Cómo identificar y cuidarse del caracol gigante africano
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En la Argentina, el caracol gigante africano fue registrado por primera vez en 2010 en Puerto Iguazú, Misiones, y años más tarde fue detectado en la ciudad de Corrientes, siendo éstos los únicos dos focos reconocidos hasta el momento.
Esta especie exótica oriunda del este de África fue declarada por el Ministerio de Ambiente como dañino y perjudicial para la conservación de la biodiversidad, las actividades productivas y la salud humana por ser una especie invasora y hospedadora de ciertos tipos de gusanos, potenciales causantes de enfermedades zoonóticas.
Esta vez, personal de Senasa acudió al municipio de Eldoraro en Misiones luego de recibir denuncias sobre ejemplares de este tipo.
Tras recorrer la zona, se capturó 15 ejemplares de la plaga para prevenir su dispersión, el pasado 22 de diciembre, en un arroyito ubicado sobre la calle San Luis en el km. 9 de la ciudad, tras un aviso de un ciudadano. La primera aparición de este ejemplar tuvo lugar en Puerto Iguazú, Misiones, en diciembre de 2010, y luego en el municipio de Wanda el 10 de abril de 2019.
En Eldorado el primer foco se detectó a fines de abril de 2019, donde el personal del Senasa junto al municipio llevaron a cabo actividades de erradicación, monitoreo e información a la comunidad.
Cómo llegó al país
El caracol "Achatina fulica", originario del este de África, se introdujo en América, Asia, Oceanía y Europa a causa de la acción del hombre, quien facilitó su rápida dispersión, fundamentalmente para su cría como alimento.
La dispersión también se debió al traslado involuntario adherido a vehículos y a camiones usados en cosechas, a su uso como carnada, al comercio de plantas en macetas, donde se alojan los huevos, y a su tráfico como mascota.
El caracol gigante africano es considerado una plaga gracias a su capacidad de reproducción y porque puede llegar a producir graves daños en ecosistemas y cultivos tropicales.
Además del impacto que puede ocasionar sobre la agricultura y la fauna de caracoles de la zona, también puede transmitir parásitos perjudiciales para la salud humana y la de otros animales.
Dichos parásitos están presentes en la baba del caracol y pueden contaminar frutas y verduras, que en el caso de no ser lavadas correctamente pueden causar enfermedades de origen zoonótico a las personas.
"Este tipo de caracol puede ser portador de nematodos (parásitos) que son perjudiciales para la salud humana. Por eso se recomienda no tocarlos y manipularlos con precaución. Desde el punto de vista del medio ambiente también son muy nocivos porque debido a su velocidad de reproducción y su falta de predadores naturales pueden constituirse en una plaga en muy poco tiempo. Y como tienen un crecimiento muy rápido y comen cualquier cosa pueden constituirse en un peligro para los cultivos", explicó Emilio Rey, del Senasa.
A diferencia del caracol nativo conocido vulgarmente con el nombre de "caracol blanco", el africano puede medir hasta 20 centímetros y tiene el borde de su caparazón partido, de forma helicoidal y de color violeta oscuro.
Recomendaciones del Senasa
• No tocar caracoles.
• Evitar el contacto con la baba del caracol ( Achatina fulica ), especialmente con ojos, nariz y boca.
• Lavar con agua potable las verduras.
• Si tocó el caracol, lavar inmediatamente las manos. También hacerlo luego de tocar las superficies que puedan haber estado en contacto con la baba de caracol.
• No comer caracoles.
• No utilizarlos como carnada, mascota o adorno.
• No utilizar venenos contra el caracol, ya que pueden afectar a niños, mascotas o fauna nativa.
• Elimine del jardín restos de madera, materiales de construcción, tejas o cualquier elemento que pueda ser utilizado como refugio por el caracol.
• En caso de ser necesario, tomar los caracoles con guantes impermeables, colocarlos en una bolsa, aplastarlos y enterrarlos. Los guantes también deben ser enterrados o quemados.
• No permitir que los niños participen de la captura de los caracoles.
• No trasladar caracoles hacia otras zonas. Tener precaución al trasladar plantas u otros elementos del hogar donde los caracoles o sus huevos podrían alojarse.
Télam
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