Colegios al borde de cerrar. Abrazos solidarios, angustia por perder a los amigos y falta de vacantes, el panorama por la crisis económica
En la provincia de Buenos Aires, 200 establecimientos tienen dificultades severas y 30 están en grave riesgo; profunda preocupación de chicos, padres y autoridades escolares
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Eran las 8. A esa hora la mayoría de los colegios de la Argentina comienzan su jornada. Sin embargo, el jueves pasado el colegio Vicente Francisco Saperi, ubicado en Monte Grande, no empezó con sus clases a horario. La institución abrió sus puertas, pero no recibió solo a sus alumnos regulares y maestros, sino que también había exalumnos, exmaestros, personal de maestranza, padres cuyos hijos cursan allí y de ya egresados. Todos unidos por una razón: un abrazo solidario. ¿El motivo? El peligro de que el colegio que se fundó en 1989 no abra sus puertas en 2024.
Silvia Saperi comenzó con una guardería en 1989. Veinte años después inauguró la primaria y, en 2015, fundó la secundaria. Desde sus inicios, la institución no tiene subvención del Estado, pero después de la pandemia de Covid la situación se volvió muy complicada. “Tuvimos una fuga de 200 familias, chicos que se pasaron a escuelas estatales. Tampoco recibimos los aportes del Estado durante la pandemia y con los aumentos salariales tuvimos que aumentar las cuotas. La mayoría de los padres son comerciantes, que quiere sostener una clase media, pero el país no los deja”, explicó Saperi, fundadora y directora del establecimiento.
Desde entonces, el colegio incrementó su deuda con el Estado por la falta de pago de aportes, algo que ocurrió con muchas otras instituciones y que hoy están pasando por la misma situación a la que todos califican como “angustiante e insostenible”.
En diálogo con LA NACIÓN, Martín Zurita, secretario ejecutivo de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la Provincia de Buenos Aires (Aiepba), explicó: “Agrupamos 2.500 servicios educativos de la provincia de Buenos Aires. Ante las consultas permanentes y los problemas económicos que tenían muchísimos socios, hace dos meses decidimos hacer un relevamiento de cuál era la situación a hoy. En ese relevamiento surgió que hay 200 servicios educativos que están en crisis económica, que tienen problemas económicos importantes y de ellos, 30 que de no cambiar la situación están en riesgo de cierre”.
De esas 200 instituciones con distintos niveles de riesgo en su funcionamiento, 53 son maternales, 158 nivel inicial, 147 primarias, 134 secundarias, 16 de nivel superior y siete de modalidad especial.
Según el relevamiento, el 50% de los establecimientos tiene entre un 20% y un 30% de morosidad en el pago de las cuotas, mientras que el 16% tiene un 40% de restraso. Ante la consulta sobre si las familias podrían soportar el último aumento salarial docente en los aranceles, el 48% dijo que parcialmente y el 45%, que no podría asumirlo.
“En el partido no hay escuela para absorber a esta cantidad de alumnos. Los colegios privados damos lo que el Estado no tiene, que es un edificio con buenas condiciones, un equipo de trabajo, continuidad pedagógica y el 100%de la responsabilidad”, dijo Saperi y graficó con angustia: “Te encontrás sola en el medio del mar, en un bote con agujeros”.
Desde que la situación se tornó determinante decidieron informar a las familias sobre lo que sucedía: “Nuestra idea no era alarmarlos, pero teníamos que ser realistas y decir lo que nos pasaba, así fue como toda la comunidad se acercó al abrazo solidario”.
Según el informe, el 56% tiene deudas con el Instituto de Previsión Social (IPS) de la provincia y el 35% la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). De ese total, la mitad generó el pasivo a partir de la pandemia. En consecuencia, el 43% de los colegios proyecta disminuir personal de administración y/o maestranza.
“Tienen deudas con el IPS, con la AFIP. No pudieron trasladar los aumentos que deberían a las familias porque hay una limitación que es lo que te pueden pagar. Entonces, si vos no podés trasladar y no cobras las cuotas como corresponde vas a tener problemas. La mayoría de las escuelas priorizan el pago de los sueldos, pero después hay un montón de cosas que quedan a medio hacer. Pago del IPS, AFIP. La AFIP manda embargos, el IPS te hace juicios de apremio. Después, está el tema de los créditos, la mayoría ya pidió; ha vendido cosas. Hay situaciones muy particulares. Muchas comunicaron la situación a las familias y fueron ellas las que organizaron abrazos solidarios para que las escuelas no cierren y para que el Estado les pueda dar una ayuda, una subvención”, explicó Zurita.
Y aseguró: “En la pandemia cerraron 80 escuelas en la provincia de Buenos Aires. Y más de 200 en el país. La mayoría eran jardines de infantes y maternales. Muchos de los que no cerraron quedaron golpeados”.
