Michael Gordin, profesor de la Universidad de Princeton, habló con BBC Mundo sobre el origen y el impacto social de estas doctrinas marginales
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Terraplanistas, antivacunas, creacionistas, astrólogos, mentalistas, numerólogos, homeópatas... Para el establecimiento científico estas prácticas y movimientos caen en la categoría de “pseudociencias”, es decir, doctrinas que parten de una base que sus adeptos consideran científica y a partir de ahí crean una corriente que se desvía de lo comúnmente aceptado en el mundo académico.
Pero, ¿qué tan fácil es diferenciar lo que es ciencia y lo que se hace pasar por ciencia? La tarea es mucho más complicada de lo que parece, según Michael Gordin, profesor de la Universidad de Princeton y especialista en historia de la ciencia.
Gordin es autor del libro On the Fringe: Where Science Meets Pseudoscience (En el margen: donde la ciencia se encuentra con la pseudociencia). En su libro explora cómo operan las pseudociencias y cómo, desde su perspectiva, son una consecuencia inevitable del avance científico.
En BBC Mundo conversamos con Gordin sobre esa compleja relación entre lo que se considera ciencia genuina y lo que él llama doctrinas marginales.
-Usted dice que no existe una línea clara que separe lo que es ciencia de pseudociencia, pero la ciencia tiene un método claro, es verificable, ¿eso no es una diferencia clara respecto a la pseudociencia?
Gordin: -Comúnmente se cree que la ciencia tiene un único método, y eso no es cierto. La ciencia tiene múltiples métodos.
Los geólogos hacen su trabajo de manera muy diferente a los físicos teóricos, los biólogos moleculares de los neurocientíficos. Algunos científicos trabajan en campo, observando lo que sucede. Otros trabajan en un laboratorio, bajo condiciones controladas. Otros hacen simulaciones. Así que la ciencia tiene muchos métodos y son heterogéneos.
La ciencia es dinámica y ese dinamismo hace que sea difícil marcar esa línea. Es decir, podemos tomar un ejemplo concreto y decir si es ciencia o pseudociencia, es fácil hacerlo con un ejemplo concreto.
El problema es que esa línea no es consistente y entre más casos mirás, ves cosas que en un punto eran consideradas ciencias y ahora se consideran pseudociencias, como la astrología.
Ves cosas como la deriva continental, que al principio fue considerada una teoría marginal y ahora se considera una teoría básica de la geofísica.
Casi todo lo que hoy se considera pseudociencia en un punto fue ciencia que fue refutada con el tiempo, y aquellos que la siguen apoyando son vistos como chiflados o charlatanes. Así que el juicio de lo que es ciencia o pseudociencia es dinámico a través del tiempo. En parte por eso es tan difícil hacer ese juicio.
-Pero hay cosas que no cambian a través del tiempo, 2+2 siempre fue 4, por ejemplo. Es decir, la ciencia trabaja sobre unos principios que no dan lugar a interpretaciones...
Bueno, eso no es necesariamente cierto. Dos ovnis más dos ovnis, son cuatro ovnis. Es interesante que hayas elegido las matemáticas, que de hecho no es una ciencia empírica, no se refiere al mundo exterior. Es una serie de reglas que usamos para determinar ciertas cosas.
Una de las razones por las que es muy complicado hacer la distinción es que las doctrinas marginales observan lo que cuenta como ciencia establecida y adaptan sus argumentos y técnicas a ello. Un ejemplo es el “creacionismo científico”, que sostiene que el mundo fue creado en siete días hace 6000 años.
Hay publicaciones de creacionismo científico que tienen gráficos matemáticos acerca de los ratios de descomposición de varios isótopos, con los que tratan de probar que la Tierra tiene solo 6000 años.
Sería genial decir que si usás matemáticas y tenés gráficos es ciencia, pero la realidad es que casi todas las doctrinas marginales usan matemáticas de alguna manera.
