Con Blackberry y sin Whatsapp: 10 cambios insólitos de los últimos 10 años
Un repaso por algunas cosas y actitudes que hoy nos sacan una sonrisa.
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No sabíamos nada de nuestros ex
Porque no los stalkeábamos... Bueno, o no era TAN fácil de hacer. No todos tenían cuenta en Facebook (Instagram ni existía) y buscar en Google no daba muchos resultados. ¡Ahora podemos saberlo casi tooodo! Si terminó la carrera, si se quedó pelado, si se mudó de país, hasta lo que desayunó esta mañana, ¡y con quién!
Éramos menos ansiosas
Podíamos esperar a que llegara el tan deseado mensajito de texto sin revisar mil veces el teléfono. También teníamos paciencia cuando se cargaban los videos en YouTube. Ahora le pedimos que se apure hasta al contador del microondas cuando calentamos agua para un té.
No se usaban las zapatillas blancas
Nunca hubiéramos creído que esto se iba a convertir en moda. Las zapas blancas eran para hacer gimnasia en el colegio y nada más. Eran, porque ahora podés usar calzado deportivo hasta con pantalones de vestir. ¿Te acordás de Julia Roberts en Novia fugitiva? ¡Hoy casarse en zapatillas sería lo más cool!
Se usaban las cejas finitas
Eso de dejarse las cejas gruesas y despeinadas es moda reciente. Antes nos pasábamos horas depilándonos pelito por pelito para tenerlas casi invisibles, algo que ahora nos parece espantoso. ¡Por suerte no llevamos más ese gesto de sorpresa permanente!
¡No le dábamos bola a un barbudo ni locas!
A lo sumo, una barbita de tres días nos parecía interesante. Tener barba hipster no era sexy, y si algún chico con ese look se nos acercaba, mirábamos para otro lado... Hoy, cuando pasamos por las barberías, no podemos evitar relojear lo que hay adentro.
Estábamos enganchadísimas con Lost
No sabíamos muy bien cómo iba a resolverse tanto misterio, pero éramos incondicionales. Fue una de las series que nos llevaron a la adicción total. También mirábamos Mad Men y estábamos todas enamoradas de Don Draper, de los vestidos de las protagonistas y de la altísima onda sixties de la serie.
No existía Whatsapp
No sabíamos cuál era el minuto a minuto de la vida de nuestra familia. Ni lo que estaban por almorzar nuestras amigas. Había que esperar a vernos para conocer las novedades, porque no existían los grupos de las mamis ni los 50 grupos de amigos del club de lectura, del gym, del verano en Punta, del curso de cerámica... Y lo mejor: ¡no existían las notas de audio de más de 2 minutos!
Nos creíamos muy cool porque teníamos Blackberry
Hasta ese momento, era el único que tenía un chat gratuito y la posibilidad de manejar los mails. “Enviado desde Blackberry” al pie de los correos, toda una declaración de cancheritud. Nos causa gracia vernos en las fotos con ese armatoste, aunque a veces extrañamos ese tecladito encantador que murió a causa del touch.
Nos sacábamos fotos sin filtro y no sabíamos lo que era una selfie
Tu cuñada no salía tan divina en las fotos. Aunque todavía no la conocías, estás segura de que esa piel de terciopelo no es genética privilegiada: tiene mucho que agradecer a los filtros de su smartphone. Además, antes le pedíamos a otro que nos sacara una foto, y ahora llevamos siempre el palito de la selfie (¡y sabemos en qué ángulo exacto hay que ponerlo para salir divinas!).
Usábamos el Ares para descargar música y leíamos blogs
Quemábamos CD con los hits de Lady Gaga o Amy Winehouse y pensábamos que éramos re capas... Hoy no sabemos dónde meter esa pila de CD (¿se tiran, se guardan en la baulera?). También éramos fans de Fotolog y de los blogs, y el sueño de ser escritoras o cronistas nos tentó a abrirnos uno. Comenzábamos a exhibirnos en las redes sociales y escribíamos sobre lo que nos interesaba o mostrábamos nuestro mundo interior. Todavía no los borramos, están ahí, flotando en la nube...
#takeoverdelectoras: participaron del brainstorming: Carolina Franko, Path Sánchez, Alida Konekamp, Ayelén Di Leva, Marian Andersen, Rocío Mellas, Sol Tarnapolsky y María Soledad Rodríguez.
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