Las barreras idiomáticas eran un problema, por eso, cada testimonio fue interpretado en tiempo real al inglés, ruso, alemán y francés
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Es el 20 de noviembre de 1945 y los acusados se sientan en el banquillo. Son 22 importantes líderes nazis. Estamos en el inicio de los juicios de Núremberg, que se establecieron para castigar a los responsables de engendrar la maquinaria de destrucción y exterminio del nazismo.
Pero sin traducción simultánea, los juicios serán inviables. ¿Están listos los intérpretes? ¿Podrán con unas 100 palabras por minuto? Esto nunca se hizo antes. Es la primera vez en que se hará una traducción simultánea de cada palabra hablada en al menos otros tres idiomas y en un recinto judicial.
Algunos dijeron que no se podía hacer, pero se logró y marcó el gran inicio de la interpretación simultánea.
Una sala, varios idiomas
“Los intérpretes y traductores fueron los héroes tácitos de los juicios de Nuremberg”, escribió Kimberly Guise, subdirectora de servicios de curaduría en el Museo de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos. “Su trabajo en Nuremberg fue un avance revolucionario en la interpretación simultánea”, indicó en el artículo Translating and Interpreting the Nuremberg Trials (Traducción e interpretación de los juicios de Nuremberg).
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, no había un consenso entre los aliados sobre qué hacer con los líderes nazis capturados. Y, aunque hubo quienes plantearon ejecuciones sumarias, se decidió organizar un proceso judicial que fuese justo, pero también rápido. Urgía hacerlo.
Por eso, explica la autora, era necesario que los juicios se llevaran a cabo “simultáneamente en inglés, ruso, alemán y francés para los jueces y fiscales estadounidenses, británicos, rusos y franceses, y también para los acusados alemanes y sus abogados defensores”. Los juicios terminaron el 1 de octubre de 1946, hace 75 años.
Si se hubiese hecho una interpretación consecutiva de los juicios, en cuatro idiomas, “todo el proceso habría tardado cuatro veces más”, le dice a BBC Mundo Philip Wiedemann, profesor de traducción e interpretación de la Universidad Europea de Valencia.
De haber usado ese método, cuando una persona hablaba, por ejemplo en alemán, los intérpretes de los otros idiomas tomaban notas. Cuando el individuo terminaba, era el turno de los traductores: el de francés hacía su interpretación, después el de ruso y seguidamente el de inglés. “Iba a resultar imposible”, indica el docente.
La tecnología de la época
Jesús Baigorri-Jalón, autor del libro La interpretación de conferencias: el nacimiento de una profesión. De París a Nuremberg señala que el proceso de Nuremberg fue el hito que le dio “una nueva cartografía” del fenómeno de la interpretación.
“Al ponerse el foco sobre la modalidad de la interpretación simultánea que se empleó durante los procesos, se produciría un avance en el sentido de cambio de paradigma y, en cierta medida, de revolución técnica, aunque la simultánea se había empezado a emplear casi veinte años antes”, escribió en el artículo La interpretación, entre oficio y profesión.
A inicios de los años 20, el empresario estadounidense Edward Filene y el ingeniero británico Gordon Finley concibieron un traductor simultáneo. Ese invento sirvió de base para que, en 1927, IBM desarrollara su primer sistema de traducción. Y es que el fundador de esa compañía, Thomas Watson Sr., había experimentado los problemas propios de las barreras idiomáticas en sus primeros trabajos con la Cámara de Comercio Internacional.
El sistema consistía en “una configuración de audio de auriculares y diales” que le permitía a los usuarios escuchar a personas que “traducían discursos en tiempo real”, señala IBM en su página web. Se instaló y se usó por primera vez en la Liga de las Naciones en 1931. Los asistentes escogían su idioma y escuchaban los discursos, que habían sido traducidos previamente, y que eran leídos simultáneamente en los actos.
“El IBM Filene-Finlay Translator fue posteriormente modificado y utilizado para traducciones simultáneas en los juicios por crímenes de guerra de Nuremberg después de la Segunda Guerra Mundial y en las Naciones Unidas”.
Los intérpretes
Aunque previamente en el ámbito diplomático se usó la llamada “interpretación susurrada”, cuando alguien le traducía a otra persona en el oído lo que su interlocutor, Wiedemann resalta que los juicios de Nuremberg representaron “un gran experimento porque no había interpretes formados en la traducción simultánea”.
