Estos extraordinarios animales pueden sobrevivir en algunos de los entornos más hostiles y extremos del planeta
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Los camellos. Con sus largas y delgadas piernas, esos cuellos que caen y se elevan de nuevo para encontrarse con su pequeña cabeza, y, por supuesto, su famoso lomo jorobado, es difícil confundirlos con cualquier otra criatura. Pero, ¿sabías que hay tres especies diferentes?
El más común es el camello arábigo, también conocido como dromedario. Constituyen aproximadamente el 90% de la población mundial de camellos y fueron domesticados hace más de 3000 años.
La segunda especie de camello son los bactrianos, que fueron domesticados incluso antes, hace entre 4000 y 6000 años. Son nativos de Asia Central y tienen dos jorobas en lugar de una.
Finalmente, están los camellos salvajes que llevan el nombre científico de Camelus Ferus y son muy parecidos a los camellos bactrianos. Esta especie silvestre vive en el desierto de Gobi y, como tal, su área de distribución se extiende por Mongolia y el noroeste de China.
A diferencia de sus primos, nunca han sido domesticados. Sorprendentemente, algunos sobreviven sin problema bebiendo agua con una mayor concentración de sal que la que se encuentra en el agua de mar.
No solo son animales desconcertantes, sino que con menos de 1000 camellos salvajes que se cree que existen, son uno de los grandes mamíferos más amenazados del planeta.
Tanto los bactrianos como los camellos salvajes tienen dos jorobas en lugar de una.
La pregunta es...
¿Qué hay dentro de las jorobas?
A menudo se dice que estas jorobas están llenas de agua, y que eso es lo que permite que un camello sobreviva a períodos tan largos de tiempo en el desierto.
Por genial que suene, es un mito completamente falso. No están llenas de agua sino de grasa.
Cuánto tiempo puede sobrevivir un camello con su grasa almacenada depende de cuán activo sea y del clima.
El tamaño de la joroba puede cambiar dependiendo de cuánto coma. Cuando la comida es escasa, el cuerpo consume la grasa de la joroba, lo que hace que se incline y caiga.
Almacenar grasa en sus lomos en lugar de en capas en todo el cuerpo ayuda a evitar el sobrecalentamiento, con el beneficio adicional de que estas jorobas ofrecen cierta protección y sombra de la luz solar directa.
Criaturas extraordinarias
Los camellos pueden sobrevivir en algunos de los entornos más hostiles y extremos del planeta.
En el desierto, las temperaturas pueden ir desde un ardiente 49 °C hasta un helado -40 °C o más.
Para ayudarlos con estos cambios extremos de temperatura, el pelaje de los camellos bactrianos se vuelve más tupido en el invierno.
Un camello puede pasar una semana entera, a veces más, sin agua, y sobrevivir aún más tiempo sin beber si no está trabajando duro.
Aguantan una pérdida de alrededor del 4% de su peso, lo que para un bactriano adulto se traduce en aproximadamente 19 kilogramos.
Pero también pueden absorber agua como una esponja. Un animal sediento puede beber 130 litros en solo 13 minutos, es decir, 10 litros cada 60 segundos, o un litro entero cada seis segundos.
Otra adaptación que tienen es su capacidad para minimizar la sudoración.
Podrías pensar que tener un abrigo de piel era lo último que un animal necesitaba en el calor. Sin embargo, si un camello perdiera su pelaje grueso, usaría aproximadamente un 50% más de agua.
El pelaje proporciona un gran aislamiento y, además de ser útil en las frías noches del desierto, de día, cuando las temperaturas externas son mucho mayores que la corporal interna del camello, esta manta evita que el calor penetre.
La gota gorda
En muchos sentidos, el secreto del camello radica en su capacidad para mantenerse “fresco” y casi no sudar.
Por la noche, la temperatura corporal de un camello oscila alrededor de 34°C.
Eso le da al camello una especie de amortiguador para que pueda aguantar más calor al día siguiente.
Es solo cuando su temperatura corporal aumenta a unos 41°C que un camello necesita sudar.
Con su abrigo de piel actuando como una barrera contra el calor externo, es posible que solo sude un par de horas más o menos al final del día, lo que significa un ahorro considerable en agua.
