Cómo es el perfil de una persona que convive con un cadáver
Especialistas explicaron a LA NACION cuáles son las características que pueden llevar a que una persona conserve un cuerpo en su casa, como ocurrió en Carapachay
Que un hombre conviva con el cadáver de su madre sólo parecía posible en la ficción. Norman Bates en Psicosis, la famosa película de Alfred Hitchcock, es un ejemplo clásico. También la serie norteamericana Criminal Minds recrea este extraño lazo en un capítulo en el que un hombre, hijo de una actriz, vive convencido de que su madre le da órdenes de capturar a mujeres jóvenes, hacerlas interpretar su papel y, si fallan, asesinarlas. Solo al final del capítulo el espectador se entera de que la madre de este asesino es un cadáver que desde hacía años él mantenía, detalles morbosos aparte, sentado en un sillón, todo vestido y con joyas.
Pero el caso de Claudio Alferi demostró que, una vez más, la realidad supera a la ficción. Es que este hombre de 58 años fue hallado muerto en su casa de Carapachay, Vicente López, junto al cadáver de su madre, con el cual habría convivido por lo menos 10 años.
"Habría que evaluar qué trato tuvo este hombre con el cuerpo. Si lo mantuvo a manera de castigo, o si significaba para él un símbolo de protección. El hecho de que se trate de su madre no es un dato menor", explicó a LA NACION María Laura Quiñones Urquiza, perfiladora criminal.
"Hay cuestiones que tienen que ver con lo cultural, pero este trato con una persona muerta no es habitual. Habría que ver en qué condiciones vivía él", indicó. Aunque el motivo de esconder la muerte de la madre fuera, por ejemplo, cobrar su pensión, como se especuló, Quiñones Urquiza explicó que "en ese caso la hubiera enterrado o emparedado". "Que la haya mantenido en su casa habla de un deseo de compañía, un miedo profundo a la soledad", agregó la especialista.
Alferi fue encontrado luego de que los vecinos denunciaran el olor que emanaba de su casa de la calle Fray Cayetano Rodríguez 3374, entre Castelli y Montes de Oca, en la localidad de Carapachay. Su muerte sería reciente, pero lo que sorprendió a la policía fue el cadáver de la madre: Margarita Aimar de Alferi estaba sentada al costado de la mesa, cubierta con bolsas, sábanas y frazadas y casi momificada naturalmente. Tenía puestas unas pantuflas y un pañuelo en la cabeza. Por la descripción que hicieron quienes vieron el cuerpo, parecía que la mujer había sido arropada.
"Para que alguien pueda vencer el tabú de la muerte, que nos hace alejarnos o rechazar la cercanía de un cadáver, tiene que quebrar varias construcciones psíquicas. Eso sólo se da con la psicosis", indicó Hugo Marietan, médico psiquiatra referente en psicópatas. "Un neurótico le tendría pánico al muerto. Un psicópata se desharía del cuerpo, por desprecio. En cambio, en el plano de la psicosis, todo es posible. Crea un mundo imaginario. Puede que haya hasta conversado con el cadáver. Que en su cabeza, la madre haya permanecido viva y la tratara como tal", añadió Marietan. "Un psicótico pierde el miedo al muerto, pierde el rechazo", detalló.
La casa de Alferi, contaron los investigadores, parecía un basural. Había botellas vacías, cartones y bolsas de nylon por todos lados. Vecinos de la zona lo describieron como un hombre "ermitaño". Al parecer llevaba una vida bastante solitaria.
El psiquiatra forense Martín Abarrategui coincidió en que lo que se conoce del caso hace pensar en una persona psicótica. "Habría que conocer en más detalles de la vida de este hombre. Pero con la información disponible, podríamos estar hablando de un psicótico. Es una persona cuyo juicio crítico está obnubilado por su enfermedad. Por eso las decisiones que toma no pueden verse desde la lógica aristotélica", explicó.
"Los actos de una persona con estas características responden a sentimientos que no tienen juicio crítico", añadió el especialista. "Una persona así es más bien solitaria. La misma falta de juicio crítico le genera dificultad para encontrar un interlocutor válido", indicó Abarrategui.
Con respecto al vínculo con la madre, Abarrategui sostiene que en estos casos "no hay que analizarlo desde el punto de vista freudiano". "Es muy probable que la imagen que este hombre tenía de la madre haya sido la de la enfermera, la persona que lo cuidaba", explicó.
Consultado sobre la posibilidad de que una persona con estos rasgos pueda convivir normalmente con la sociedad, Abarrategui dijo que "si está correctamente medicado, es posible", aunque añadió que "la dificultad surge en la conexión con las otras personas".