Cómo la banda extorsionaba a prostitutas
Efectivos de las comisaría 1a. de esa ciudad cobraban 100 pesos por semana a cada una para dejarlas "trabajar" en las calles
Las doce prostitutas desaparecidas o asesinadas en Mar del Plata tenían algo en común: eran extorsionadas por la policía.
Según consta en la causa judicial que se instruye en el juzgado del magistrado marplatense Pedro Federico Hooft, policías de la comisaría 1a. de Mar del Plata, de la ex Brigada de Investigaciones local y de la brigada de calle de la ex Unidad Regional les cobraban 100 pesos por semana a cada una de las víctimas, a modo de protección, para dejarlas ejercer la prostitución.
Ninguna de ellas fue asesinada por el supuesto criminal serial denominado "el loco de la ruta"; esa hipótesis intentó instalar la policía para desviar la investigación con el objetivo de que no se descubriera el sistema de recaudación ilegal que utilizaba.
A raíz del escándalo, fueron detenidos nueve efectivos de la policía bonaerense, entre ellos un subcomisario. La Justicia solicitó el procesamiento del fiscal federal de Mar del Plata Marcelo García Berro por presunto falso testimonio y supuesto encubrimiento.
En el caso del fiscal, no hay pruebas que lo vinculen con las actividades de los policías acusados. El juez solicitó el procesamiento porque García Berro habría mentido en sucesivas declaraciones ante la Justicia. Sus distintos números telefónicos aparecen en la agenda de Verónica Andrea Chávez, una de las mujeres desaparecidas.
Además, el portero del edificio de Libertad 7268, donde vivía Chávez, declaró que vio en varias oportunidades que la mujer llegaba al inmueble en el automóvil oficial del fiscal federal, un Chevrolet Corsa verde.
Según consta en la causa, también hubo varias llamadas telefónicas entre el despacho del fiscal y la casa de Chávez. "Tanta cantidad de comunicaciones excede la simple posibilidad de una relación comercial", sostuvo el magistrado en la resolución, en la que pidió el procesamiento del fiscal.
Hasta anoche continuaban prófugos uno de los policías y cuatro proxenetas, entre los que hay tres hombres y una mujer. Todos están acusados de extorsión, privación ilegal de la libertad y asociación ilícita.
"El loco de la ruta no existe"
"Nunca creímos que el autor de los homicidios de por lo menos cinco mujeres fuera un psicópata. En este caso, el asesino serial no existe y nunca existió. La aparición del denominado "loco de la ruta" como responsable de los asesinatos y las desapariciones le vino muy bien a la policía para desviar la atención hacia otro lado, para cubrir con una nube humo el sistema de recaudación ilegal que había montado en los distintos prostíbulos de Mar del Plata", dijo a LA NACION una importante fuente de la investigación.
Además de cobrarle 100 pesos por semana a cada mujer, en concepto de protección, la organización mixta (formada por efectivos de la policía bonaerense y civiles que se dedicaban a explotar a prostitutas) exigía entre 500 y 1000 pesos a los propietarios de cada uno de los cabarets que funcionan en la ciudad. En algunos casos, las mujeres eran secuestradas y mantenidas en contra de su voluntad en los prostíbulos de la red.
Cuando los detectives reconstruyeron las vidas y actividades de las doce mujeres -entre asesinadas y desaparecidas-, el hilo de la investigación y el rastreo de las llamadas telefónicas los llevó hasta un punto común: el prostíbulo de Salta 1337, situado en el barrio La Perla, de Mar del Plata.
Entre los elementos que sirvieron al juez Hooft para probar los vínculos entre los policías y los prostíbulos figuran los análisis de las 83.700 llamadas realizadas entre diciembre de 1996 y enero de 1999, desde y hacia el teléfono 0223-4758675.
Según establecieron los investigadores de la Policía Judicial, organismo que depende de la Procuración General de Suprema Corte bonaerense, de todas esas llamadas, 554 se realizaron desde las mencionadas dependencias policiales de Mar del Plata, mientras que 233 comunicaciones se concretaron desde distintas oficinas de la Municipalidad de General Pueyrredón.
Hooft investiga la desaparición de Ana María Nores, Silvana Paola Caraballo y Verónica Andrea Chávez. En tanto, los restantes casos están repartidos entre distintos juzgados y fiscalías de Mar del Plata.
Todavía no está probado que alguno de los uniformados y de los civiles imputados haya participado en los asesinatos o desapariciones. No hay huellas ni elementos contundentes; sólo evidencia circunstancial.
Tanto la Justicia como los investigadores esperan que uno de los policías confiese para poder esclarecer los hechos.
Los posibles móviles de los crímenes
Sobre los móviles de los crímenes, uno de los responsables de la investigación explicó: "Creemos que algunas de las víctimas se negaron pagar las coimas y a trabajar para la policía, y por eso las mataron. Fueron homicidios en los que intervinieron distintos asesinos, no hubo una única mano ejecutora. Se trata de casos separados. Por ejemplo, sospechamos que, en dos de los hechos, las mujeres fueron asesinadas por una pelea entre bandas de policías y proxenetas que intentaron instalar prostitutas mendocinas en Mar del Plata".
El juez Pedro Federico Hooft investiga las desapariciones de Ana María Nores, Silvana Paola Caraballo y Verónica Andrea Chávez. Los restantes casos están repartidos entre distintos juzgados.
Más víctimas
Adriana Jacqueline Fernández fue la primera de las doce víctimas. Un camionero encontró su cadáver en un arroyo, a veinte kilómetros del centro de Mar del Plata, el 1° de julio de 1996.
Posteriormente fueron asesinadas María Esther Amaro, Viviana Guadalupe Espíndola, Daniela Elizabeth Espíndola y María del Carmen Leguizamón. Nunca se supo qué fue de Patricia Lourdes Prieto y Claudia Jacqueline Romero. Las autopsias demostraron que no existió un asesino serial, sino que hubo varios homicidas. Por ejemplo, en los casos de las mujeres descuartizadas, los médicos comprobaron que las heridas fueron hechas por diferentes personas.