Cómo son las guías que propone la Ciudad para reemplazar el lenguaje inclusivo en las aulas
Las difundió ayer el Ministerio de Educación de la Ciudad junto con el comunicado en el que prohibió usar la “e”, “x” y “@” en las aulas; el equipo que las redactó se manifestó en desacuerdo con la regulación
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“Desbautizar el mundo/ sacrificar el nombre de las cosas/ para ganar su presencia”. Estos versos del poeta argentino Roberto Juarroz dan inicio a la “Guía de recursos y actividades para trabajar en la escuela secundaria” difundida por el Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires el mismo día en que prohibió el uso de la “e”, “x”, “@” y otras formas de lenguaje inclusivo en todos los colegios porteños por parte de los docentes.
Las guías, divididas por nivel inicial, primario y secundario, y dirigidas a los docentes, estudiantes y sus familias, desarrollan propuestas para “romper con las nociones sexistas que habilita el uso del masculino genérico e incorporar un lenguaje más inclusivo sin entrar en conflicto con las normas gramaticales”.
Ayer, los establecimientos educativos privados y estatales recibieron los documentos junto con la resolución que “regula” el lenguaje inclusivo por primera vez en el país. Sin embargo, fuentes del Ministerio dijeron a LA NACION que los materiales fueron elaborados y trabajados con anterioridad. “Estos materiales fueron aprobados ayer en la misma resolución [que la que regula el uso de “x”, “e” y “@”], pero se vienen trabajando desde hace un montón de tiempo, prepandemia incluso. Son materiales que se desarrollan permanentemente, muchas en el marco de la ley de Educación Sexual Integral (ESI)”, informaron.
Lo llamativo fue que esta tarde el equipo que redactó los manuales difundió un comunicado titulado “El lenguaje se construye colectivamente, no se prohíbe”, en el que aclararon que efectivamente fueron convocadas en 2019, pero que no tenían conocimiento de la resolución divulgada ayer. “La resolución, en sus fundamentos, retrocede en cuanto al alcance de los manuales, y las afirmaciones prohibicionistas del Jefe de gobierno señalan una postura y una decisión política que va a contramano del espíritu de trabajo que hemos realizado”, afirmaron, en claro desacuerdo con lo postulado por la ministra de Educación porteña Soledad Acuña.
“La lengua es un instrumento de poder, una herramienta imprescindible para producir cambios sociales y culturales. Quienes poseen la palabra tienen la posibilidad de ser parte de esos cambios, de nombrar la realidad, de construir una visión de mundo, de hacerse oír y escuchar. Consideramos que la escuela es un espacio que debe promover experiencias en las que la comunidad educativa tenga la oportunidad de desnaturalizar lo que se nos ofrece como «correcto», de aprehender procedimientos que le permita hacer un uso de un lenguaje inclusivo y no caer en prácticas lingüísticas sexistas”, sostienen los textos redactados por el equipo conformado por Diana Maffía, Patricia Gómez, Celeste Moretti, Romina Sonzini y María Paula García.
Para eso, partiendo del reconocimiento de la presencia y naturalización de lenguaje sexista en textos escritos y orales de circulación social y escolar, plantean diferentes actividades.
En el nivel secundario, por ejemplo, se propone leer, analizar y reescribir una selección de textos en los que se usó el masculino genérico para hacer alusión a un grupo en el que hay personas de distintos géneros —entre ellos el boletín, el registro de asistencia, las presentaciones en los libros de texto, las comunicaciones destinadas al alumnado y a las familias y las consignas—. Para ello, se presentan las siguientes estrategias:
- Desdoblamientos completos. Por ejemplo, “decir las chicas y los chicos de 2º año” en reemplazo de “los chicos de 2º año”
- Desdoblamientos abreviados. Por ejemplo, decir “estimado/a profesor/a” en lugar de “estimado profesor”
- Sustituciones del masculino por sustantivos abstractos, colectivos y otras construcciones. Por ejemplo, decir “el equipo docente” en lugar de “los docentes” o decir “las familias” en lugar de “los padres”
- Uso de genéricos. Por ejemplo, decir “las personas mayores de 18 años” en reemplazo de “los mayores de 18 años”
- Uso de pronombres invariables y formas impersonales. Por ejemplo, “quienes quieran participar” en reemplazo de “los alumnos que quieran participar”
En las guías se reconoce que, si bien desde una perspectiva puramente gramatical el uso del masculino genérico para designar a un grupo mixto de personas no suele presentar objeciones, su recurrencia en un texto oral o escrito puede resultar inapropiada dado que invisibiliza la presencia de otros géneros.