Hace unas semanas, el Instituto Modelo del Sur Avellaneda (IMSA), en ese partido del sur del conurbano, anunció que cerrará en 2024. “La escuela no llega a cubrir sus costos y mes a mes aumentan las deudas. Sumado a ello, no pudo recuperar la matrícula los años posteriores a la pandemia. Asimismo la cantidad de deudores morosos e incobrables es otra variable, con un entorno sumamente inestable de aumentos permanentes”, anunció la institución en una carta a la comunidad, en la que aclara que, a diferencia de otros colegios, no tiene subvención estatal.
Entre la desesperación y la incertidumbre, Saperi expresó: “Estamos esperando el llamado del Ministerio de Educación, necesitamos que nos den la subvención. Una de las cosas que te piden para recibir la carpeta es que la escuela no tenga deudas, pero si no tuviéramos deudas, ¿para qué estaríamos pidiendo la ayuda? Es desesperante”.
“La casa de mis hijos”
Lidia Laplagne manda a sus hijos al colegio de Monte Grande hace 16 años: Bautista, de 17 años, y Stefano, de 10. “Estoy extremadamente dolida por el tema porque no es el colegio de mis hijos, es la casa de mis hijos”, expresó angustiada.
“Muchos papás estamos en esta situación. El Saperi es el hogar de nuestros hijos, van felices al colegio. Nos tiene tan mal este tema porque amamos al colegio. Ellos cumplen una función social en muchos aspectos porque además es un colegio integrador. Le abrió las puertas a chicos a los que nadie se las abría ya sea por alguna discapacidad, condición o por su situación sexual. Es integrador en todos los aspectos”, explicó y denunció: “Las autoridades que se tienen que ocupar de esto no toman la dimensión de que si el colegio no puede abrir les van a hacer mucho daño a los nenes, a los papás, somos una comunidad”.
“Arranqué el jardín a los tres meses, el colegio para mí es todo. Necesitamos ayuda para poder seguir yendo. La estamos pasando muy mal. Lloré cuando nos avisaron sobre el posible cierre. Me sentía muy angustiado porque no sabía qué pasaba”, relató Stefano.
Sol Bonaiuto, es madre de dos varones: Francisco, de 12, y Valentino, de 10. El más grande va a secundaria y el más chico, a primaria: “Estamos pasando por una situación muy angustiante. No nos podemos imaginar en otro colegio que no sea el Saperi. Acompaña nuestros valores y respeta muchísimo la crianza de apego. Los chicos no son cuotas, son personas. Es muy inclusivo”.
Y amplió: “Es violento tener que estar haciendo semejante movida y pidiendo con tanto énfasis ayuda para la educación. lo único que estamos pidiendo es que nos ayuden con la educación de nuestros hijos. Estamos muy unidos como comunidad, pero también muy preocupados porque si la ayuda no llega no sabemos para dónde disparar”.
“No puedo pensar qué pasaría si el colegio cierra, porque tengo conexión con los maestros, ellos la tienen conmigo. No sé qué pasaría con mis compañeros, con mis amigos, con quienes comparto todos los días. ¿A dónde iríamos? ¿iríamos todos juntos?”, se preguntó Valentino.
Francisco, también se mostró muy preocupado: “Es muy complicado lo que está pasando. Tengo maestros ahí que me conocen desde chiquito, un montón de amistades que hice a través de los años.Tengo fe de que no cierre, pero si no conseguimos ayuda lo veo muy complicado”.
Ana Laura tiene dos hijos, uno de ellos va al colegio Saperi desde los 8 meses de edad: “Habiendo conocido otras instituciones, debo resaltar que la calidad y calidez con que nos reciben y nos acompañan no tiene comparación con ningún establecimiento de la zona. Nos mudamos hace unos años a Canning, y seguimos articulando la logística para que nuestro hijo continúe en el Saperi. Habiendo hecho averiguaciones en colegios de Canning, se evidenció una ausencia total de vacantes en instituciones privadas y públicas. En las instituciones públicas tienen ausentismo docente y una cantidad de días de paro que dificulta en demasía la dinámica familiar y el aprendizaje de los chicos”.
“Desarraigo de los niños”
Alejandra Bethular es fundadora y representante legal del Nuevo Colegio Monte Grande. En 1992 nació como un jardín de infantes y hoy cuenta con los tres niveles completos. “Las familias que vienen al colegio son gente trabajadora a quienes se les hace muy difícil poder pagar las cuotas del colegio. Atendiendo a esto y habiendo establecido un vínculo por tantos años es que hemos ido sosteniendo el valor de la cuota casi como si tuviéramos un 40% de aporte estatal, pero no lo tenemos”, explicó.
