por lo menos hasta el primer fin de semana de marzo”, afirmó. No dudó en arriesgar que se empieza a cerrar “la mejor temporada en 15 o 16 años”.
Celebró esta recuperación luego de casi dos años del impacto de la pandemia, con períodos prolongados de puertas cerradas y que golpearon duro al sector. “Ya se están recibiendo muchas reservas para Semana Santa y se viene un año con mucho turismo de reuniones y corporativo”, describió.
La hotelería en general reconoce el impulso que tuvo el programa PreViaje para potenciar al máximo este mes. Y en los demás rubros admitieron que se percibió un incremento en el promedio de gasto per cápita, quizás también por este mecanismo de bonificación sobre los paquetes contratados mediante esta herramienta oficial.
Es también este fin de semana el primero desde el inicio de la temporada en el que los contagios por coronavirus parecen un tema de otra época. Los barbijos abundan y los protocolos se mantienen, pero ya no se respira esa preocupación que se mantuvo durante casi dos meses, con una tercera ola de casos que creció más rápido que las anteriores, aunque también con menor nivel de daño. Mar del Plata, que vivió jornadas con más de 2000 nuevos positivos por día, ayer tuvo apenas 49.
La noche suele exponer mucho más que durante el día el enorme nivel de demanda de la gastronomía. La oportunidad de playa, con más o menos sol, permite que horarios de almuerzos hasta meriendas sea de locales y decks holgados en ocupación. Con la caída del sol y los happy hours tempranos de cervecerías se abre el camino para el que programó una reserva y, para el resto, una casi obligada y larga espera por una mesa libre.
“Es este un fin de semana de temporada con niveles de primera quincena de enero”, confirmó Hernán Szkrohal, titular de la confitería Barracuda y vicepresidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica. “No fue explosivo en demanda, pero sí es muy intenso y con un impacto positivo parejo para todos los sectores del turismo”, afirmó a LA NACION.