El sumergible, fabricado por la empresa estadounidense OceanGate Expeditions, se manejaba con un control similar al de las consolas de video.
1 de septiembre de 1985. Una expedición militar estadounidense que buscaba unos submarinos nucleares que se habían perdido en las aguas de Terranova (Canadá) dio con los restos del naufragio más célebre de la historia moderna: el Titanic.
Casi cuatro décadas después contadas personas han podido volver al lugar donde reposa el famoso trasatlántico.
La empresa estadounidense OceanGate Expeditions quiso cambiar esto con su sumergible Titán, con el que transportó a los restos del Titanic a decenas de personas, antes de sufrir hace unos días un accidente catastrófico que acabó con la vida de los 5 pasajeros que viajaban en el sumergible.
Una tarea para poderosos
Titán. Ese era el nombre con el que los antiguos griegos identificaban a unas poderosas deidades que regían al mundo. Posiblemente por esto la firma OceanGate bautizó así a su sumergible fabricado con fibra de carbono y titanio.
La nave que pesaba unos 10.000 kilogramos fue diseñada para adentrarse en el océano a unas profundidades de 4.000 metros (13.123 pies) y llevar a cinco personas, incluyendo al piloto, de manera segura.
“Mediante el uso innovador de materiales modernos, el Titán es más liviano y más rentable de movilizar que cualquier otro sumergible de inmersión profunda”, afirmaba OceanGate en su página web.
El submarino formaba parte de la clase cíclope. Esto debido a que solo tenía un visor al frente, por donde se podía apreciar el fondo marino.
Asimismo, estaba equipado con potentes luces externas que se utilizaban para visualizar las profundidades oceánicas y poder apreciar los restos del Titanic.
También contaba con varias cámaras de alta resolución que estaban conectadas con el exterior y utilizaba un escáner láser y un sonar para mapear su entorno. En el interior, los ocupantes podían ver esas imágenes en una gran pantalla digital, mientras revisaban los datos recopilados en varias tabletas.
La firma también garantizaba el uso de “un barco de tamaño apropiado” que servía de lanzadera para el Titán y hacía que este pudiera “operar en diferentes” condiciones meteorológicas sin necesidad de un barco con grúa como otros sumergibles que pueden llegar a grandes profundidades.
La nave fue probada con éxito por primera vez en 2018 en las Bahamas, cuando el presidente de OceanGate, Stockton Rush, logró descender el aparato hasta 4.000 metros de profundidad.
“Esto es un gran paso para OceanGate y un gran salto para la exploración del océano”, afirmó el empresario tras completar la prueba, la cual duró siete horas.
Vigilancia en tiempo real
OceanGate aseguraba que la innovación más significativa de su nave era el sistema de monitoreo en tiempo real de la estabilidad del casco (RTM, por sus siglas en inglés).
“El Titán es el único sumergible tripulado que emplea un sistema de monitoreo en tiempo real”, afirmaba la empresa.
“Utilizando sensores acústicos y medidores de tensión, el sistema RTM hace posible analizar los efectos del cambio de presión en la embarcación a medida que el sumergible se sumerge a más profundidad y evaluar con precisión la integridad de la estructura. Este sistema ofrece una alerta temprana al piloto para que detenga el descenso en caso de cualquier eventualidad y regrese a la superficie de manera segura”, se podía leer en el sitio web de la firma.
El sumergible contaba con unos tanques capaces de suministrar oxígeno durante 96 horas a sus cinco ocupantes.
Como un videojuego
En 2022, la BBC logró grabar el interior de la nave y en esa ocasión Rush explicó algunos de los detalles más interesantes del aparato.
“Solo tiene un botón”, dijo el empresario en esa ocasión.
“El submarino se dirige con un control similar al que utilizan los jugadores de videojuegos, es similar al de una Playstation”, reveló, al tiempo que agregó: “Si quieres ir hacia adelante, presionas el botón para ir hacia adelante. Si quieres ir para detrás, pues el que señala ir para atrás y lo mismo para girar hacia la izquierda o derecha”.
OceanGate esperaba que el Titán marcara “el comienzo de una nueva era de exploración”, pues proporcionaría acceso al 50% del océano para la observación humana directa.
Bastante incómodo
El sumergible era extremadamente estrecho, midiendo solo 670 cm x 280 cm x 250 cm.