De hecho, en un desierto caliente y seco, un camello que puede pesar al menos cinco veces más que un ser humano solo usa un cuarto de litro de agua cada hora.
Y aquí va un dato curioso: muchas de esas adaptaciones al clima extremo provienen de sus antepasados... árticos.
Efectivamente, los camellos modernos evolucionaron en el Ártico.
Frescos como un camello
Las asombrosas estrategias evolutivas de los camellos para mantenerse frescos han estado atrayendo mucho interés de científicos que buscan la manera de mantener los alimentos y los medicamentos fríos durante largos períodos de tiempo sin un refrigerador o cualquier forma de energía externa.
Lograrlo, por supuesto, tendría enormes beneficios para preservar estos productos y extender su vida útil. No solo eso.
Según la Agencia Internacional de Energía, se proyecta que la demanda mundial de energía para enfriamiento, que se mide en cosas como la demanda de refrigeradores, congeladores y acondicionadores de aire, se triplique para 2050.
El impacto asociado en el cambio climático sería enorme. Urge desarrollar nuevas formas de evitar que las cosas se calienten sin usar electricidad.
Estos métodos se conocen como enfriamiento pasivo. Vos mismo has experimentado un excelente ejemplo de enfriamiento pasivo: cuando te acaloras y comenzás a sudar, la evaporación de tu sudor enfría tu cuerpo.
Una de las soluciones más prometedoras se basa en la evaporación de hidrogeles.
¿Qué es hidrogel?
Es un material polimérico, que son los que se componen de largas cadenas repetidas de moléculas y, dependiendo de las moléculas, las propiedades son distintas.
Las de los hidrogeles son que, además de absorber y retener mucha agua, la pueden liberar a través de la evaporación, sin la necesidad de una fuente de alimentación externa.
Es por eso que los científicos en busca de métodos de enfriamiento pasivo han estado interesados en ellas desde hace mucho tiempo.
Pero el desafío siempre ha sido cómo hacer que este efecto dure por períodos de tiempo más largos. La solución la tenían los camellos.
Así como ellos
Un equipo dirigido por Jeffrey Grossman en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Estados Unidos encontró en los camellos su inspiración.
Combinando una capa de hidrogel con una capa delgada de otro gel llamado aerogel o humo helado, compuesto por un 90,50 a 99,98 % de aire, que es un material aislante, imitaron el sistema de enfriamiento biológico que se encuentra en los camellos.
Echemos un vistazo a esto más detalladamente.
Son dos capas: la de hidrogel, abajo, es como la glándula sudorípara del camello. Permite que el agua se evapore y proporciona un efecto de enfriamiento.
La capa de aerogel, encima, desempeña el mismo papel que el pelaje de un camello, proporcionando un aislamiento crucial y evitando que el calor del entorno circundante pase, al tiempo que permite que el vapor de agua del hidrogel escape pues es altamente poroso.
Un centímetro protector
Al lograr la evaporación y el aislamiento al mismo tiempo, el período de enfriamiento se extiende significativamente.
Esa combinación de dos capas de gel, o bicapa, como se le llama, tiene apenas un centímetro de grosor.
El equipo probó su bicapa en el laboratorio mediante el uso de una cámara especial con temperatura y humedad controlada y descubrió que era capaz de enfriar un objeto a 7° más bajo que el entorno circundante.
En comparación con una sola capa de hidrogel, la cantidad de tiempo que la bicapa podía mantener un objeto fresco aumentó en un 400%.
Como señala Grossman, eso se traduce en más de 250 horas o 10 días de enfriamiento.
El equipo señaló que su diseño también podría ayudar a enfriar los edificios y, en el proceso, reducir su consumo total de energía.
El siguiente paso para el equipo es hacer que el material sea más escalable. En otras palabras, necesitan encontrar una manera de producirlo más fácilmente en tamaños y cantidades más grandes.
Cuando se considera la frecuencia con la que necesitamos transportar alimentos y medicamentos, a veces a lugares en los hay poco o ningún acceso a refrigeradores o energía, es claro cuán valioso podés ser un sistema de enfriamiento pasivo como este.
Sería fantástico para el medio ambiente con el potencial de convertirse en una tecnología que salva vidas.
Todo gracias a esa curiosa criatura que vive en el desierto.
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