Cómo fue el plan del acusado para desviar la investigación
Pedía que le preguntaran a su novia sobre las sospechas contra la madre
Al día siguiente del homicidio de Gastón Bustamante, el único detenido por el crimen habría puesto en marcha un plan para desviar la investigación y responsabilizar por el asesinato a otro familiar de la víctima. Así consta en un legajo reservado que instruyó el fiscal Rodolfo Moure.
Según informaron fuentes de la investigación, ese plan que habría sido pergeñado por el cuñado de la víctima, Julián Ramón, incluyó la decisión de mandar a declarar a su novia, Rocío Bustamante, hermana del chico de 12 años asesinado.
Mientras se realizaba el velatorio de Gastón, el único imputado llevó a su novia a la fiscalía para que declarara en contra de su madre y orientara la investigación del homicidio hacia ella.
"Ramón siempre intentó encaminar la investigación hacia la madre de la víctima. Decía que toda la familia sospechaba de ella como autora del hecho. Una mañana, mientras entrevistaba a la hermana de la víctima, Ramón se sentó detrás de ella y me hizo señas para que la interrogara sobre los temas orientados hacia la madre del chico."
El episodio al que refería Ramón y que pretendía que su novia remarcara ante la policía tenía que ver con el hallazgo de tres chips de teléfonos celulares envueltos en una toalla.
Según la versión del acusado, esos chips correspondían a teléfonos celulares que Verónica, la madre de Gastón, utilizaba para llamar a los hijos del primer matrimonio de su esposo, en medio de una situación familiar conflictiva.
Pero los investigadores revisaron los movimientos de la madre de Gastón el día del homicidio y la descartaron como sospechosa.
"La madre de Gastón, Rocío -su hija- y Carlos -el padre- declararon durante más de dos horas y aseguraron que nadie más que el padre de Gastón tocó el televisor en el que después del asesinato fueron halladas las huellas del cuñado de la víctima", explicó una fuente con acceso al expediente.
Antes de apuntar sus sospechas sobre Ramón, los investigadores judiciales y policiales compararon esas huellas con las de 250 personas con prontuarios abiertos en Miramar y con más de un millón y medio de improntas digitales cargadas en el sistema informático AFIS, donde se archivan todas las huellas de la gente que se sacó el nuevo DNI o que tuvo alguna causa penal. En todos los casos, dio negativo. Las únicas dos huellas dactilares, de doce improntas halladas en el televisor, que tenían los siete puntos para ser comparados correspondían al único acusado.
Cuando el fiscal Moure solicitó la detención de Ramón detalló los 27 indicios con los que fundaba el estado de sospecha sobre el imputado, y las huellas digitales constituían sólo uno de esos 27 indicios.
"El homicidio de Gastón fue cometido por alguien que nunca antes había matado. El homicida utilizó tres técnicas distintas para matar a Gastón. Primero le dio un golpe o empujó al chico y éste se golpeó la cabeza contra el borde de la cama. Ese golpe fue considerado mortal. Luego, el asesino lo sofocó con una almohada y, finalmente, lo estranguló. Un ladrón común que entra a robar en una casa cuando sus dueños no están no mata, huye antes de cargar con un homicidio. El imputado tuvo el móvil: el robo, la información y la oportunidad", explicó una fuente de la investigación.
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