Y aunque era más grande que otros sumergibles, los pasajeros debían sentarse en el piso y apenas tenían espacio para moverse.
Sin embargo, la embarcación contaba con un baño en su parte delantera. Una pequeña cortina servía de puerta y el piloto ponía música cuando alguien lo usaba, reseñó el reportero de la BBC, Matt Murphy.
Las paredes de la nave contaban con un sistema de calefacción ya que las condiciones podían volverse extremadamente frías a tales profundidades. Unas lámparas montadas en la pared eran la única fuente de luz a bordo.
Dudas que salieron a flote
Mientras se buscaba al Titán esta semana, la prensa estadounidense reveló que OceanGate recibió advertencias internas y externas sobre la seguridad del sumergible.
En 2018, el entonces director de operaciones marítimas de la empresa, David Lochridge, presentó un duro informe en el que aseguraba que el sumergible necesitaba más pruebas para garantizar que era capaz de bajar hasta los 4.000 metros de profundidad de manera segura para sus ocupantes.
Dichas criticas le costaron a Lochridge su empleo y de paso una demanda judicial, gracias a la cual su reporte terminó en manos de los tribunales del Distrito Este del estado de Virginia (EE.UU.).
Pero por si esto no fuera suficiente, semanas después tres docenas de oceanógrafos, exploradores y líderes de la industria de submarinos criticaron a Rush por su negativa de someter al Titán a pruebas por parte de empresas especializadas que permitiera certificar que podía operar en las profundidades anunciadas por sus desarrolladores.
Sin embargo, estas advertencias fueron ignoradas por el empresario, quien las consideraba una carga para la innovación, aseguró el diario estadounidense New York Times.
Este diario también recordó que en 2021, durante la primera excursión del Titán hacia la zona donde están los restos del Titanic, se registró un incidente.
“El sumergible tuvo un problema con la batería y tuvo que conectarse manualmente a su plataforma elevadora”, publicó el periódico, citando un documento que el asesor legal de OceanGate envió a un tribunal.
Declaraciones preocupantes
Pero no solo las alertas internas y externas dispararon las alarmas, sino también algunos comentarios que el propio Rush realizó.
En la entrevista que en 2022 concedió a la CBS el empresario admitió que partes usadas para ensamblar al Titán fueron adquiridas en tiendas de camping y que las cámaras instaladas en la embarcación eran iguales a las que cualquier persona puede adquirir en tiendas de electrónica o en internet.
“Parece que esto fuera improvisado”, le espetó el periodista al empresario, quien lo negó.
“Hemos trabajado con Boeing, la NASA y la Universidad de Washington”, dijo.
“Esté seguro de que el compartimiento central no se destruirá por la presión sobre sobre los ocupantes (...) Los propulsores pueden dejar de funcionar, las luces se pueden apagar y todo lo demás puede fallar y todavía estarás a salvo”, agregó.
Sin embargo, las explicaciones del empresario no convencieron al periodista, quien insistió en la seguridad de la nave y allí Rush soltó: “La seguridad es puro desperdicio. Si solo quieres estar a salvo, no salgas de tu cama. No te subas a tu auto. No hagas nada”.
En esa ocasión el fundador de OpenGate solo admitió que su única preocupación era que sus tripulantes no se golpearan la cabeza al perder el equilibrio mientras descendían o ascendían, o que redes de pesca pudieran impedir al sumergible regresar a la superficie.
No era un improvisador
Pese a estas revelaciones y las declaraciones que en el pasado reciente hizo Rush, quienes lo conocían aseguraron que para él la seguridad era una prioridad.
“Stockton Rush es un visionario y él no llevó a esas personas allí arriesgadamente y sin cuidado. Él es muy cuidadoso y metódico y trató de mitigar los riesgos lo mejor que pudo”, aseguró Fred Hagen, amigo del empresario, durante una entrevista realizada antes de que se conociera la muerte del empresario.
“Rush sabe que el fondo del océano es una parte fundamental para la resolver la crisis del cambio climático”, agregó.
Hagen, sin embargo, admitió que este tipo de expediciones son altamente riesgosas y que todos los tripulantes del Titán conocían los riesgos.
En los contratos que los interesados en ver, en vivo y directo, los restos del Titanic debían firmar con OceanGate se les adviertía que el Titán “es una nave experimental, que no ha sido aprobada por ninguna autoridad”.
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