Los científicos discrepan sobre el tipo de matemáticas que ahí se usan, pero, por ejemplo, hay quienes consideran que las matemáticas avanzadas que se utilizan en la teoría de cuerdas ya no es científica, porque perdió contacto con la verificación empírica.
Estas son matemáticas de alto nivel, hecha por Ph.D en las mejores universidades, pero hay un debate al interior de la ciencia, entre los físicos, acerca de si cuenta como ciencia.
Entonces, yo no estoy diciendo que todo el mundo debería ser un creacionista, pero cuando por primera vez se propuso la mecánica cuántica, algunas personas decían “esto suena muy raro”, “no se adhiere a las mediciones de la manera en que creemos que funcionan las mediciones”, “¿esto realmente es ciencia?”.
-¿Lo que dice entonces es que las pseudociencias o doctrinas marginales tienen algún valor?
El punto es que muchas de las cosas que consideramos innovadoras provienen de los límites de la ortodoxia. Entonces, lo que yo digo son básicamente tres cosas: primero, no hay una clara línea divisoria; segundo, entender qué cosas quedan a cada lado de la línea requiere comprender el contexto; y tercero, que el proceso normal de la ciencia produce doctrinas marginales.
No podemos deshacernos de ellas, son inevitables. Estas doctrinas son un producto derivado de la forma en la que funcionan las ciencias.
-¿Eso quiere decir que deberíamos ser más tolerantes con las pseudociencias?
Los científicos, como cualquier otra persona, tienen una energía y un tiempo limitados, no pueden investigarlo todo.
Entonces, cualquier tiempo que le dediquen a refutar o deslegitimar una doctrina marginal, es tiempo que están dejando de usar para hacer ciencia, y puede que ni siquiera les de resultado.
La gente ha estado refutando el creacionismo científico durante décadas. Han tratado de desenmascarar la telepatía incluso durante más tiempo y todavía está por ahí rondando.
Hay varios tipos de ideas marginales. Hay algunas que son extremadamente politizadas de una forma que son nocivas para la salud pública o el medio ambiente. Son a esas a las que yo creo que se les debe dedicar atención y recursos para tratar de eliminarlas, o al menos explicar por qué son erróneas.
Pero otras ideas, por ejemplo, creer en los ovnis, no pienso que sea algo especialmente peligroso.
Ni siquiera creo que el creacionismo sea tan peligroso como ser antivacunas, o creer que el cambio climático es una farsa.
Debemos ver las pseudociencias como algo inevitable y abordarlas de manera pragmática. Tenemos una cantidad limitada de recursos, así que tenemos que elegir qué doctrinas pueden causar algún daño y cómo enfrentarlas.
¿Debemos simplemente tratar de mitigar los daños que pueden causar? Tal es caso de las vacunas obligatorias, cuya idea es evitar los daños, no necesariamente convencer a los opositores de que están equivocados.
¿Deberíamos persuadirlos de que están equivocados? Eso es algo que se debe mirar caso por caso.
-¿Cómo lidiar entonces con las pseudociencias?
Una posibilidad es reconocer que estas son personas interesadas en la ciencia. Por ejemplo un terraplanista, esta es una persona que está interesada en cómo está formada la Tierra.
Eso significa que es alguien que tuvo un interés en investigar la naturaleza y que de alguna manera tomó la dirección incorrecta.
Entonces se puede indagar por qué ocurrió eso. Se puede abordar diciéndole: “Si no creés en esta evidencia, ¿en qué tipo de evidencia creerías?”, o “mostrame tu evidencia y tengamos una conversación”.
Eso es algo que podríamos hacer, pero, ¿vale la pena hacerlo? Esta es una de las doctrinas que yo no considero peligrosas, si todos los gobiernos del mundo pensaran que la Tierra es plana, eso sí sería un problema, pero no veo ese riesgo.
La versión contemporánea del terraplanismo surgió hace unos quince años. Creo que los académicos aun no comprenden muy bien cómo ocurrió, ni por qué ocurrió tan rápido.
