Cómo son las sorprendentes nubes que ingresaron al Atlas Internacional
La Organización Meteorológica Mundial sumó 12 nuevas nubes a su catálogo después de 30 años sin actualizarlo
En el mundo, todos los días millones de personas miran el pronóstico del tiempo para pensar qué ropa van a usar al día siguiente o para saber si se va a poder hacer alguna actividad al aire libre. La seguridad de los vuelos y de la navegación también depende en gran medida del trabajo de los meteorólogos. Sin embargo, pocos saben del papel que las nubes cumplen en las predicciones meteorológicas y el estado del tiempo y, más aún, de la cantidad de géneros, especies y variedades que existen de ellas.
Es que, como sucede en los cinco reinos de los seres vivos, las nubes también tienen su clasificación y nombres propios. El manual que guarda toda esta información es el Atlas Internacional de Nubes, una publicación centenaria que hace dos semanas la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dependiente de la ONU, actualizó después de 30 años. Y lo mejor: 12 nuevas nubes se sumaron a las ya existentes que, con sus formas, alturas y orígenes distintos, ya suman más de cien.
"El Atlas Internacional de Nubes es la única referencia autorizada y exhaustiva para la identificación de las nubes. Su reputación entre los aficionados a las nubes es legendaria y constituye una herramienta de formación esencial para los profesionales que trabajan en servicios meteorológicos y en sectores como la aviación y el transporte marítimo", expresó, a través de un comunicado, el secretario General de la OMM, Petteri Taalas. Claro que la influencia de las nubes no termina allí, porque, estas formaciones de partículas de agua o hielo también supieron inspirar a todo tipo de artistas, desde poetas hasta fotógrafos y pintores.
En el mundo de la meteorología, y también, en el de los fanáticos de las nubes, la digitalización del atlas y su actualización fue todo un acontecimiento: la última revisión se había hecho en 1987 y solo se podía acceder a su contenido si se tenía el material impreso original o, en su defecto, las imágenes escaneadas de sus hojas. "La calidad de las fotos ya no era buena y había pocos ejemplos globales, mayormente del hemisferio norte", explica María Inés Campos, la meteoróloga del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) que formó parte del equipo internacional encargado de llevar a cabo la actualización del atlas, tras un trabajo de tres años.
Los nombres de las nubes
"Debe tenerse en cuenta que las nubes evolucionan continuamente y se presentan en una infinita variedad de formas. Sin embargo, hay un número de formas características que se observan con frecuencia alrededor del mundo, en el que se pueden agrupar formando un esquema de clasificación”, señala Campos, docente en el Departamento de Capacitación del SMN.
Un primer paso para “leer” las nubes es entender la clasificación: la primera corresponde al género -que en el último ajuste del atlas no presentó ningún cambio- y que describe la “apariencia aproximada” de las nubes y la parte del cielo en donde se originan. En esta categoría, los nombres se combinan a partir de cinco sufijos:
- alto, que curiosamente hace referencia a las nubes en un nivel de altura medio
- nimbus, que transportan lluvia
- stratus, de forma alargada
- cirrus, que a la vista se presentan como flecos
- cumulus, densas y con desarrollo vertical
A partir de la combinación de estos términos es que se originan los géneros, que en total son diez, entre los que se encuentra el famoso Cumulonimbus. La especie, por su parte, hace referencia a la forma y estructura interna de la nube y, en esta categoría, el Atlas sumó la del tipo volutus, más conocida como la nube que se enrolla, y que se ve casi como un gusano en el cielo. “Ocurre dentro del género Altocumulus y Stratocumulus -explica Campos-. Describe un largo tubo horizontal, típicamente bajo, que parece rotar alrededor de un eje horizontal. Cuando aparece en tormentas se la encuentra separada de las demás nubes por lo cual se distingue de la variedad ‘arcus’”. Las variedades, por su parte, hacen referencia a la transparencia y distribución de las nubes.
En el sitio de la OMM se pueden buscar fotos con los diferentes tipos de nubes según su clasificación, para apreciar cómo se ven.
Nubes extraordinarias
Algunas poseen rasgos complementarios, y en esta subcategoría, se agregaron: fluctus, con la forma de un atractivo oleaje; murus o nube de muro, y cauda o nube de cola. A ellas se suman tal vez las más notorias de las nuevas catalogadas por la OMM: cavum, con un hueco en su formación, y asperitas, más deslumbrante todavía, con una apariencia similar a las ondas del mar. “Algunas son más raras de ver, como las asperitas, que se ven por debajo de otro tipo de nube”, dice Campos que, aclara, estas formaciones “están cambiando continuamente”. No obstante, la especialista agrega que, pese a que estas nubes aparecen con menor frecuencia, la Argentina tiene una ventaja para ver todo tipo de formaciones. “Hay cielos espectaculares, con una gran variedad de nubes, de casi todos los tipos, porque hay masas de aire caliente que vienen del norte de Brasil, o del Atlántico, con aportes de humedad, y también vienen los vientos fríos del sur”, destaca.
En último orden se agregaron las nubes especiales: cataractagenitus (formadas en las cataratas), flammagenitus (originadas a partir del calor de incendios forestales), homogenitus (por ejemplo a partir de las estelas de un avión), silvagenitus (en las selvas) y homomutatus (en aires saturados, y debido a la actividad humana). La última incorporación es la de una nube accesoria, esto es que acompaña a otra, y que fue llamada flumen, vinculada a tormentas severas y a las temidas supercélulas.
Las nubes y el pronóstico
Las nubes son una parte importante del pronóstico del tiempo aunque solo con ellas no alcanza, explica Campos. “Para poder pronosticar hay que poder observar y medir. Una parte son las nubes, pero también la temperatura, la humedad, entre otros datos, y eso se comparte, se corre un modelo de pronóstico y también se analizan muchísimo las imágenes satelitales”, explica.
Un resumen apresurado, podría indicar que las cumulus humilis indican buen tiempo, que las nimbo stratus se asocian a la lluvia y que las cumulo nimbus, a las tormentas. “Para otros casos hay que tener cuidado cuando se generaliza porque suele haber muchas excepciones y cambios repentinos”, resalta. Y concluye: “Uno puede ver venir una nube de lluvia, entonces ahí sí se puede pronosticar, pero para tiempos más largos ya es más difícil. Los meteorólogos le damos mucha importancia a la observación, pero consideramos que no se puede pronosticar solamente con mirar el cielo”.
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