Cómo eludir las demencias: las cinco claves para prevenirlas
Varios estudios indican que el riesgo disminuye con medidas sencillas; es fundamental controlar los factores de riesgo cardíaco y la alimentación, hacer actividad física y mantener vínculos sociales
Que el final de una larga vida sea el descenso a las tinieblas de la demencia no sólo es un horizonte desolador, sino un colosal desafío para los sistemas sanitarios de todo el mundo.
Se calcula que los costos derivados de este conjunto de patologías, cuyo rasgo saliente es la pérdida de la memoria, alcanzaron en 2010 los 604.000 millones de dólares. El 60% de los casos y el mayor aumento en las próximas décadas se registrarán en países de ingresos medios y bajos.
Pero aunque el riesgo no puede eliminarse por completo, crece el consenso científico de que sí es posible reducirlo sensiblemente. Y lo mejor de todo es que no se necesitan complejos tratamientos de última generación ni fármacos costosos. Basta con observar un puñado de reglas sencillas: alimentarse saludablemente, no fumar, caminar media hora por día, mantener a raya los niveles de colesterol, de glucemia y de presión sanguínea, "desafiar" al cerebro y preservar los lazos sociales.
"Estas recomendaciones que parecen tan inespecíficas explican, sin embargo, el 47% de los casos de demencia –afirma el doctor Fernando Taragano, profesor e investigador del Hospital Universitario Cemic–. Hace 10 años se viene diciendo que lo que le hace bien al corazón le hace bien al cerebro, pero nadie lo había probado. Lo que ahora se demostró es que los estilos de vida que ayudan a prevenir el infarto cardíaco también reducen las demencias."
El doctor Daniel Seinhart, geriatra del Hospital Italiano, coincide: "Ésa es la enorme noticia, que las demencias hasta cierto punto son prevenibles con lo que uno hace cuando tiene 40 o 50 años".
"Las medidas sanitarias para reducir los factores de riesgo vascular han contribuido a una gran reducción en las muertes por enfermedad cardíaca y stroke en los últimos 50 años –dice el consenso Blackfriars, el documento emitido por una reunión de médicos, políticos, voluntarios e investigadores organizada por el UK Health Forum y Public Health London el 30 de enero de este año–. Ahora, hay evidencias de que el mismo enfoque podría conducir a una reducción en las demencias."
Estas conclusiones surgen de estudios realizados a lo largo de las últimas décadas. Uno, del Consejo de Investigaciones Médicas británico publicado online el 17 de julio de 2013 en The Lancet, es particularmente optimista: compara la prevalencia de demencias en individuos de 65 años o más en seis localidades de Gran Bretaña y Gales desde 1989. Aunque las proyecciones que habían trazado anticipaban que habría 884.000 casos para 2011, tuvieron 670.000. Es decir, 214.000 menos de los previstos.
"Estos hallazgos son sin duda buenas noticias –escribe Sube Banerjee, de la Escuela de Medicina de Brighton y Sussex, en un comentario que acompaña el trabajo–. (...) Sugieren que hay cosas que hizo la población que disminuyeron la incidencia de demencia (...). Por lo tanto, es plausible pensar que modificaciones conductuales, como dejar de fumar, y el control de los factores de riesgo cardíaco, como la hipertensión, previnieron o postergaron la aparición de este cuadro en la población."
El ya clásico "estudio de las monjas" que donaron su cerebro a la ciencia, realizado sobre 678 religiosas de la Escuela de las Hermanas de Notre Dame, en Mankato, Estados Unidos, muestra algo similar. Una investigación que las siguió durante más de treinta años descubrió que no siempre la presencia de las placas de amiloide características de la patología descripta por Alois Alzheimer en 1901 está asociada con la expresión de la enfermedad.
Según el doctor Augusto Vicario, cardiólogo de la Federación Argentina de Cardiología, el estudio de las monjas también mostró que las que tenían criterios de enfermedad de Alzheimer más enfermedad vascular (infartos cerebrales) estaban peor cognitivamente. "Esto habla del peso que la enfermedad vascular tiene como condicionante de una declinación más rápida –agrega–. Cuidar la salud cardiovascular es una forma de ir retrasando la demencia y evitar su progresión. Tiene lógica, esto ya pasó con otras enfermedades. Las mejoras sociales y comunitarias contribuyeron a disminuir fuertemente el impacto de la tuberculosis y el Chagas, por ejemplo. Creemos que con la demencia puede pasar lo mismo."
