Conocé los tres libros que elegimos para la segunda edición del club LiBooks
Conocé los títulos de la entrega de septiembre y leé las reseñas que armamos para envalentonarte aún más
- 5 minutos de lectura'
¡Y llegó la segunda! Septiembre arranca con una nueva caja del club LiBooks. Ya llegó a tus manos el título de la selección a la que te suscribiste: Ficción contemporánea, No ficción o Bienestar y desarrollo personal. Y no solo eso, la caja viene acompañada por un anotador hermoso, un señalador coleccionable y una playlist con música para acompañar la lectura.
Durante este tiempo en que nos dedicamos a buscar la mejor elección para vos no te adelantamos nada. Lo decimos cada vez, nuestra idea es sorprendente edición tras edición y también recibir tus reacciones para ir creciendo en esta comunidad que comenzó hace dos años con el lanzamiento de nuestra librería y que ahora crece con este club, el club de libros del diario LA NACION (si todavía no te anotaste, podés hacer clic acá).
Ahora que los títulos ya fueron seleccionados y que solo resta que vos los leas, te contamos por qué los elegimos.
Por qué elegimos Un malestar indefinido
Porque es demoledor. El relato de una desesperación. La británica Samantha Harvey mete el dedo en la herida y hurga y se lastima y escribe este texto que es el de una cabeza que no puede parar, que no puede parar. Contado en su mayoría en primera persona, pero también en otras porque en la mente de la narradora hay más, Un malestar indefinido (Anagrama) es la historia de una mujer que no puede dormir. Una mujer que se mete en la cama y no consigue hacerlo. Una mujer sin un lugar, sin un momento. Una mujer que pasa la noche con los ojos abiertos, la medianoche, la madrugada, las primeras horas de la mañana. Harvey hace uso de varios registros a la vez (recuerdos, pequeñas ficciones, charlas, visitas médicas, tips, aclaraciones) también para hacer una crítica actual, política, social.
El libro es lo que pasa en el presente (tiene destellos con datos de otros tiempos, de algunos gustos) y está escrito de la misma forma: el malestar afecta al lenguaje y la obra es toda una especie de bruma, clima al que el lector entra ya en las primeras líneas en que quien narra no puede dejar de decir: “No estoy segura”. De nuevo. “No estoy segura”. Es un estado de confusión. El sueño no llega pero hay algo que sí lo hace, en las primeras líneas, cuando avanzan las páginas. Una y otra vez, lejana, inventada, de cerca, siempre ahí, la muerte. ¿Quién puede dormir así?
Por qué elegimos Me llamo Lucy Barton
Porque narra una soledad abrasiva, tan real. ¿Quién no se siente solo de vez en vez? ¿Quién no sabe en el fondo que siempre estamos solos? Esa es la verdad con la que choca la narradora de esta novela, una verdad que sabe desde hace tiempo pero que se le hace inevitable por una enfermedad que la deja por nueve semanas en la cama del hospital y que se torna en la evidencia total. Tiene dos hermanos pero está sola, tiene padre pero está sola, tiene marido pero está sola, tiene dos hijas pero está sola, tiene a su madre, que luego de años de ausencia la va a cuidar durante cinco días enteros y sin embargo, lo sabe, sigue sola.
Lucy Barton, la protagonista del libro publicado por Duomo ediciones de la estadounidense y ganadora de un Pulitzer Elizabeth Strout, vive en una Nueva York repleta de gente desde hace años, dejó atrás la casa familiar en la que poco tenían y a pesar de ello, de su pareja y las posibilidades que le dio, de su carrera como escritora, del amor de sus niñas, es una mujer adulta que no encaja, que sigue encerrada en la camioneta en que la encerraba su padre cuando se enojaba con ella. En esa soledad vive Lucy. Aunque bella, aunque repleta de emociones.
El libro es también un relato del pasado, de todos los pasados que forman ese pasado y que en el presente son ausencias con las que se tiene que enfrentar la narradora. Con una prosa simple y despojada de pretensiones, así como la vida de la narradora, Strout escribe en primera persona, singular, también plural, lanza guiños al lector para remarcar con un “hola, sé que estás ahí, yo estoy escribiendo” y en ese movimiento también lo incluye. Esta experiencia es la mía, es tuya. La historia de una vida cualquiera, en soledad, como la de todos.
Por qué elegimos El optimista que hay en ti
Porque es una manera de ver el mundo. La autora de este libro, Jessica J. Lockhart, parte de la premisa de que el optimismo existe, está en cada una de las personas que habitan este planeta y a partir de ella tira de un hilo para explicar que no es rasgo de personalidad sino algo común: el trabajo no es solo cambiar la mirada sino encontrarlo, cultivarlo. La estadounidense, impulsada por una experiencia personal, salió en busca de algo que precisaba, lo encontró y decidió compartirlo.
El optimista qué hay en ti (Koan) no es un tratado simplista sobre la buena energía sino que es un método, un test, son ejercicios y también herramientas para mejorar el estado de ánimo. Este libro es también una herramienta para que quienes lean puedan pensarse, identificarse, descubrir qué quieren, qué buscan cuando hablan de felicidad, qué meta quieren alcanzar y ya con esa información alcanzar los objetivos
Motivación, beneficios, felicidad, potenciadores, inspiración, actitud, ilusión, luz. Estas palabras son el universo con el que trabaja la autora y con el que pretende dejar algo en claro: las cosas que se persiguen hay que buscarlas, salir a buscarlas, moverse para alcanzarlas.
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