Con cambios en la concesión de recintos, reformulan el proyecto para el exzoo
La discusión por la concesión de los espacios dentro del Ecoparque porteño empezó de una manera y finalizó de otra, quizá por los hechos que ocurrieron en el medio. Ruth, una rinoceronta blanca, y Shaki, una de las jirafas, murieron con diez días de diferencia y la presión de organizaciones animalistas y de vecinos fue subiendo a medida que se acercaba el debate para convertir en ley el proyecto.
El gobierno porteño logró ayer avanzar con la privatización, por hasta 20 años, de una serie de edificios patrimoniales del predio de Palermo, muchos de ellos declarados monumento histórico nacional, pero flexibilizó sus pretensiones. La Legislatura porteña aprobó, con dos tercios de los votos, la concesión de 15 espacios, seis menos que los planteados en la propuesta aprobada en primera lectura el 28 de junio pasado.
Desde ese día, además de la muerte de la rinoceronta y la jirafa, hubo denuncias por el mal estado general de las instalaciones y se revelaron datos alarmantes en la audiencia pública realizada antes de la votación: la Ciudad reconoció que durante este año, hasta el 28 de agosto, hubo en el exzoológico 26 decesos, mientras que ascendieron a por lo menos 1000 en los últimos seis años.
Ante este escenario de exposición, el oficialismo decidió plantear nuevas condiciones y llegar a un acuerdo parlamentario con el resto de los bloques que incluyó, además, reducir la superficie total a privatizar del predio del 3% inicial al 0,6% final. También se incorporó la prohibición de exhibir animales en los recintos cedidos al sector privado y se estableció la gratuidad para acceder al Ecoparque a jubilados, pensionados, menores de 12 años y estudiantes de escuelas públicas de todos los distritos.
Desde la Ciudad entienden que con estos cambios se intenta reparar, de alguna forma, el proyecto inicial de transformación del exzoológico porteño, impulsado por el exministro de Modernización, Innovación y Tecnología, Andy Freire. "Era un proyecto inviable", explicaron fuentes oficiales. La propuesta de negocio, según dijeron, sobredimensionaba la capacidad de explotación del predio y hacía más hincapié en el desarrollo arquitectónico que en el traslado y el bienestar de los animales, como se prometió en junio de 2016 cuando se anunció la estatización.
En ese momento, el predio de 18 hectáreas alojaba unos 1300 ejemplares y el gobierno se comprometía a trasladar a la mayoría a hábitats más acordes con las especies como objetivo principal de gestión. Hasta el momento fueron derivados más de 430 animales y la población actual es de 865.
Freire se alejó del ministerio para asumir como diputado por Vamos Juntos en diciembre pasado en la Legislatura. Meses después, renunció a su banca y la cartera que había conducido se disolvió. LA NACION se comunicó ayer con Freire, que prefirió no hacer comentarios.
Los edificios
El proyecto del Ecoparque quedó en manos del Ministerio de Ambiente y Espacio Público que continuó con los traslados, aunque todavía quedan deudas pendientes como la derivación de la elefanta Mara, la orangutana Sandra -declarada por la Justicia persona no humana- y otros animales en riesgo.
La privatización de espacios será en tres etapas y debería comenzar en los próximos meses. Por 20 años se licitará la Casa de los Osos (6500 metros cuadrados) y la condorera (2100 m2); a 15 años se concesionarán la confitería El Águila (1100 m2), la leonera y fosa de leones (1600 m2), el Pabellón de los Loros (750 m2), el Pabellón de las Fieras (2700 m2), el acuario (3500 m2) y el reptilario (400 m2). Por 10 años, la Casita Bagley (400 m2).
La segunda etapa empezará en 2020 con la privatización por 20 años del templo hindú de los elefantes (2800 m2) y el de los cebúes (2700 m2), y por 10 años del chalet de los rinocerontes (500 m2). El tramo final del proyecto será en 2022 con la licitación por 15 años del antiguo monario azul (900 m2) y el Pabellón de los Camellos (500 m2), y por 10 años de la Casa de los Ciervos (400 m2).
En la ley aprobada quedó establecido que en ninguno de estos lugares se podrá exhibir animales. De hecho, para avanzar con las privatizaciones de algunos de ellos, como el templo de los elefantes, habrá que garantizar primero la relocalización de los animales. Mara, que tiene prioridad para dejar el Ecoparque, está siendo entrenada desde hace unos meses para su viaje a un santuario del Mato Grosso, en Brasil.
Las actividades permitidas serán: educativas, recreativas y de concientización para la preservación y conservación del ambiente; servicios y propuestas que mejoren la experiencia del visitante, o que permitan posicionar el predio como un paseo familiar de referencia en la ciudad.
"El proyecto no respeta el patrimonio histórico, arquitectónico, paisajístico y ambiental", sostuvo la legisladora Lorena Pokoik, de Unidad Ciudadana, uno de los bloques que votó en contra del proyecto. La ley obtuvo 42 votos positivos y 15 negativos, con una abstención.
A pesar del consenso que logró el oficialismo, en el recinto se vivió un clima de cierta tensión por la presencia de organizaciones que defienden los derechos de los animales. Con pancartas y caretas hicieron sentir su rechazo a la reconversión del exzoológico, que permanece cerrado hace un año por las reformas. Así seguirá al menos hasta el año próximo.