Y es que, como apunta Guise, la primera escuela de intérpretes, con sede en Ginebra, Suiza, no abrió hasta 1941. “Los intérpretes que participaron se formaron en pocas semanas o meses, iban aprendiendo sobre la marcha. Se hicieron unos juicios de prácticas para comprobar que todo iba a funcionar”, dice Wiedeman.
Y en esos ensayos se usó un sistema provisional.
En la actualidad, los profesionales de la interpretación simultánea se suelen sentar en cabinas especialmente acondicionadas para aislarlos del ruido exterior. “Si vamos a una conferencia, encontramos unas cabinas que están integradas a la sala. A veces, se arman el día anterior o el mismo día y se desmontan al final”.
En Nuremberg, los traductores se sentaron en una mesa, uno al lado del otro, cada uno con un micrófono y audífonos, y con una especie de lámina de cristal al frente. “Por encima no tenían nada”, así es que realmente podían escuchar todo lo que ocurría en la sala. Por ejemplo, explica Guise, si un acusado hablaba en alemán, entonces el intérprete de alemán permanecería en silencio y los traductores de alemán al francés, de alemán al inglés y de alemán al francés hacían sus interpretaciones por los micrófonos al mismo tiempo.
“Hoy en día, si vemos, por ejemplo, en la Comisión Europea o en el Parlamento Europeo, hay unas salas con 20 cabinas o más que están muy bien aisladas”, indica el profesor. Y además cuentan con tecnología inalámbrica. En esa época el sistema funcionaba con cables. La mesa con los traductores de ruso e inglés estaba al frente y detrás estaba la de los intérpretes de alemán y francés como se puede ver en esta foto:
Guise explica que estaban situados “en un ángulo con respecto a los acusados” para que pudieran ver los rostros de los que hablaban. “Debido a la necesidad de escuchar y también grabar las palabras de los que hablaban, cualquiera que hablaba tenía que usar el micrófono, esperar su turno y hablar despacio”.
Cinco canales
El sistema que se estableció en Núremberg contaba con cinco canales de traducción sin guion. “Un canal enviaba las palabras exactas del hablante; los otros canales transmitían las traducciones inmediatas en inglés, ruso, francés y alemán”, explica la cadena PBS en el artículo Simultaneous Interpretation at Nuremberg.
Los participantes escuchaban con auriculares y elegían su idioma entre los canales del dispositivo. Se instalaron seis micrófonos, uno para cada uno de los cuatro jueces, otro para el estrado de los testigos y uno en el podio. “Para cada idioma había un equipo de seis intérpretes, doce traductores y nueve taquígrafos. Todo el grupo de 108 personas trabajó bajo la dirección de dos estadounidenses, el coronel Leon Dostert y el comandante Alfred Steer”.
De acuerdo con el Museo Estadounidense Conmemorativo del Holocausto, en total se formaron cuatro equipos de intérpretes. “Dos equipos se turnaban en la sala de tribunal, mientras el tercer equipo de reserva se sentaba en otra habitación y escuchaba los procedimientos”.
Un cuatro equipo estaba formado por traductores auxiliares para idiomas como el polaco y el yidis y dos intérpretes se sentaban detrás de los jueces. De acuerdo con Guise, los equipos se rotaban en el transcurso del día y de la semana. Los juicios comenzaban a las 10 de la mañana y terminaban a las 17 horas, con una pausa para almorzar y dos descansos de 15 minutos.
“Cada equipo de interpretación trabajó turnos de 85 minutos en el micrófono (los turnos de interpretación de hoy son típicamente de 30 minutos)”, señala la investigadora. Se fijó que se tradujeran 60 palabras por minuto y una luz amarilla destellaba en un monitor para avisarle a quien hablaba que iba muy rápido y una roja resplandecía para notificarle que tenía que detenerse y repetir lo que estaba diciendo.
El legado
IBM proporcionó la tecnología sin costo alguno para los juicios y envió técnicos para su instalación. Sólo pidió que el gobierno de Estados Unidos pagara por el envío y la instalación, señala el museo.
“El éxito y el buen funcionamiento de esta prueba se debe en gran medida al sistema de interpretación y la alta calidad de los intérpretes que se reunieron para operarlo”, dijo el juez Robert Jackson, quien fue nombrado por el presidente Harry S. Truman como fiscal jefe de Estados Unidos en los juicios contra los criminales de guerra nazis.
Tras esa experiencia en Nuremberg, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la interpretación simultánea. En otras instancias, como el Consejo de Seguridad, se usa tanto la simultánea como la consecutiva.
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