Cómo es la prueba no invasiva que detecta 14 tipos de cáncer en fases tempranas
Un estudio demuestra el potencial de un nuevo tipo de biomarcadores que podrían mejorar la detección de la enfermedad con solo un análisis de sangre o de orina
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MADRID.— Uno de los principales retos en la lucha contra el cáncer es la detección temprana. Cuando un tumor está localizado en un órgano, las probabilidades de sobrevivir a largo plazo se multiplican. Sin embargo, la necesidad de realizar pruebas invasivas para detectar muchos tipos de cáncer, su precio y el riesgo de generar falsos positivos hace que aún haya un gran espacio para la mejora. Una de las alternativas que se están desarrollando en los últimos años son las biopsias líquidas, un tipo de análisis de sangre que permite detectar ADN liberado al torrente sanguíneo por tumores aún invisibles.
Sin embargo, estas pruebas solo logran una sensibilidad de alrededor del 10% en la fase más temprana del cáncer, cuando no ha salido del órgano de origen, y hay tumores como los cerebrales que escapan a estas pruebas. Además, algunos tipos de cáncer no liberan niveles de ADN detectables. Un estudio reciente estimaba que unos 12 tipos de tumores producen una señal adecuada, pero dejan 30 de los más frecuentes, que producen el 50% de los casos y un tercio de las muertes por cáncer en el mundo, fuera del alcance de estas pruebas. Por último, hay dudas sobre el pronóstico real de los tumores detectados por las biopsias líquidas actuales, dejando la posibilidad de que estas pruebas produzcan diagnósticos innecesarios que sean más perjudiciales que beneficiosos. Para combatir esta última debilidad, una de las medidas empleadas ha sido la combinación de pruebas.
Ayer, la revista PNAS publicó los resultados de un estudio en el que se prueba el potencial de un nuevo tipo de biomarcadores que podrían mejorar las posibilidades de que en un futuro cercano se puedan detectar en una fase temprana varios tipos de cáncer con solo un análisis de sangre o de orina. En una prueba de concepto, se utilizaron muestras de orina y plasma sanguíneo de 1260 voluntarios y en ellas se analizaron los niveles de glucosaminoglucanos, unas moléculas que pueden relacionarse con la presencia de 14 tipos de cáncer.
Práctica médica habitual
Según explican los autores, este método logró elevar la sensibilidad a los tumores en su primera fase del anterior 10% hasta el 62%. Además, permitió predecir la localización de los tumores con una precisión del 89%. Otro de los factores que se destacan en el artículo del nuevo método es que costaría alrededor de 50 dólares por prueba, entre 5 y 10 veces menos que los que buscan ADN del tumor circulando en la sangre, como hacen ahora las biopsias líquidas.
Francesco Gatto, investigador del Instituto Karolinska (Suecia) y autor principal del estudio, explica que aún quedan pasos para que este tipo de pruebas llegue a la práctica médica habitual. “El próximo paso es confirmar en una muestra de más de 10.000 participantes para ver el entorno en el que tendría más sentido utilizarlo, y antes de ser aprobado para la detección de muchos tipos de cáncer serían necesarios estudios mayores, con 100.000 participantes”, apunta Gatto.
El investigador cree que este tipo de test tendría más sentido en personas “con un riesgo elevado de cáncer, alguien que tienen más de 55 años o con una historia familiar de cáncer”. Por último, el investigador cree que estos análisis podrían combinarse con los que buscan ADN. “La misma muestra de sangre podría utilizarse para testar glucosaminoglucanos y marcadores genómicos. [...] La capacidad combinada podría ser suficiente para convertirse en un sistema único de cribado”, concluye.
Para llevar al mercado este tipo de biopsias líquidas para detectar varios tipos de cáncer en una etapa temprana, en 2017, Gatto fundó junto a Jens Nielsen, que también firma este trabajo en PNAS, la compañía Elypta. Esa empresa logró 21 millones de euros en una ronda de financiación en junio para comercializar este tipo de tests. Si estas biopsias acabasen cumpliendo lo que prometen, se podría reducir la mortalidad por cáncer en hasta un 15%, según un estudio elaborado por un equipo de la compañía Grail, que también desarrolla este tipo de pruebas.
Por Daniel Mediavilla
©EL PAÍS, SL
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