Cómo detectar de forma temprana una enfermedad que no suele generar síntomas
Según los expertos, hay hábitos que conviene evitar o morigerar para reducir sustancialmente el riesgo de padecerlo
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El cáncer de riñón en la Argentina es el quinto más frecuente –el número de nuevos casos en 2020 fue de 5090–, y afecta, en una relación de dos a uno, más a los varones que a las mujeres. Así lo confirma el Observatorio Global de Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyas proyecciones muestran que esa cifra crecerá un 20% en los próximos siete años.
Además, se trata de una enfermedad que, en un principio, no genera síntomas y su hallazgo de manera temprana suele darse cuando el paciente se hace estudios de rutina, como una ecografía, tomografía o una resonancia magnética. Sin embargo, hay hábitos que conviene evitar o morigerar para reducir sustancialmente el riesgo de padecerlo.
Hoy es en el mundo el Día del Cáncer de Riñón. Sebastián Gómez, médico uro oncólogo del Centro Argentino de Urología, describe que este cáncer se trata de una patología urológica que, en los últimos años, ha despertado gran interés para la ciencia por los avances tecnológicos en el ámbito quirúrgico y en el desarrollo de nuevas drogas para su tratamiento. Aunque, precisa, sigue siendo un gran desafío para la sociedad científica mundial porque, en promedio, “el 40% de los pacientes con este diagnóstico fallecerán a causa de esta enfermedad”.
“La detección temprana a través de la educación al paciente, informándoles sobre los factores de riesgo y los síntomas que pueden llegar a tener para movilizarlos a una rápida consulta al médico, son claves en esta enfermedad. La detección temprana es fundamental para el éxito de los tratamientos”, expresó Rubén Kowalyszy, oncólogo clínico, miembro de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.
Inicialmente, describe Gómez, el desarrollo de una neoplasia (masa anormal de tejido) requiere de factores genéticos, que son los iniciadores del proceso tumoral que podrá mantenerse latente o expresarse según factores propios de cada paciente. “Un factor de riesgo es aquel que aumenta la probabilidad de padecerlo como, por ejemplo, el caso de la obesidad, que incrementa el riesgo de cáncer de riñón en alrededor de un 25% en hombres y un 22% en mujeres, y puede llegar al 120% en personas obesas severas. El tabaco, la hipertensión arterial, el exceso de carbohidratos y la ingesta de alcohol constituyen otros factores favorecedores para desarrollar cáncer de riñón”, describe el especialista.
Por esta razón, Norberto Bernardo, director del Centro Argentino de Urología, recomienda la actividad física rutinaria que favorece el descenso de peso y ayuda a controlar la tensión arterial. Además, el ejercicio, destaca Bernardo, favorece la liberación de endorfinas y eso estimula el sistema inmunitario. A su vez, para prevenirlo, como el 70% de los casos de cáncer de riñón son descubiertos por estudios de rutina, una buena opción es, justamente, realizarse esos chequeos, al menos, una vez al año.
“En cuanto a la sintomatología y los primeros indicios de este cáncer, el paciente puede empezar a presentar señales como la hematuria (orinar con sangre), que es el más frecuente, el dolor lumbar, cansancio, anemia o la presencia de una masa palpable en la zona lumbar”, resalta Gómez.
Diálisis
Las personas cuya función renal se encuentra disminuida, pero aún no necesitan diálisis, pueden correr un riesgo mayor de desarrollar cáncer de riñón, indican los especialistas.
A su vez, Bernardo advierte que los pacientes con enfermedad renal que sí necesitan diálisis suelen tener un grado de inflamación mayor y una función reducida del sistema inmunológico, lo que también podría aumentar el riesgo. Además, como los pacientes con insuficiencia renal tienen factores de riesgo cardiovasculares, gran parte de la atención, más allá de la insuficiencia renal, se concentra en prevenir complicaciones cardiológicas.
“Esta situación puede generar que la detección del cáncer pase a un segundo plano y que termine demorando su detección. Por eso, en los pacientes en hemodiálisis pueden diagnosticarse tumores de mayor evolución. Las personas con enfermedad renal podrían tener cánceres más avanzados en el momento del diagnóstico”, subraya el especialista.
Tratamiento
El tratamiento del cáncer renal, explican los expertos consultados, dependerá de la localización del tumor y del estadío en el momento del diagnóstico, pero, generalmente, es quirúrgico.
“La cirugía consiste en la extirpación del tumor, de una parte del riñón o de todo el órgano, y eso dependerá del tamaño y la localización de la lesión. A su vez, estas técnicas quirúrgicas pueden llevarse adelante en forma clásica (a cielo abierto), laparoscópica o con la última tecnología que es la cirugía robótica”, concluye Gómez.
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