Cómo será el nuevo parque público de Villa Adelina diseñado por el bisnieto de Carlos Thays
El predio, de 22 hectáreas verdes, se encuentra al lado de la Panamericana, en el partido de San Isidro
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Después de haberse frenado la idea de convertirse en un shopping, o en torres de departamentos, las 22 hectáreas verdes que conforman el ex Golf de Villa Adelina se transformarán en un nuevo parque público diseñado por el Estudio Carlos Thays. El proyecto, que cuenta con la aprobación de los vecinos, promete respetar árboles añosos, las lomas del golf y la laguna, a la vez que se creará una pradera natural de gramíneas. Todo ello dotará de mayor riqueza ambiental al espacio poblado de ombúes, robles, mariposas y aves de diferentes especies. Mientras perteneció a la Armada, estuvo cerrado varias décadas.
“Quisimos salir de la idea de que solo es necesario pasto y árboles para pasar un al aire libre y optamos por crear un sitio de gran valor ambiental”, adelanta a LA NACION Carlos Thays, bisnieto de Jules Charles Thays (1849 -1934), el genial francés que ideó las plazas y paseos más emblemáticos de la Argentina.
El estudio del paisajista, conformado por él y cuatro jóvenes, fue convocado en 2020 por el Municipio de San Isidro para crear un nuevo parque donde antes funcionaba el Golf de Villa Adelina, ubicado entre la Panamericana y las calles José María Moreno, Luis María Drago y Rivera. El predio forma parte de la identidad de este barrio residencial, tranquilo y de casas bajas. Hoy ostenta el espacio público verde más grande de todo el partido, y uno de los mayores de la zona norte del Gran Buenos Aires.
En San Isidro existen cinco canchas de golf y, en sus alrededores, hay otras 28. Por eso, y a pedido de los vecinos, el partido le solicitó en el 2019 a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), que le ceda ese espacio para avanzar con el proyecto. En el lugar, con entrada por Moreno 1189, ya comenzaron las obras. Incluyen la creación de nuevos ingresos, uno en Drago y otro en Fondo de la Legua. Durante los trabajos, que se harán en dos etapas, el predio continuará estando abierto al público de día, detalla el subsecretario de Espacio Público, Leandro Martín. “Ya iniciamos un programa de cuidado y conservación de especies ya que la intervención con hormigón será prácticamente nula”, afirma el funcionario.
Thays cuenta a LA NACION durante una recorrida exclusiva por el parque, que el proyecto tiene “identidad y personalidad” y que “refleja al partido y a la época actual”, especialmente después de la pandemia, donde se revalorizaron los espacios al aire libre. Por eso uno de los ejes del diseño es “una matriz ambiental de praderas naturales de pastos que estaban mucho antes de que el lugar fuera un suburbio”, explica el especialista, que vive y tiene su estudio en el municipio.
El predio se dividirá en cuatro sectores principales: el Nuevo Bosque Nativo, con abundancia de árboles y plantas; la Pradera Sustentable o espacio de gramíneas; el Paseo entre los Árboles, un recorrido entre hileras de diferentes especies similar al de la calle Dardo Rocha de San Isidro y un Sector de Actividades Vecinales con huertas orgánicas, talleres y cursos.
Praderas sustentables
Primero se van a intervenir los bordes del predio donde se instalarán las praderas, entremezcladas con el alambrado para otorgar calidez al lugar con menor impacto visual. Será visible este sector para quienes transiten la bicisenda ubicada en todo el perímetro, adelantaron.
“El pasto cortado es lindo, tiene menos insectos, menos aves, menos ranitas y no tiene mariposas”, explica Thays. Sin embargo, propone jugar con dos ambientes: el pasto verde y, por otro lado, “un espacio vinculado a lo que era el lugar originalmente, que va a florecer, a cambiar de color, a decir algo con una dinámica y un crecimiento espontáneo”. Un 15 o 20% del predio total será de este estilo y se va a poder transitar en su interior a través de senderos.
A esto se sumará un Bosque Nativo de Ombúes. No se quitarán árboles excepto que estén en mal estado o muy añosos. El ombú es la especie típica del partido. “Lo interesante es la asociación entre praderas de gramíneas y el ombú que remite a la llanura pampeana”, agrega Thays.
También preservarán el lago existente al que le agregarán una salida de agua a través de un humedal para atraer fauna silvestre. La cancha de golf, con sus lomas, también se conservará. “Somos gente de llanura y tener esta lomada es interesante, da plasticidad, la gente se puede tirar a descansar mientras los chicos corren y suben y bajan las barrancas”, cuenta el experto, para quien los grandes parques están por lo general en el interior de la ciudad debido al preconcepto de que en los suburbios todos tienen jardín.
Las construcciones existentes no van a ser demolidas. La administración y confitería del golf pasará a ser la Casa de la Cultura de Villa Adelina. El sitio de venta de artículos deportivos se utilizará también para actividades sociales, lo mismo que la casona de la ex Quinta Repetto. En el viejo driving se va a instalar un anfiteatro y playones deportivos. A su vez el icónico tanque de agua será intervenido culturalmente. Sí se quitará el gran alambrado que existía como protección contra las pelotas de golf.
Además, se instalarán juegos para niños de materiales naturales, con troncos, maderas y ramajes. Habrá un canil para mascotas, sendas aeróbicas, cuatro plazas con estaciones saludables, sanitarios, estacionamiento, canchas de fútbol, voley, básquet, bochas, un frontón y la construcción de un nuevo Skate Park.
“Estas son las obras que quedan en la memoria para siempre. Pese a que es una época difícil, decidimos hacerla porque los vecinos lo merecen. En definitiva, esto es un bien social de todos”, dijo el intendente de San Isidro, Gustavo Posse.
Un espacio codiciado
El predio formaba parte de una estancia de la familia Repetto. En 1945 se expropiaron unas 26 hectáreas de lo que quedaba de esa estancia para destinárselo a la Armada y para que allí se construya un sitio de recreo para niños huérfanos. El club de golf se fundó en 1968 y, más tarde, se creó el barrio aledaño, el Stella Maris, para los trabajadores de la Armada. Desde ese año hasta el 2019, el predio estuvo cerrado al público.
En los 90 se intentó construir ahí un shopping. Fue cuando comenzó la lucha de los vecinos para que sea un espacio verde público. En 2018, la AABE presentó un proyecto para destinar el 30% de ese espacio a edificios de vivienda y oficinas y que el resto fueran públicos. Los vecinos se opusieron nuevamente y el municipio decidió intervenir hasta lograr la cesión con cargo del lugar.
El año pasado diputados y senadores de la Provincia catalogaron al lugar como Paisaje Protegido, pero recién una vez que culminen las obras sabremos si realmente se cumplió el sueño de Thays que ahora intenta plasmar su bisnieto al afirmar que con este original diseño se busca “un pensamiento poético del paisaje, donde uno tenga una experiencia subjetiva y descubra luces, sombras y colores que lo lleven con la imaginación a otro sitio”.
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