Entonces algo más que podemos hacer es no necesariamente persuadirlos de que está equivocados, porque puede que no lo acepten, sino tratar de entender cómo surgió y cómo se expandió este movimiento. Eso nos puede guiar sobre cómo enfrentar amenazas más serias.
-Amenazas más serias como los antivacunas...
Desde que se inventaron las vacunas en el siglo XVIII, siempre ha habido gente que se opuso a ellas, en parte porque para todas las vacunas existe un riesgo, aunque sea bajo.
A lo largo del tiempo, la forma en la que se ha lidiado con esto es instituyendo un esquema de seguros que básicamente dice: tenés que ponerte la vacuna, pero si te la ponés y tenés malos resultados, te compensamos por esos daños.
Estoy seguro de que esto es lo que ocurrirá con la vacuna contra la Covid, solamente que aun no conocemos todo el espectro o qué tan serios son los daños que pueda causar, aunque los daños parecen ser bastante bajos y la probabilidad de sufrir esos daños también parece bastante baja.
Pero en términos de los antivacunas que piensan por ejemplo, que la vacuna contra la Covid contiene un chip, lo único que se puede hacer en bien de la salud pública es hacerla obligatoria.
De esa manera fue que se logró erradicar el polio en la mayor parte del mundo, aunque hubiera quienes se opusieran a la vacuna.
-Pero hacerla obligatoria podría dar pie a que alguien diga que se está usando la ciencia con fines políticos o de ideología...
Estoy seguro de que si el Estado impone una vacuna obligatoria alguien dirá eso. Sin embargo, esto no es algo ligado a la ideología. El Estado ya obliga a un montón de cosas, ya hay vacunas que son obligatorias.
Además, el Estado hace toda clase de afirmaciones científicas. Por ejemplo, en las escuelas no se permite la enseñanza del creacionismo, no se permite la investigación de clonación en humanos. Así que el Estado ya ha intervenido varias veces en disputas científicas y trata de hacerlo desde el consenso científico.
-Quienes adhieren a las pseudociencias lo hacen basados en el escepticismo, que precisamente es uno de los valores fundamentales de la ciencia. Es paradójico, ¿no?
Esa es una de las razones por las que yo creo que no hay una clara línea divisoria entre la ciencia y la pseudociencia, porque el escepticismo es una herramienta que todo el mundo usa.
La pregunta es acerca de qué cosas sos escéptico y qué cosas pueden persuadirte de un hecho en particular. En el siglo XIX había un gran debate acerca de si los átomos eran reales o no. Hoy básicamente ningún científico es escéptico de su existencia.
Así es como funciona la ciencia, el reflector del escepticismo se mueve de un lado a otro con el tiempo. Cuando ese escepticismo se dirige hacia cosas que ya fueron aceptadas, es cuando a veces se generan problemas, pero en ocasiones es algo necesario.
La esencia de la teoría de la relatividad de Einstein es que el éter, la sustancia a través de la que supuestamente viajaban las ondas de luz, no es real.
De esa manera, Einstein enfocó su escepticismo en un postulado fundamental, pero al hacerlo dijo que podría preservarse mucho otro conocimiento que ya era considerado como algo establecido.
Entonces, el escepticismo debe tener un propósito. Si sos escéptico por el solo hecho de serlo, eso no es un proceso que produzca un avance.
-¿Es posible que lo que hoy consideramos ciencia en el futuro sea desechado como pseudociencia?
En el futuro habrá muchas doctrinas que serán consideradas pseudociencias, simplemente porque hay muchas cosas que todavía no entendemos. Hay muchas cosas que no entendemos sobre el cerebro, sobre el medio ambiente. En el futuro la gente verá muchas teorías y dirá que son erróneas.
No es suficiente que una teoría sea incorrecta para que sea considerada pseudociencia. Se requiere que tenga gente que la considere correcta aunque el consenso diga que es equivocada, y que el establecimiento científico considere que por alguna razón es peligrosa.
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