¿Cómo opera el "efecto memoria" en los inundados?
La doctora Susann Ullberg, de la Universidad de Estocolmo, es experta en inundaciones y catástrofes; explicó cómo reaccionan los afectados ante una crisis así y el efecto de los recuerdos en los sectores pobres y de clase media
Una catástrofe como lo es una inundación moviliza a las autoridades, a las instituciones, a la solidaridad de un pueblo y por sobre todo a la memoria de los afectados.
Esa memoria activa, relacionada a una tragedia de grandes proporciones como lo es una masiva inundación, encontró en la antropóloga sueca y experta en catástrofes, la doctora Susann Ullberg de la Universidad de Estocolmo, la tierra fértil para sus estudios de campo y presentación de una tesis doctoral en Suecia.
Experta en catástrofes y particularmente en inundaciones, Ullberg estudió durante 15 años cómo opera la memoria social y colectiva con los años a partir de la tragedia de las inundaciones de Santa Fe, ocurrida en 2003 y que se cobró la vida de 23 personas en forma directa, más un centenar por causas de forma indirecta y dejó más de 130.000 damnificados. Al cabo de su trabajo, presentó en 2013 su tesis doctoral y escribió un libro.
Hoy, la experta vive en Merlo, San Luis y está realizando una pasantía de tres meses gracias a un convenio de Cooperación Internacional del Conicet, que tiene sede en el Centro de Investigaciones Sociales del Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES), que dirige el doctor Sergio E. Visacovsky. Desde allí volvió a saber de los padecimientos de una nueva inundación en la Argentina, con la vivida en distintos municipios de la provincia de Buenos Aires.
¿Cómo eligió desde Suecia estudiar las inundaciones en Santa Fe?
Vine de mochilera a fines de los años 80 a la Argentina. Conocí a mi marido en San Luis y formamos familia. Vivimos aquí muchos años y luego también en Suecia. En el 2001 empecé a trabajar en la Universidad Nacional de la Defensa de Suecia, más específicamente en un centro de investigaciones de entrenamiento y manejo de crisis que se llama Crismart, investigando las crisis y los desastres naturales desde la perspectiva de las ciencias sociales.
En el 2003 empecé a hacer el doctorado en Antropología Social en la Universidad de Estocolmo. Conocía bien a la Argentina, donde había vivido años anteriores, y siempre quise volver a trabajar allí. La Argentina tiene varios de riesgos de desastres que no se habían investigado desde el punto de vista antropológico hasta entonces.
Al mismo tiempo que yo iniciaba mis estudios de doctorado, en 2003, sucedió la inundación de la ciudad de Santa Fe. Era un caso de desastre muy apropiado para mis objetivos de estudio, dado que buscaba indagar en cómo operaban los proceso de memoria social en la gestión de riesgos en un lugar históricamente castigado por la misma amenaza: las crecientes de los ríos. La inundación del 2003 era la peor, pero lejos de ser la primera, era la última en una larga historia que data de su primera fundación en épocas coloniales.
¿Cómo hizo su trabajo de campo?
Hice trabajo de campo etnográfico por etapas, viviendo en Santa Fe, compartiendo la vida cotidiana con los inundados, participando en las protestas callejeras que ellos realizaban y entrevistando a funcionarios públicos, entre los años 2004-2011. En el medio, cuando regresaba a Suecia a proseguir mis estudios, me comunicaba a la distancia con ellos. Fue una decisión metodológica para estudiar los procesos de memoria de la inundación del 2003 y como cambiaban o no con los años.
El trabajo se basó en el largo tiempo que pasó tras la tragedia y cómo los recuerdos operan con el paso del tiempo. En Santa Fe siempre me recibieron muy bien durante mis recorridas de campo en las que charlaba con la gente, tomaba datos y fotografías y reconstruía historias.
¿Qué se encontró en la memoria de la gente a lo largo de los años posteriores a la inundación?
Encontré que algunos de los factores para que opere la memoria selectiva en las personas que habían sufrido la inundación eran las relaciones históricas de las clases sociales en Santa Fe. La gente pobre o de bajos recursos recordaba muy bien las inundaciones de 2003 y anteriores. Pero en otras clases sociales, como por ejemplo la media o medio alta, tenían más memoria selectiva: recordaban la gran inundación de 1905 por los libros de historia.
Los afectados iniciaron protestas los meses siguientes. Yo cubrí esas marchas y reclamos. Fue muy interesante para seguir y estudiar ya que allí apareció la memoria como herramienta política, porque hubo escraches, protestas callejeras, afiches y pasacalles en la vía pública.
¿Qué factores a su criterio colaboran en arribar a este tipo de tragedia?
Hay distintos factores que contribuyen a que estas catástrofes se repitan: la geografía, el cambio climático y la vulnerabilidad social. El argentino reacciona como en muchos países del mundo frente a una catástrofe: con estupor pero también con bronca. Y además es muy solidario.
Respecto a la gestión pública, existen instituciones y normativas que trabajan para la gestión del riesgo y el desastre. Las instituciones y las normativas de reducción de riesgo existen en la Argentina y están ahí para proteger al ciudadano y al territorio. El problema es cuando aparece el incumplimiento de esas normativas y los intereses contrarios, tanto económicos como sociales y políticos. Hay que ver qué parte de los presupuestos se asignan correctamente para evitar estas catástrofes y mitigar su impacto cuando suceden.
¿Y de su trabajo elaborado, cómo se logra eso?
Hay que atenerse a la normativa. Acá siempre todo es relativo. Se permite construir en lugares prohibidos y los procesos de urbanización tienen grandes deficiencias. Mucha gente no tiene más remedio que instalarse en lugares altamente vulnerables y estar expuestos a estas tragedias. Y los gobiernos lo permiten. Incluso hallé que había incentivos políticos para que la gente en Santa Fe se instalara en lugares precarios y muy vulnerables a una inundación.
Trabajé en la tesis con el concepto de la lógica de omisión, una suerte de memoria selectiva. Tanto los políticos como los funcionarios toman ciertas acciones pero omiten a hacer otras claves, lo cual opera como una inercia de la burocracia. Esto hace que no se aprenda de los desastres o de mitigar el riesgo y atacar la vulnerabilidad social. Son problemas económicos y a largo plazo, que alguna vez deben resolverse. Ningún gobierno lo puede hacer en un mandato ya que son problemas graves y estructurales. Se necesitan soluciones integrales.
Los santafecinos en 2003 venían de una por crisis económica en la historia del país
Si. La inundación de 2003 encontró a la gente saliendo de la crisis económica de 2001. Muchos habían perdido sus trabajos y estaban desempleados, sobre todo los de las clases bajas. Otros, no tenían los seguros al día y había una falta de mantenimiento de las viviendas y en distintos sectores públicos.