Coinciden en culpar al piloto por el accidente
Hay directivos de la firma y de la Fuerza Aérea procesados
Ciento diez cuerpos de expediente. Siete procesados que esperan un fallo de la Cámara Federal para saber si irán o no a juicio oral. Mil trescientos testigos. Documentación que ocupa un volumen de 60 metros cuadrados. Restos que repiten la silueta de la aeronave en un hangar de pista. Treinta y cinco heridos. Sesenta y siete muertos. Certezas, dudas y un sentimiento de dolor perenne.
De todo esto se hablará hoy, a dos años del trágico accidente del vuelo 3142 de LAPA. Ese que debía salir hacia Córdoba pero que no logró elevarse y terminó estrellado, más allá de la cabecera de pista del Aeroparque metropolitano, en la cancha de entrenamiento de golf de Costa Salguero, luego de arrollar en su descontrolado paso siete autos que circulaban por la avenida Costanera.
El sumario judicial no se detuvo en estos 24 meses, aunque en los últimos 40 días, y casi en silencio, hubo novedades de relevancia. A pesar de la oposición de LAPA (y la velada crítica de la fiscalía) el juez Claudio Bonadío -que reemplazó a Gustavo Literas- aceptó como querellante a Nora Nouche, mujer del copiloto del Boeing 737 accidentado, Luis Etcheverry, y admitió que el aviador fue una víctima más y no uno de los responsables de la tragedia.
Quedó refirmado así el que quizá sea el único punto en el que todos los protagonistas de la causa -funcionarios judiciales, peritos y expertos aeronáuticos, defensores de los actuales acusados y querellantes- están de acuerdo: la certeza de que el comandante de la nave LV-WRZ, Gustavo Weigel, causó la muerte de 66 personas y la propia al desatender la alarma que le indicaba que el avión no podía despegar por una falla en la configuración de las alas, algo que tardó sólo 46 segundos en quedar dramáticamente demostrado.
Pero extinguida la acción penal contra el piloto -por su muerte- la investigación judicial se orientó desde un principio a probar la eventual responsabilidad del sistema de aeronavegación: es decir, de aquellos que, de una u otra forma, permitieron con sus decisiones que la aeronave quedase al mando de una persona que omitió abortar el despegue ante la señal de alarma, algo que es el ABC de la teoría y la práctica del vuelo de aviones.
En diciembre último fueron procesados los ex directivos de LAPA Gustavo Andrés Deutsch y Ronaldo Boyd; Fabián Chionetti y Nora Arzeno (gerentes de Operaciones y de Recursos Humanos de la firma, respectivamente), y los miembros de la Fuerza Aérea (FA) con responsabilidad en el control de la aeronavegación en Aeroparque Enrique Dutra, Diego Lentino y Damián Petersen.
La instrucción los acusó por estrago culposo seguido de muerte, con penas de uno a cuatro años de prisión. La Sala II de la Cámara Federal podría resolver a fines de septiembre próximo si confirma los procesamientos, con lo que abriría la instancia del juicio oral, o si los revoca y deja el caso sin potenciales culpables.
Sospechas de dolo
Hasta ahora, los fiscales Carlos Rívolo y Claudio Navas Rial y el juez Bonadío coincidieron en la calificación, en oposición a Roberto Durrieu y Guillermo Arias, defensores de los acusados de LAPA, que sostienen que el accidente se debió exclusivamente a un error humano -el de Weigel- imposible de atribuirsele al personal jerárquico de la empresa.
Pero, de la mano de los abogados Guillermo Liuzzi y Miguel Angel Arce Aggeo, representantes de Nouche y de la familia de Verónica Salvadores -una de las tres víctimas que no llegó a un acuerdo extrajudicial con LAPA-, aparece ahora en el expediente una tercera posición.
Quieren que Deutsch y el resto sean acusados por estrago con dolo eventual y que queden presos, al ser éste un delito no excarcelable, con un máximo de diez años de cárcel.
Afirman haber encontrado presuntas irregularidades que demostrarían una eventual manipulación o desaparición de pruebas clave por parte de LAPA y de la FA, entre otros.
Hoy presentarán un escrito en el que sostienen que los datos contenidos en las dos cajas negras del avión habrían sido alterados para eliminar elementos presuntamente cargosos en contra de los actuales acusados. Al respecto, refieren un corte en la cinta que grabó las conversaciones de la cabina del Boeing 737-200.
LAPA rechazó tal teoría. El juez y los fiscales también: dicen que las cajas negras no presentan signos de adulteración y coincidieron en asegurar que el avión se hallaba en perfectas condiciones para despegar.
Pero mientras la Justicia cree que los acusados pudieron y debieron evitar que Weigel volara el Boeing por repetidas faltas que denotaban incapacidad para pilotar, LAPA dice que el comandante estaba habilitado y que lo que hizo -o lo que no hizo- fue algo totalmente imprevisible para sus jefes.