"La herencia explica apenas el 10% de los casos –dice Taragano–. Y, sin embargo, el 85% de la investigación está orientada hacia la biología y la genética. Antes, los médicos nos encontrábamos en congresos y cuando se nos preguntaba si había algo para prevenir la demencia contestábamos que no. Ahora, estamos comprobando que los factores medioambientales combinados son responsables de la mitad del problema. Por ejemplo, recientemente se publicó que el 14% de la demencia en el mundo es atribuible al tabaquismo. Es una revolución que a los médicos nos cuesta aceptar."
Taragano, Seinhart y Vicario, junto con un equipo de neurólogos, psiquiatras, cardiólogos, epidemiólogos, sociólogos y especialistas en comunicación, están poniendo a punto en colaboración con el Ministerio de Acción Social de la Nación un Plan Nacional de Alzheimer que lleve a la práctica las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y permita hacer un diagnóstico epidemiológico local.
"En 2012, la OMS emite su guía sobre la demencia y da diez recomendaciones, siete de las cuales son de acción comunitaria y tres de neto corte médico –detalla Taragano–. Fuimos al ministerio, les dijimos lo que se recomienda y la verdad es que mostraron una gran sensibilidad, se firmó el convenio el año pasado y desde entonces estamos trabajando juntos con todo el respaldo necesario. Hoy no hay una sola acción médica ni ninguna línea de investigación que supere el accionar comunitario. "
Entre las directivas de la OMS figuran reducir el aislamiento, apoyar y formar a cuidadores informales y profesionales rentados, y mejorar la formación de los médicos en atención primaria.
El Plan Nacional de Alzheimer tiene dos partes. Una es la educación en los centros de Integración Comunitaria en la población vulnerable. "Se sabe desde hace años que a mayor escolaridad, menor demencia", explica Taragano.
Entre sus tareas, los integrantes de este programa preparan a formadores, es decir, trabajan con operadores comunitarios o sanitarios para que promuevan conductas saludables. Pero también están desarrollando instrumentos que permitan detectar las demencias y puedan se utilizados por personal no especializado.
"Estamos viendo que el Alzheimer no es lo mismo en la Argentina, en Inglaterra, en Estados Unidos o en Paraguay –afirma el especialista–. Intentamos averiguar qué factores influyen en cada área del país para diseñar políticas de salud adaptadas a cada región. Por ejemplo, ya sabemos que la sal y la carne roja sobresalen entre los factores de riesgo en la Patagonia. En el Nordeste, la baja escolaridad."
El 29 y 30 de agosto, durante la realización del programa de prevención cardiovascular "Corazón Sano", en Rancul, La Pampa, los científicos, junto con la doctora Mildren del Sueldo, secretaria de Salud de Villa María, Córdoba, aprovecharon para realizar una evaluación cognitiva a esta población de 3000 habitantes. "Se testearon en 48 horas 400 personas, a las que se les hicieron análisis de laboratorio, mediciones de presión arterial y de otros parámetros –cuenta Vicario–. Estamos tratando de desarrollar un instrumento validado, de aplicación rápida, para poder identificar a las personas que padecen demencia."
"No existen en el país instrumentos que no dependan del médico –agrega Taragano–. Éste podrá ser aplicado por personas no expertas. Si lo logramos, será un legado enorme."
Lo que hace bien al corazón, hace bien al cerebro
Los preceptos que están probando ser efectivos
Controlar los factores de riesgo cardíaco
No fumar, mantener los niveles de colesterol, glucemia y presión arterial dentro de límites saludables.
Practicar actividad física
Caminar media hora por día tiene múltiples beneficios; uno no menor es que contribuye a bajar la presión arterial.
Alimentarse bien
Previene la obesidad y la diabetes, dos reconocidos factores de riesgo cardíaco y accidente cerebrovascular.
Desafiar al cerebro
La educación es uno de los principales factores asociados con la salud cognitiva. Según los neurocientíficos, no hay razón para jubilar al cerebro.
Mantener los lazos sociales
Incluso en edades avanzadas, hay que seguir interactuando con otras personas, tanto en entornos familiares, como de aprendizaje, voluntariado o trabajo. El aislamiento conspira contra la preservación de nuestras capacidades.
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