En este nivel también se propone analizar y discutir textos periodísticos, legales y el modo en que se nombra a las profesiones para reforzar la construcción de una ciudadanía más inclusiva.
“Lo que no se nombra, no está. Y el ámbito laboral y profesional es uno de los más controversiales al respecto. Roles que, históricamente, fueron ocupados por hombres, con el paso del tiempo, empezaron a ser asumidos también por mujeres. Esto generó la necesidad de buscar nuevas formas de nombrar, de decir. Algunas tuvieron lugar sin complicaciones; otras generaron (y generan aún) ciertas incomodidades y/o resistencias. Términos como ingeniera o ministra resultan extraños para algunas personas porque esas profesiones, hasta no hace mucho tiempo, estaban ocupados por hombres. De ahí que las objeciones a estos cambios no responden a argumentos estrictamente lingüísticos sino a cuestiones ideológicas”, explicaron.
Por su parte, en el nivel primario también se hace hincapié en repensar el uso del masculino genérico, sobre todo porque en esta instancia es cuando a los estudiantes se les enseña el género gramatical.
Además, se pone especial atención en el lenguaje utilizado en el discurso histórico. Así, se propone el análisis de pinturas y fotografías de ciertos acontecimientos nacionales relevantes que den cuenta de las presencias y/o ausencias en la historia. También se solicita recuperar memoria u observar los monumentos que habitan las calles, avenidas y plazas de la ciudad de Buenos Aires, como una forma de establecer qué personajes se valoran y cuáles son las referencias históricas que se proponen desde el espacio público.
A modo de ejemplo se plantea analizar la presencia y el accionar de las mujeres en la Guerra de Malvinas: “¿Qué lugar ocupa en los textos históricos que reponen este conflicto?, ¿Hubo mujeres que «fueron a la guerra»?, ¿Se las reconoce?”, se cuestiona.
Por último, la “Guía de recursos y actividades para trabajar en la escuela de nivel inicial” pretende atacar el lenguaje sexista en sus primeros años de formación repensando de qué manera se nombra dentro de la sala y del jardín y desnaturalizando el uso del masculino genérico desde los primeros años de escolarización.
Para ello, se propone —entre otras actividades— mirar un capítulo de la serie Amigos del canal Paka Paka para luego intercambiar pensamientos sobre los nombres propios: “En el jardín nos llamamos por nuestros nombres, pero también aparecen otras formas de nombrarnos, por ejemplo, cuando decimos: «Ahora todos nos vamos a lavar las manos». Cuándo decimos «todos», ¿a quiénes nos referimos?”.
La guía también ofrece ideas para trabajar en familia como el armado del “Álbum de las Mujeres haciendo historia” para lo cual se acerca una lista de mujeres representativas que sostuvieron roles activos en la política o la cultura nacional y latinoamericana, entre las que destacan Mercedes Sosa, Alfonsina Storni, Michelle Bachelet y Violeta Parra, entre otras.
Por último, en todos los niveles se comparte material publicitario con la intención de que las familias revisen y piensen en las formas de comunicar que se sostienen en los medios de comunicación de consumo diario y que tienden a un uso sexista del lenguaje y a la creación de estereotipos vinculados al género.
El equipo que trabajó en la elaboración de los manuales manifestó que la actitud política prohibicionista adoptada por el Ministerio conspira contra el trabajo colectivo y que el tan conocido y discutido uso de la “e” es solo una de las varias formas de lenguaje inclusivo que se encuentran en debate como alternativa para mayor visibilizarían de los sujetos de derecho, en particular para los sujetos con identidades no binarias.
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