Hizo hincapié en el drama que viven muchas escuelas: “La disyuntiva es que si subimos la cuota los papás no pueden sostenerla y deben irse a escuelas estatales, porque en las privadas más baratas no hay vacantes y esto provocaría el desarraigo de los niños de sus grupos de pertenencia además de ver disminuido el nivel educativo”.
“Tenemos el firme objetivo de poder ser artífices del cambio del destino de nuestros niños y jóvenes, entonces amerita que el Gobierno mire hacia aquí. Para el presupuesto provincial es muy poco, pero para esta comunidad es trascendental”, consideró y destacó: “Seguramente un empresario me diría que cierre y no me endeude, pero soy docente y quiero luchar por esta comunidad hasta el final. Se que el lograr el subsidio sería una ayuda importante para la institución y para las familias ya que podríamos dar becas”.
María del Rosario De Sarro es directora del nivel primario de la Nueva Escuela Spegazzini, en Ezeiza. Allí la mora es alta y la situación se torna cada vez peor: “Desde junio que no se pudo hacer frente a ningún pago de los planes, ni tampoco de los meses vigentes, por esto nos encontramos en crisis con riesgo de cierre. Nuestra institución tiene seis años y a la fecha transitamos los últimos aumentos de manera razonable para ser impactados en la familia. Si encarecemos los costos, cerraremos matrícula porque los padres no pueden afrontar los pagos”.
Un grupo de familias decidió hacer un abrazo solidario para darle fuerza a la petición de aporte estatal que se pidió en 2021 a la provincia de Buenos Aires. “Se iba a realizar el 29 de septiembre al mediodía, pero minutos antes fuimos llamados por autoridades del municipio de Ezeiza, que dijeron que ellos iban a tomar intervención para hablar con el ministro de Educación, Alberto Sileoni. Hace unos días nos informaron que están trabajando, pero a la fecha hay varias escuelas en la misma situación y no pueden garantizar con inmediatez la solución”, reveló De Sarro.
Por este motivo, el lunes, los padresvolverán a reunirse en el colegio a las 12.30 para un abrazo solidario.
Guadalupe Sobele, madre de un alumno de primer año de secundaria, de 12, resaltó: “Es una escuela con valores, inclusiva, democrática. Uno de mis niños tiene déficit de atención e hiperactividad y trastorno del lenguaje. Siempre lo acompañaron, le enseñaron, lo guiaron. En época de pandemia fue la única escuela en el distrito que garantizaba las cuatro horas de escuela. Mi hijo se encontraba en cuarto grado, salió leyendo y aprendiendo con un nivel de excelencia. Cuando le conté a mi hijo se angustió, pensó en todo lo que vivió y aprendió en esta institución, no logró comprender que puede haber una posibilidad de cierre de su escuela querida”.
“Como mamá sería muy feo si mi hija pasó toda la primaria de golpe y porrazo tener que cambiarla de escuela, donde quizás no estén todos sus compañeros. Es volver a empezar y es complicado encontrar otra escuela privada o del Estado porque no hay lugar en las escuelas”, dijo Paola Arrighi, madre de esa misma institución.
La situación del Instituto Aguilar, de Cuartel V de Moreno, también es complicada. La escuela existe hace 29 años y los últimos fueron una lucha por la crisis económica y a la falta de subvención estatal. “La cuota sube mes a mes, es insostenible mantener los sueldos al día y cada vez que hay aumento de cuota los padres se acercan desesperados porque no tienen aumento de sueldo, no tienen trabajo en blanco, muchos piden el pase tristes porque quieren seguir acá, pero no pueden. No es una cuota alta, pero no lo pueden sostener”, describió Cintia Musa, propietaria del instituto.
“En nuestro barrio hay pocas escuelas privadas y en el Estado tampoco se encuentran vacantes. Como mamá soltera hice el esfuerzo de poder mandarlos, pero es complicado por los aumentos. Sin embargo, uno prioriza siempre la educación de los hijos. Esperamos que llegue la subvención porque la escuela primaria es la base para un buen futuro”, comentó Roxana Acosta.
En diálogo con LA NACIÓN, autoridades de dos escuelas de Bahía Blanca contaron que su situación también es determinante y que dependen de la subvención del Estado para seguir abriendo sus puertas en 2024. Sin embargo, en sus casos, los padres no están enterados en profundidad sobre lo que sucede y no quieren alertarlos sin antes conocer más sobre el panorama en el que se encuentran. “Las familias hacen un gran esfuerzo para mandar a sus hijos a las escuelas privadas, pero no les alcanza. Todos hacen un gran esfuerzo, las escuelas también”, concluyó Zurita.
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